Soy una viajera solitaria que está recorriendo la Ruta de la Seda. China, Kazajistán, Kirguistán... y lo que traiga el camino. Iré contando todo en este hilo.
Vivo en Xian y desde aquí parte mi viaje. La ciudad es famosa por los guerreros de terracota, pero lo que yo más amo es la parte chinomusulmana de la ciudad. La etnia hui vive aquí.
Tengo un par de meses y quiero volver a casa a España por tierra (tren, autostop, bus), aunque por limitación de tiempo (¡quiero pasar algunos días con mi familia!) tal vez tome un vuelo final desde Armenia... Lo iré contando.
Voy con tienda de campaña y el menos equipaje posible
El primer tren nocturno desde Xian me llevó al corredor de Gansu, entre las montañas de Tibet al sur y el desierto al norte. Una zona que recorrían las caravanas y que hoy es de las más pobres y bellas de China.
Desde los valles de Gansu otro tren me ha llevado hasta la región musulmana de Xinjiang, una de las provincias más remotas y diferentes de China (tren de alta velocidad, pero aun así ¡doce horas! Ojo al gigantesco tamaño de China)
Xinjiang es una parte que amo de la Ruta de la Seda. La visité hace años para recorrer la cordillera del Pamir, en la frontera con Kirguistán y Afganistán (y pelearme con fieros enemigos caprinos). Entonces los controles en carretera eran constantes, hoy en día aún hay muchos más
Ahora mismo moverse por Xinjiang es casi más difícil que por Tibet y es que las zonas más remotas están viviendo un control permanente
nytimes.com/interactive/20…
Entre China, Kazajistán, Kirguistán... Xinjiang es la única zona donde mis aires occidentales pasan por locales. Y es que hoy China comprende un territorio ultradiverso, con gente de ojos azules, verdes, pecas...
Es posible que ahora mismo viajar por ciertas partes de Xinjiang sea más complicado que viajar por Tibet. Incluso salir del país por esa zona es complicado, así que no digamos ya entrar. (Y eso siendo extranjero, que gozas de infinita más libertad que los locales).
Hace un mes, una amiga francesa salió de China por un puerto de montaña a Kirguistán; en el camino 5 controles de pasaporte, equipaje, cámara y móvil. Sus compas indonesios aún fueron retenidos 24h más en la frontera.
Yo elegí ir en tren, por una ruta concurrida, a Kazajistán.
De Urumuqi, China, a Almaty, Kazajistán, he ido en un comodo tren... cuyo billete fue un dolor conseguir (incluso viviendo en China y hablando chino). Los billetes internacionales solo se compran en la ciudad de la que partes o mediante un agente (yo usé chinahighlights.com)
Por petición popular, un poco más sobre cultura Uigur de Xinjiang. Antes debo recomendar a Alat Asem o a expertos como Tashi Rabgey, pero lo que yo he visto es que su forma de vida, aspecto y lengua son respetados si acaso como forma de fomentar el turismo supchina.com/2019/02/14/sin…
Pasé un fin de Ramadán en ciudades como Kashgar y no vi sin embargo ninguna celebración pública, aunque sí muchos controles para entrar en todo edificio o cruzar carreteras. Al mismo tiempo, la zona es un foco de turismo porque está en pleno camino de la nueva Ruta de la Seda
Como viajera me sentí segura, acogida y más que bien alimentada. Los uigures son étnicamente turcos, así que los más mayores no hablan mandarín, usan su propios horarios distintos al resto del país y su cultura no cabe para explicar ni en mil tuits.
Mejor leer y si se puede, ir.
Qué bucólico es recorrer la estepa en un tren viendo las montañas al fondo...
Aunque 42 horas en tren implican también no ducharse, pasar 6 horas extra tirada en un paso fronterizo y comer noodles instantáneos.
¡Viajar NO es glamuroso!
Que no nos engañemos ni nos engañen
Viernes noche tren, sábado entero tren, domingo entero tren... Lunes, ¡hola Almaty! Casi se me había olvidado andar, pero hoy he podido recorrer esta belleza de ciudad.
Almaty es todo árboles y edificios bajos. No sabéis la impresión que me causa una ciudad así ahora que estoy acostumbrada a vivir en China, todo polución, luces y megaconstrucciones. ¡Esta ciudad tiene pocos más habitantes que mi barrio en Xian!
Estos días tengo muy poca conexión porque estoy acampando aquí: el Cañón Charyon, tal vez la atracción más accesible y famosa de Kazajistán.
Uno va a Kazajistán por los desiertos, los cañones, las montañas... En verano el calor es tremendo, pero las vistas y los caminos son infinitos.
Por Kazajistán me estoy moviendo en una combinación de taxis compartidos, buses y autostop. El autostop es muy popular aunque algunos conductores esperan algo de dinero. (Anécdota: en mi primer autostop, el conductor me recibió ofreciéndome una cerveza para brindar juntos ☹️)
Muchos alquilan un coche para recorrer Kazajistán y creo que es buena idea. Aunque según el par de belgas que me ha recogido hoy dice: en 4 días conduciendo, han tenido 2 encuentros con policías que les ponían pegas y pedían un 'pago' extra (... ellos se negaron y les dejaron ir)
Mi lista de liarla en viajes:
✅Túnez 2005, rompo mis gafas
✅Alemania 2012, rompo mis gafas
✅Irán 2018, rompo mis gafas
✅Kazajistán 2019, mi móvil se cae por un precipicio. Lo recupero intacto pero en el proceso destruyo mi libro electrónico 😩
Viajar solo no es solitario porque, en la era del turismo, incluso las rutas que parecen lejanas están transitadas por viajeros que te vas reencontrando en el camino. Hoy he acampado con un polaco viajero en los lagos Kolsay.
Mucha gente va a los lagos Kolsai de Kazajistán, echa un vistazo y se va. ¡Pero el sendero que lleva de un lago a otro y el camping allí ha sido increíble! Puro verde en un rincón del país de las estepas
Campistas del mundo, la mierda con que vais a un sitio se vuelve con vosotros, gracias.
😤
Viajando por Kazajistán no es necesario en general reservar hospedaje. En los pueblos muchísimas familias tienen espacios extra en sus casas y ofrecen cena, cama y desayuno a turistas locales y extranjeros (todo depende del sitio, pero unos 8.000 tengue en 2019)
El autostop en Kazajistán funciona y he podido volver a Almaty tras 5 horas de viaje, con parada para recoger viajera con bebé, desvío para recados del conductor, pinchazo de rueda y pausa para fideos con té en bar de carretera. Recordatorio: ¡es normal pagar algo al conductor!
Como primero me abalanzo sobre la comida y luego pienso en hacer fotos cuquis, no soy buena en eso de lo instagrameable. Pero vamos con algunas palabras sobre comida kazaja.
Primera palabra: carnaza.
Segunda palabra: lácteos.
La cantidad de quesos, yougures y cremas disponibles en las tiendas kazajas es apabullante. Por un lado smetana (crema agria más o menos grasa), por otro kéfir cremoso, también yogures y quesos frescos recién hechos que las abuelas te venden en botellas reusadas por las esquinas.
Yogur aguado con sal, ácido e incluso carbonatado como una gaseosa... ¿Qué puede fallar?
El tan (versión extrema del ayran de tantos países) fue lo primero que me bebí en Kazajistán nada más bajar del tren y casi me explotan las papilas gustativas. 🤯👅
En Almaty me ha acogido una madre y su hija en Couchsurfing, la red de hospitalidad. Su hija irá a al cole en ruso pero tendrá cinco horas de lengua kazaja (todos los locales son bilingües, aunque cuanto más al sur y rural, más kazajo se habla y viceversa)
Sin más, fui a la estación de Almaty, me subí en el primer bus que salía y en cinco horas estaba cruzando la frontera con Kirguistán (billete 1300 tengues). Bishkek es una capital modesta, pero de aires más soviéticos que la madre Rusia. 🇰🇬
Pero Kirguistán no es país de ciudades, sino de paisajes y senderismo. El transporte público es difícil, el autostop se paga, las montañas son remotas... pero la recompensa es indescriptible.
(Foto del lago Song Kol)
El lago Song Kol de Kirguistán es famoso porque muchos locales montan allí yurtas en verano, para que pasten sus animales, y de paso sacan un dinero extra alojando turistas o guiándolos en rutas a caballo.
Me gustaría hacer un homenaje a la yurta, esa obra de arte de la acampada
En Song Kol lo normal es que las yurtas de cada familia se monten más o menos cerca de otras, en valles, y que cada familia tenga varias tiendas (una puede ser la cocina, otra la habitación, otra la de reunirse y comer...)
Las yurtas deben de ser el hogar móvil más acogedor, cálido y colorido que existe. Se duerme en unos estrechos y largos colchones que forman parte de la dote de la mujer de la familia.
Las condiciones de vida son duras, las placas solares imprescindibles y los baños una fosa séptica a una distancia prudencial. Ahora, muchos locales empiezan a ver más rentable alojar extranjeros que criar caballos, el ciclo inevitable de lo benigno/maligno que trae el turismo
Todas y cada una de las personas que me he encontrado en este viaje: "Pero ¿estás viajando sola?".
Mi boca: "Pues sí".
Mi mente: "Esta pregunta ni se te pasaba por la cabeza hacérmela si yo fuera un hombre".
Ni una comida en Kirguistán sin copas de mermelada, miel, azúcar y dulces variados sobre la mesa. Comida+desayuno todo en uno.
Un clásico kirgistaní: la sopa de empanadillas (típica china) con un giro ruso (puedes añadir una buena cucharada de smetana, un yogur cremoso). Ñam.
5.30 am. Me caigo de la cama en un pueblo del este de Kirguistán dispuesta a una jornada de autostop.
6.30. Un par de ancianos en un cochecito viejuno alucinan al ver a una extranjera sola; me recogen, me llevan desde Aral hasta Suusamyr por un paso de montaña idílico, hablamos por señas, van parando para enseñarme las vistas, nos hacemos selfies, al final intercambiamos WhatsApp
8.30. Tras dos minutos levantando el dedo en la autopista, tres jóvenes ingenieros en viaje de trabajo alucinan al ver a una extranjera sola; me recogen, no hablan inglés y están cortados, pero paramos por café, paramos a comer, hasta el bar de carteras está en un paraje idílico
14.00. En la entrada a la ciudad de Tashkomur no llego ni a levantar el dedo cuando una familia local para y, alucinada por ver a una turista sola, se ofrece a llevarme al ultrarremoto e idílico lago al que me dirijo; resulta que ellos también van a acampar allí.
16.00. A la entrada de la reseva mis conductores discuten un rato con los guardias. Entramos y me cuentan con normalidad que llegamos tras la hora oficial de acceso, y que nos pedían un soborno. Recuerdo lo que he oído sobre la corrupción cotidiana en el país y ahora comprendo.
En Kirguistán abundan las casas de huéspedes familiares llevadas por las mujeres de la casa, a veces con sus suegras o hermanas, y que mantienen mientras cuidan de sus hijos. Esto hace que al final sean ellas las que aprendan inglés y se relacionen con los extranjeros.
Mención especial para la abuela Samira, que me dejó patidifusa con su inglés británico: fue profesora y ahora tiene una casa de huéspedes en el lago de Sary Cheleck que lleva con su hija y nietos. Creo que si puede haber un turismo mediosostenible es el que deciden los locales.
¿Blanco y en botella? Es kumis, una bebida de leche de yegua fermentada que en Kirguistán es más común que el agua. Tiene incluso un ligero contenido alcohólico.
Yo la iba bebiendo tan feliz hasta que leí que en exceso te da diarrea... y lo entendí todo 💩
Arslanbob es un trozo de Suiza trasladado al sur de Kirguistán y habitado por comunidades de uzbekos. Aquí los pastos y el laicismo soviético ya van dejando paso al ambiente de la ruta de la seda y una sociedad mucho más tradicional.
Y hospitalaria hasta límites ridículos.
Haciendo senderismo me topé con esta familia: me llamaron, me invitaron a té y pan, nos explicamos por gestos, a la hora abandoné toda idea de partir, a las dos horas me estaban invitando a pilaf (la paella asiática), a las tres horas nos volvíamos apretujados y felices en jeep
La experiencia de ser aleatoriamente acogida fue genial pero me dejó pensando ¿cuántas veces he invitado yo a un extraño al azar a la que estaba de domingueo con la familia?
Nunca.
Y aquí dejo el pensamiento sobre la hospitalidad para que cada uno lo lleve donde quiera.
Comida rápida en Kirguistán: samsa. Panecillo relleno de carne con patata y cebolla, hecho al horno. Mi estómago siempre tiene espacio para uno más 🤗
Kirguistán es tal vez la nación más democrática de las exrepúblicas soviéticas, aunque también de las más pobres. Sobre todo en el sur, remoto, religioso y donde los mayores y las mujeres hablan poco ruso, abundan las casas y barrios hechos con contenedores de carga.
En el 2004 viajé a Rusia sola. En el avión, diccionario en mano, aprendí el alfabeto cirílico para leer carteles y señales. Hoy, en Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, lamento no hablar ruso para comunicarme mejor, ¡pero saber el alfabeto cirílico es utilísimo para orientarse!
A una hora de la ciudad de Osh, la frontera con Uzbekistán se cruza en un suspiro y sin complicaciones burocráticas. El país se ha abierto en los últimos tres años y desde hace unos meses los europeos no necesitamos visado. Saludos desde Andijan.
Por favor, ¿este tipo de abanico es solo propio de Uzbekistán o lo habéis visto es otros países?
🇺🇿🌡️
Esto es parte del ajuar de boda de una novia uzbeka.
Según la tradición, las chicas se van a vivir a casa del novio y sus padres le compran desde las cortinas a la aspiradora. Ellas se dedicarán a cuidar de los hijos así como de los padres y abuelos del novio en la casa familiar
En las casas tradicionales se respeta tremendamente a los ancianos, así que se les les sirve primero té, se les aparta las mejores raciones de comida (especialmente con la carne) y todo el mundo les trata con cariño.
Esta es la matriarca de la familia uzbeca que me ha acogido un par de días. Le enseñé una foto de mi abuela María a los 101 años y todo fue cariño al instante 😍
En Uzbekistán el pan es vida: los hay de mil formas, se come hasta con el té, se ofrece a los invitados y a los mayores como señal de respeto, es importante partirlo siempre con la mano y nunca dejarlo boca abajo sobre la mesa.
Me estoy moviendo en tren por Uzbekistán. Hace muuuuuuucho calor dentro, pero es barato, se puede comprar el billete online y cruzar el país durmiendo en el tren cama.
El viaje por la ruta de la seda llega a su cénit en Samarcanda, donde las tres madrasas del Registan contemplan los siglos pasar.
En la madrasa Sher-Dor de Samarcanda, dos leones atigrados cazan un ciervo con dos soles zoroástricos a sus espaldas.
El símbolo se recoge en los billetes de Uzbekistán y viola la prohibición de representar seres vivos (¡imposible no acordarme de la Alhambra!).
Top 3 de preguntas que me hacen lo locales en la ruta de la seda:
1. ¿De qué país eres?
2. ¿Dónde está tu marido?
3. (Ver foto...)
😀
Respecto a seguridad, lo más más peligroso que he vivido en Uzbekistán como viajera por ahora son: las temperaturas de casi 50 grados que estamos viviendo 🔥
Para luchar contra el calorazo del verano uzbeco ayer me llevaron a... ¡una piscina pública!
Compartida para hombres y mujeres (eso no lo esperaba) aunque al final la única mujer chapoteando en el agua era yo (eso tampoco lo esperaba)
Lo que me ha sorprendido de Samarcanda: en absoluto es la ciudad laberinto de callejuelas que esperaba; sino una ciudad museo pasada por el filtro soviético: grandes avenidas, espacios abiertos entre monumento A y monumento B. Muy pocos barrios viejos sobreviven.
Creo que la Ruta de la Seda, el corazón mítico de Uzbekistán, tal vez se conserva en la pequeña Bukhara, una ciudad atestada de madrasas, sinagogas y mezquitas
(... aunque en proceso de disneyficación, ojalá la ola turística beneficie a los locales sin echarlos del centro)
Acabo de terminar la novela que me ha venido acompañando en la ruta de la seda: vida en la estepa, represión soviética, mucho folclore, algo de ciencia ficción y relaciones complejas con la naturaleza y los animales.
⭐⭐⭐⭐⭐ goodreads.com/book/show/6042…
Este tipo de queso ahumado que se vende en tiras, o trenzado, es un clásico desde Polonia hasta Kazajistán. ¡Y es un favorito para acompañar una cerveza! Se llama Chechil.
Uzbekistán es un estado aconfesional; la mayoría de población es musulmana pero las costumbres son diversas, abiertas. Por ejemplo, se producen montones de vinos dulces y coñacs en el país. De hecho, las catas son una actividad clásica para extranjeros.
Cuando viajas despacio pasan cosas. Como toparte con una competición de kárate infantil en Khiva, Uzbekistán, contemplada por colegiales fanáticos de Ronaldo y Messi.
🇺🇿🥋⚽😂
Repostando metano en el coche.
La gran mayoría de vehículos en Uzbekistán van a propano o metano, de la que llevan una bombona en el maletero. Los costes son inferiores y la contaminación menor que con la gasolina, aunque hay que repostar mucho más a menudo.
Él está viajando de Oeste a Este, yo de Este a Oeste: @periodistan_ y yo estábamos destinados a encontrarnos en la mitad de la Ruta de la Seda. ¡Que sigan los reportajes y ojalá nos veamos en China pronto!
Mi último día en Uzbekistán empieza a las 6 de la mañana en una casa familiar a las afueras de Nukus, la capital remota de una región desértica con su propio idioma. Hemos dormido en el patio, bajo mosquitera, para evitar el bochorno.
A las 9 de la mañana el típico autobús atestado parte para un viaje de tres horas y media al norte, a un pueblo aislado que está ya cerca de Kazajistán. ¿Objetivo? El mar de Aral.
Hoy había tormenta en el desierto que un día fue en Mar de Aral. El ruido de la lluvia y las nubes recordaba el sonido del mar, como si unas olas fantasmas golpearan los barcos varados.
Hoy cruzo la frontera oeste entre Uzbekistán y Kazajistán para acercarme al mar Caspio.
27 horas en tren de puro desierto, planicie y camellos en la llanura cerca de donde una vez se extendió el Aral.
27 horas de tren desde Uzbekistán hasta el mar Caspio, pero 10 horas parados en fronteras, apartaderos y vías muertas para ajustes de maquinaria. Viajar en tren es para tener tiempo (y un rollo de papel higiénico en el bolsillo).
Menos mal que en un viaje largo en tren uzbeco no faltan quienes te venden sopas de empanadillas caseras (manti), pan, té, bollos, agua congelada, tarjetas sim, cargadores de móvil, cambio de moneda... Mercadillo móvil.
Hace años vi el mar Caspio desde el norte de Irán, hoy el camino me trae de vuelta desde el oeste de Kazajistán. Con suerte, y tras un día entero de espera, ¡esta noche cruzaré en ferry hasta Azerbaiyán!
(Ferry Aktau-Baku, 33 horas en barco y quién sabe cuántas de espera)
Tras el desierto kazajo, toca cruzar el mar Caspio en ferry hacia Baku, la capital de Azerbaiyán. Doce horas esperando en puerto y un pasaje en un barco de carga que lleva camioneros iraníes y un puñado de mochileros tarumbas.
Antes de salir de Asia Central y continuar la Ruta de la Seda ¿me he sentido segura viajando sola, haciendo autostop y quedándome en casas familiares? Rotundo sí.
Aunque las costumbres sean tradicionales, son más abiertas que en otros países, y la influencia rusa evidente.
Muchas mujeres de Kazajistán, Kirguistán o Uzbekistán, sobre todo rurales, viven bajo el peso de las elecciones matrimoniales de sus padres y los 'secuestros' de novias se siguen dando, todo en un proceso de muy lenta democratización y apertura nacional al turismo.
Dos meses en la Ruta de la Seda planeados en una servilleta de papel que hoy reencuentro en un bolsillo.
Para mí un viaje largo se sueña, se garabatea, se medio organiza... y al final todo se improvisa.
¿El nuevo Dubái?
Se llama Baku y es la capital de Azerbaiyán.
Una vieja ciudad al pie del Mar Caspio transformada en solo diez años en delirio arquitectónico por obra y gracia del petrodinero.
En Baku las viejas mezquitas de piedra sobreviven entre nuevas torres multicolores, rascacielos y el restaurante mirador rotatorio del Hilton. En las afueras de la ciudad, infinitos campos de extracción de petróleo inyectan dinero en la metrópolis.
"Toda la belleza de este país viene del petróleo" dice con orgullo mi conductora azerí mientras cruzamos los infinitos campos petrolíferos al sur de Baku.... para un minuto después desaconsejarme con horror bañarme en las playas cercanas por culpa de la terrible polución.
Todo el norte de Azerbaiyán es un vergel fronterizo con Rusia. Estas damas que posan en fila con sus moras y frambuesas, formales como modelos en un proceso de selección, acuden todos los días al mercado de Shaki a vender su cosecha.
Todo el azúcar del mundo y una pizca más se emplea para fabricar halvasi, el postre tecnicolor del norte de Azerbaiyán. A su lado, posan unos churros glaseados por si alguien se queda con hambre.
La Ruta de la Seda resumida en sus caravansares: estos edificios antes acogían caravanas de mercaderes y mercancías, hoy todavía son albergues para viajeros y tiendas (Irán, Uzbekistán y Azerbaiyán).
En los países musulmanes las fuentes públicas son omnipresentes, y muchas las construyen las familias de fallecidos, para que al beber los recuerdes y desees por su buen descanso.
(Esta la encontré en Sheki, Azerbaiyán).
Esta carretera parece poca cosa, pero es la tierra de nadie entre Azerbaiyán y Georgia; el equivalente a la zona Duty Free de los aeropuertos. Un control de pasaporte de salida, doscientos metros de paseo en tierra internacional, y control de entrada.
El paso Azerbaiyán-Georgia ha sido velocísimo, lo contrario que las cuatro horas parados en una vía en Uzbekistán-Kazajistán, del que conservo esta foto: el revisor apila todos los pasaportes del tren para llevarlos a registrar uno a uno, mientras yo lucho contra el aburrimiento
El vino georgiano es el abuelo de todos los vinos. Nada de barricas de madera ni bodegas, las uvas medio espachurradas se meten con pieles en tinajas, se entierran durante semanas y al final se saca un vino sin filtrar, seco y potente.
El vino georgiano estuvo prohibido en la época soviética, pero hoy en día los georgianos del Este presumen de tener más de quinientas variedades de uva. La zona de Kaheti es un enorme viñedo.
¿Salchicha? ¿Vela? ¿Juguete sexual?
No, es churchkhela, un dulce georgiano de pasas con frutos secos ensartados en un hilo y bañados en una densa melaza de jugo de uva.
No sé si están buenos porque con tocarlos ya me empacho.
Buena parte de la Ruta de la Seda habla hoy ruso. En Georgia por el contrario hay resquemor y muchas protestas contra Rusia. Putin incluso ha cancelado todos los vuelos de Rusia a Georgia, aunque aún hay turistas rusos cruzando en coche la frontera (cerca de la cual os escribo)
Cuando pensaba haberlo visto todo en el loco mundo del lácteo, Georgia me descubre el queso bañado en vino.
Llevo cuatro días de senderismo por Svaneti, al norte de Georgia, todo glaciares, prados, meandros, caballos y una dosis sensata de turistas.
En Svaneti, Georgia, todas las casas de los siglos XI-XIII eran torres defensivas, por las invasiones y porque pelear con el vecino era un gran pasatiempo. Hoy en día cada vecino aún tiene asignada una torre según su apellido.
No estoy hablando lo suficiente de este perro senderista cargado con su propia mochila que me crucé en Svaneti, Georgia.
Me permito introducir un nuevo recordatorio de que viajar mochila en mano es muchas cosas pero no glamuroso, hoy con foto de refugio montañés y habitación compartida de diez camas.
Entre las fotos de montañas ideales, también otras de los destrozos que traemos los turistas cuando de golpe duplicamos la población de un pueblo y sobrecargamos su infraestructura, sobre todo el de basura.
¿Es posible hacer la Ruta de la Seda en bici? Yeah. Bárbara y Baltar, suizos, llevan 7 meses pedaleando por Asia. Nos conocimos en Uzbekistán, cruzamos el Caspio en ferry y nos hemos reencontrado en Georgia. Hacen 60-100km al día, mucha gente local les ofrece comida o alojamiento
No esperaba que lo primero que fuera a hacer nada más llegar a Tblisi, Georgia, fuera asistir a un concierto de la Tuna.
Tblisi, la capital de Georgia, tiene un centro como de cuento de hadas, con sus montañas, iglesias diminutas, edificios modernísimos que encajan sorprendentemente bien...
Y obras, obras, obras. La ciudad se está lavando la cara para atraer aún más turistas.
Y un paso detrás de la apariencia turística de Tbilisi... Barrios con viejas casas de madera sin mantener que deben de estar en el punto de mira de los inversores. Siempre me inquieta que una ciudad genial pueda acabar por desarrollarse para el turismo y no para los vecinos.
En la Ruta de la Seda me he pasado media vida rodando en mashrutka: minibuses que solo salen cuando se llenan. Vas apretado y los conductores suelen ir a lo loco, pero en Georgia los hay que llevan WiFi portátil para usuarios👌
David Gareja es un antiquísimo conjunto de monasterios, iglesias y criptas excavadas en la roca. En pleno desierto al sur de Georgia, en mitad de una bella nada, hoy aún viven allí una decena de monjes ortodoxos.
Pero David Gareja tiene un pie en Georgia, otro en Azerbaiyán: desde el mes pasado militares azeríes cortan la visita a los turistas. Con buen humor pero firmes, "órdenes del gobierno".
Si se suma que Putin ha cancelado los vuelos desde Rusia, Georgia está a malas con los vecinos
En Tblisi, la capital de Georgia, me he podido quedar en una casa antigua, todo en madera muy vieja alrededor de un patio comunal donde viven familias de gatos y los vecinos instalan sus piscinas hinchables. Cero de intimidad, cien de vida social 👌
Tres semanas de autostop rural en el Cáucaso, tres coches que hacen parada para que visite la fuente de su pueblo porque el agua es fantástica para la salud 😍
Un nuevo día, un nuevo cruce de fronteras. Y realmente es difícil llegar por tierra a Armenia. Su frontera con Turquía está cerrada, con Azerbaiyán también. Solo se puede entrar desde Georgia o Irán.
El primer dato que me urge mencionar sobre Armenia es que está en fiera competición con Georgia por el alfabeto más bello.
El armenio lo desarrolló un lingüista en el 405 AD, Mesrop Mashtots.
Rustav, no solo me has recogido cuando hacía autostop en un solitario paso de montaña armenio, sino que además me has regalado uno de los pescados ahumados que llevabas para el reparto. El mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo. Gracias.
Porque los más generosos con los autoestopistas, con los viajeros, con los guiris, son los curritos y los repartidores, que paran y te llevan sin problema a acompañarlos en su ruta mientras que los cochazos aceleran en cuanto te atisban en el arcen. Gracias de nuevo.
El jachkar es un arte armenio, una cruz de piedra que se viene tallando desde la antigüedad hasta hoy.
(La foto es del cementerio de Noratus, que tiene muchos del siglo XIII)
Aseguro que no hay una casa de pueblo en Armenia que no tenga sus propias colmenas, su propia miel y hasta su propio queso.
Jauja es aquí.
Estoy en el norte de Armenia, a unos pasos de Turquía, pero si quisiera cruzar, tendría que irme a un tercer país.
Turquía lleva un siglo negando el genocidio armenio, así que la frontera entre los dos está cerrada. Como Armenia es pequeño, confía a Rusia parte de su protección.
No hay gasolinera en Armenia que no venda media docena de cervezas y, para acompañar, estos garbanzos remojados en... cerveza.
Cuando el snack garbancero para acompañar cervezas en Armenia parecía no poder ser mejor, descubro la versión picante.
Hoy un montón de gente maravillosa me ha ayudado a llegar a Garni, el único templo romano de Armenia, un pequeño edificio dedicado a Mithra destruido reconstruido destruido reconstruido a lo largo de los siglos.
Pero lo mejor de Garni es el valle de columnas de basalto que se esconde debajo. Y mejor todavía, los nidos de golondrina que uno puede descubrir en lo alto.
El monasterio de Geghard, en Armenia, ha sobrevivido a terremotos, ataques turcos, árabes y mongoles desde el siglo IV. Hoy en día, incluso las ordas de turistas no terminan de robarle su empaque.
¿Caravanas de coches pitando mientras escoltan por la carretera a una limusina?
=
Boda armenia
Póngame una sábana de pan, póngame lavash.
La Cascada es una escalinata gigante de piedra calcárea, con galerías, cafés y un centro de arte que se lleva construyendo en Yerevan... ¡desde 1971!
Según una teoría, los vascos y los armenios podrían ser primos... lingüísticamente hablando.
Según el profesor Sarkisian, euskera y armenio tienen un origen común.
diariovasco.com/20071213/al-di…
Gracias a @Naribarton por la info.
¿Lo ves? En este remoto paso de montaña armenio hay un caravansar escondido. Un refugio para caravanas de la Ruta de la Seda, tan alejado que se ha conservado casi perfecto desde el siglo XIV.
El caravansar de la familia Orbelian, en Armenia, es otro nudo más en la Ruta que llevaba viajeros, seda, especias de China y la India al Mar Negro e Irán. Se conserva tan bien que hasta permanecen los asideros para atar los animales y las inscripciones en las paredes.
Mi Ruta de la Seda comenzó en Xian (China), llegó a su punto medio en Samarcanda (Uzbekistán) y culmina en el caravansar de la familia Orbelian (Armenia).
Dos meses de viaje sola.
Casi 6. 000 kms en autostop, bus, tren y ferry.
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