Imagina que alguien quiere matarte (sin que lo sepas, claro). ¿Cuántos intentos de asesinato podrías sobrevivir? Dependerá de tu fortaleza, tu suerte o de lo chapuceros que sean los asesinos. Os traemos a Michael 'Iron Mike' Malloy: el hombre que no podía morir #wh_historia
Nueva York. Estamos en el frío enero de 1933. Es una época de hombres desesperados, que arriman la botella a la boca para olvidar por un instante que no tienen nada que llevarse a la boca o que llevar a la boca de sus familias... y la era de los buscavidas. Y los buscamuertes.
En la ciudad que nunca duerme, entre 1927 y 1932, alrededor de 780 personas al año han muerto por intoxicación etílica. Y 5 hombres (Tony Marino, el barman Joseph 'Red' Murphy, el enterrador Francis Pasqua, el taxista Hershey Green y el frutero Daniel Kriesberg) tienen una idea
Si conocieran a alguien que estuviera a punto de morir, podrían cobrar un seguro de vida a su nombre. Y conocen al hombre idóneo: Michael Malloy, un irlandés borracho y enfermo que cada día se pasa por el bar clandestino de Marino. Dinero fácil, sin duda ...
Así que se reúnen en el bar de Marino, juntan monedas y billetes y un agente de seguros corrupto les extiende 3 pólizas con Murphy como beneficiario y 'hermano' de Malloy. Ahora sólo hay que abrir el grifo y esperar a que Malloy, vagabundo y sin familia, se reuniera con la parca
Los 5 conspiradores casi acarician el dinero. La suma a cobrar serían unos 30 000€ de hoy en día: una pasta. Así que Marino (en la foto) decide abrirle una cuenta ilimitada a Malloy en su antro y el irlandés, obediente, se deja llevar por su pasión por la botella
Cada noche abandona el bar borracho como una cuba y siempre aparece al día siguiente dispuesto a beber más. Marino decide que sería buena idea dejar una almohada a la entrada del antro, esperando que la noche se lleve su vida. Pero dormir a la intemperie no surte efecto
Los hombres se impacientan. Quieren su pasta y ese asqueroso irlandés no se va a interponer entre ellos. Así que Marino ordena que le mezclen anticongelante en la bebida. Pero, sea como fuere, Malloy acude a su cita al día siguiente como si nada hubiese pasado.
Pasan varios días y es momento para aumentar la apuesta. Marino se impacienta. Se desespera. Ordena que le olviden el anticongelante y le sirvan trementina al principio y linimento de caballo. Pero Malloy, como un fantasma, entra de nuevo en el antro de Marino a por sus tragos
Veneno para las ratas. Eso es. Eso le matará. Y así lo hacen pero Malloy no cae. Tiene hasta buen color, coinciden los cinco. Bueno, se dicen, si no lo mata la bebida lo hará la comida. Y empiezan fuerte: Murphy encuentra una lata de sardinas en la trastienda y huele que apesta
... así que le preparan un sándwich y añaden cristales rotos y tachuelas de alfombra. Incluso reducen la propia lata a trocitos pequeños que diseminan en el bocadillo mortal. Los cinco se acercan, se lo ofrecen al hombre que casi se cae de la barra y sonríen mientras lo devora
Cuando lo termina, eructa sonoramente y pide otro. Marino se frota las manos, nervioso. ¿Qué hay que hacer para matar a este hombre? Y Pasqua, el enterrador, cree tener la solución definitiva: ostras con alcohol
Así que no se conforman con preparar tan jugoso plato: encuentran unas ostras en mal estado y las mezclan con metanol. Malloy se pone las botas y les dice a los chicos que feliciten al chef. Marino ya no puede más ... así que deciden pasar a la acción
Decíamos que era el frío enero de 1933. Así que una noche lo emborrachan hasta casi el coma y lo pasean hasta el parque Crotona, cerca del Zoo del Bronx. La temperatura es de -24ºC. Le arrancan la ropa, mojan su pecho y se van. y sin embargo ...
... la única consecuencia nefasta de esa noche sería el constipado que agarra Pasqua. Porque al día siguiente Malloy se presenta en el antro de Marino, con ropa nueva tras haber pasado la noche en un albergue. Ese hombre estaba hecho de otra pasta, sin duda.
El taxista Green se ofrece a atropellarlo con su taxi. Y así lo hace, en la esquina de Baychester con Gunhill. Buscan en los periódicos pero ninguno hace referencia a su muerte. Una semana mas tarde, Malloy se presenta sonriente en el bar con un hombro roto y varias contusiones
Así, el 22 de febrero de 1933, Murphy y Kreisberg alquilan una habitación en Fulton Avenue. Emborrachan a Malloy y lo llevan allí. Lo tumban, enchufan una manguera de la cocina a su boca y lo llenan de gas. En 20 minutos, Malloy está muerto. Se acabó su suerte irlandesa...
Sobornan a un médico que indica neumonía como causa de la muerte y corren a cobrar el primero de los seguros. Malloy les ha provocado muchos gastos, así que el momento de contar el dinero es menos dulce. Pero ahora es cuando empiezan sus problemas ...
El 18 de marzo un gangster local, Tony Bastone, es abatido a tiros en el antro de Marino. Detienen a todo kiski y, entre ellos, al barman Murphy. Mientras tanto, los agentes los otros 2 seguros buscan al beneficiario. Todo indica que es el detenido Murphy. Así que hacen preguntas
El Bronx es un mar de rumores. 'Iron Mike' o 'Durable Mike' era el más común. Cuentan que comió ésto y aquello, que no se congeló en aquel parque, que incluso un taxi le atropelló y salió vivo. Y empiezan a atar cabos y todo llega a oído del fiscal del distrito, Samuel Foley ...
Se exhuma el cadáver de Malloy. Pasqua, por abaratar y por terminar rápidamente con aquel borrachín irlandés, no había tocado el cadaver. Lo había lanzado dentro de una caja de 10 dólares y enterrado con prisa. Si lo hubiera embalsamado no habrían encontrado rastros del gas
Detenido, Pasqua canta como un mirlo. Debajo tienen la cara del nota. Los 5 hombres fueron juzgados y posteriormente condenados. Green fue a prisión, mientras que los otros cuatro miembros fueron sentenciados a muerte y ejecutados en la silla eléctrica de Sing Sing
De Malloy sólo se conoce la fotografía de su autopsia, que por respeto a su surte irlandesa no pondremos aquí. Víctima de la codicia humana de unos tiempos turbulentos, al menos no murió sin pelear. Aunque no lo supiera.
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