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LA TRÁGICA HISTORIA DE UN MÉDICO DETRÁS DE
¡LÁVENSE LAS MANOS!
#HoyLesVoyAcontar un hecho curioso en la historia de la medicina universal que tiene como referente el lavado de las manos.
Lavarse las manos es la principal medida de higiene personal en el mundo y nuestra primera línea de defensa ante la pandemia generada por el COVID-19. Sin embargo, este hábito hoy tan arraigado en nuestra cultura, no es tan viejo como se cree.
#HoyTeCuentoQue durante siglos, millones de humanos murieron por diversas enfermedades que muy probablemente llegaron al organismo por la insalubridad de las ciudades, malos hábitos de higiene y condiciones de los hospitales de la época.
Irónicamente, no fue hasta después que se diera la teoría microbiana (Louis Pasteur) que los médicos empezaron a lavarse las manos y desinfectar los instrumentos antes de examinar a sus pacientes o entrar al quirófano.
En aquella época, las condiciones miserables en los hospitales desempeñaron un papel en la propagación de infecciones y enfermedades. Estos centros proporcionaban las instalaciones más primitivas para los enfermos y moribundos,
muchos de los cuales estaban alojados en salas con poca ventilación o acceso a agua limpia.
En este período, era más seguro ser tratado en casa que en un hospital.
(Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)
Quienes tenían la mala suerte de ser admitidos en un hospital de la época estaban acostumbrados a los horrores que residían en su interior.
Como resultado de esta miseria, se les conocía como «Casas de la Muerte».
En medio de ese mundo que no entendía de gérmenes, un médico trató de implementar un sistema donde tenían que lavarse las manos para detener la propagación de las infecciones y enfermedades. Se llamaba Ignaz Semmelweis (Ig-naz sem-mel-weis).
Semmelweis trabajaba en el Hospital General de Viena, donde la muerte acechaba las salas tan regularmente como en cualquier otro hospital de la época.
Durante esa época, este médico observó que entre las personas con mayor riesgo estaban las mujeres embarazadas.
Particularmente las que sufrían desgarros vaginales durante el parto, pues las heridas abiertas eran el hábitat ideal para las bacterias que médicos y cirujanos transportaban en sus manos y ropas.
Las parturientas fallecían a causa de una extraña enfermedad...
denominada entonces como fiebre puerperal, la cual aparecía después del parto y era considerada como epidemia a finales del siglo XVIII.
Estas observaciones llevaron a Semmelweis a realizar un verdadero estudio epidemiológico observacional,
proponiéndose descubrir las causas que determinaban la enorme diferencia de la mortalidad materna.
Los datos obtenidos arrojaban una discrepancia interesante entre las dos salas obstétricas del Hospital General de Viena, cuyas instalaciones eran idénticas.
Comparativamente, más mujeres morían en un área del hospital atendida por estudiantes de medicina que en otra atendida por parteras, incluso que si parían en la calle.
¿Cuál podría ser el motivo?
Lo primero que pensó fue que la razón de la muerte de las pacientes podría deberse a los violentos tocamientos de los alumnos al examinar a las mujeres; palpaciones que les ocasionaba una inflamación mortal, haciéndolas más susceptibles a desarrollar fiebre puerperal.
Poco después notó otra diferencia: los médicos y enfermeros atendían a las mujeres inmediatamente después de asistir a las sesiones de medicina forense sin cambiarse las vestimentas la cual contenía rastros de intervenciones anteriores y,
la sangre de las operaciones se recogía en un cajón con serrín.
Como dato curioso, había alguien a quien le pagaban más que a los doctores:
el «cazador de insectos en jefe». Su trabajo era librar los colchones de piojos.
Luego de muchos estudios y observaciones llegó a la conclusión que, los médicos y estudiantes transportaban en sus manos ‘’partículas cadavéricas'' que transmitían a las parturientas en sus tactos vaginales. A eso se le llamó entonces “materia cadavérica”.
Es entonces cuando, el médico húngaro decide poner en marcha un proyecto:
¿Qué ocurriría si sus colegas se lavaban las manos antes de entrar en una nueva sala?
Semmelweis propuso que los médicos se lavarán con una solución de cloro antes y después de atender a sus pacientes;
Sólo tres palabras: "lávense las manos".
Tras concluir que la fiebre puerperal era causada por "material infeccioso" de un cadáver, y alertar que la falta de higiene en los hospitales era una de las causas de la mortalidad entre los pacientes,
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instala una cuenca llena de solución de hipoclorito de calcio. Con esta simple medida, los índices de mortalidad bajaron del 18 al 1,2%.De esta manera y, con tres simples palabras:
"lávense las manos"; comenzó a salvar la vida de las mujeres.
A pesar de su digno intento para que la comunidad médica optara por incrementar las medidas de higiene y, sus publicaciones demostraban los buenos resultados que se obtenía con un cuidadoso lavado de manos, el médico. Sus ideas fueron rechazadas.
Su trabajo se entendió como una acusación de que eran los propios médicos los culpables de los contagios y las muertes de los pacientes.
¿Acaso este doctorcito estaba culpando a los colegas de negligencia? ¿Este jovencito les iba a decir a la Sociedad Médica cómo debían actuar?
Tachado de loco
El repudio a Semmelweis fue tan grande que en el 1850 tuvo que regresar a Hungría, su país natal.
Allí trabajó en varios hospitales en los que redujo los fallecimientos a menos del 1 por ciento. Sin embargo, nunca recibió el reconocimiento por su trabajo.
La batalla por el lavado de las manos se convirtió en una obsesión. Se dice que cada conversación la llevaba al tema de las fiebres del puerperio. Tal era su obsesión, que su mujer pensó que había perdido la razón.
Con el paso de los años, este pionero comenzó a mostrar deterioro físico, problemas nerviosos y depresiones; condiciones que sus rivales usaron para desacreditarle.
Finalmente, en 1865, bajo engaños de su esposa y unos amigos, fue internado en una institución psiquiátrica.
"Murió de lo que quería curar"
Apenas quince días más tarde moriría a causa de unas lesiones tras una paliza propinadas por los guardias que lo capturaron ante un intento de fuga.
Estas lesiones dieron fin a su vida en agosto a los 47 años de edad.
Como un cruel sarcasmo de la vida, su muerte sobrevino tras un proceso infeccioso que desembocó en una sepsis generalizada.
Los mismos síntomas que los de las mujeres que tantas veces vio morir.
Las sociedades médicas-científicas y su esposa ignoraron su muerte.
Un mundo sin gérmenes.
Debieron pasar varios años después de su descubrimiento para que el químico y bacteriólogo Louis Pasteur confirmara su hipótesis, destacando la importancia de la higiene.
Las teorías microbiológicas confirmaban el valor científico del trabajo de Semmelweis
‘’Los pacientes no sólo enfermaban por factores internos de su cuerpo, sino que también podían contraer patologías por factores externos transmitidos por microorganismos (virus y bacterias) ’’
Reconocimiento
Semmelweis es reconocido en la actualidad como uno de los padres de la antisepsia y como "El Salvador de las Madres".
La relevancia de su estudio es tal, que se le considera el pionero en implementar medidas de higiene para prevenir enfermedades y contagios.
Incluso hoy en día, hay un Día Internacional del Lavado de Manos (15 de octubre) establecido por la ONU, quien advierte de que se pueden contagiar más de 200 enfermedades a través de las manos entre ellas las enfermedades respiratorias.
Sabías que se le llama “el Reflejo Semmelweis” al acto de rechazar hechos aunque estén acreditados con datos porque van en contra de las creencias establecidas.
Una idea despreciada hoy, puede salvar vidas en el futuro.
Gracias por su atención.
Me despido sin antes aconsejarles ¡Lávense las manos!
Recognizing Ignaz Semmelweis and Handwashing
@tudeyavu @jacoboaxy @alexcochense @Jorsua141 @MarianneFreitez @elvis_nieto39
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