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Medio de comunicación.

Sep 12, 2020, 16 tweets

Tráfico de influencers: cómo se explica el rejunte de #hashtagenvivo

Mientras la tele se queda sin ideas frente al avance del streaming y los contenidos en redes sociales, en Internet surgen famosxs que tienen problemas para capitalizar su éxito.

No todos los canjes pagan el alquiler. Tampoco hay líneas definidas sobre cómo hacer una carrera lucrativa a largo plazo siendo influencer, como sí las hay en la televisión.

Y no hay lugar como Showmatch para legitimar seres que quieren pasar de sus 15 segundos de fama al elenco estable de la farándula local.

En el 2018 @sofimorandiOk y @JulianSerrano01 participaron en Bailando por un sueño e iniciaron una transición en la TV argentina. Él había pegado el salto de YouTuber a chico Cris Morena en 2013.

Ella tenía 21 años y ya medía alto en el rating de los centennials y millennials que se fugaron de la televisión: más de un millón de seguidores en Instagram. Al año siguiente ganaron.

Martin Cirio a.k.a. la Faraona es influencer por tareas nobles como hacerse enemas en vivo o comandar su ejército de trolls contra Amalia Granata, e infame por una falta de threads que lo lleva a meter la pata seguido.

Como muchxs otrxs, incursionó en los shows en vivo y tuvo mucho éxito. Pero con la cuarentena esa opción se dió de baja.

La pandemia fue un gran catalizador: La explosión de los vivos durante la cuarentena le dejó claro a figuras más tradicionales que hay que aggiornarse y abrazar a estos retoños.

Así nacieron híbridos entre mediaticxs e Instagramers como los vivos entre Yanina Latorre y Lizardo Ponce, que ya tiene su propia legión de fans, lxs Yanardos.

@lizardoponce salió de un programa de MTV targeteado a adolescentes y se consolidó en redes porque es el patrocinador perfecto para las marcas, que en él sintetizan una figura super hegemónica con ese plus de diversidad por su orientación sexual.

@yanilatorre convirtió una verborragia de real housewife en una carrera en el panelismo, hablando mierda con Lanata en radio o sacando gente del closet a la fuerza y riéndose de poblaciones racializadas en LAM, entre otras delicias.

Cuando @santumaratea1, el instagrammer que Pergolini apadrinó en Vorterix, fue tendencia por fumarse un porro en un estudio de TV al que lo invitaron (si Homero, ya te vimos), también pegó onda con Latorre vía Lizardo.

A primera vista parece sorprendente que Latorre, una tipa tan repudiada por su racismo y machismo, entre otros ismos, se vincule con “caras frescas” que se presentan como diversxs y progres, como lo son Maratea, Cirio y Ponce.

Pero ella es la puerta a espacios a los que no podrían acceder sin intermediarix, y lxs influencers quieren entrar. Así, de a poco, fue como llegamos a esto: #Hashtagenvivo, una síntesis que hace unos meses podía parecer tirada de los pelos...

Pero la precariedad de la cuarentena y la fragilidad de las estructuras que sostienen los espacios de visibilidad, demuestran que el establishment está dispuesto a aceptar diversidades mientras se den un baño de pinkwashing y transen.

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