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Proyecto amplio donde tiene cabida cualquier tema relacionado con la Historia. Lideran las huestes @martaelias898 y @AlfonsoCuesta9

Sep 17, 2020, 13 tweets

Wamba fue uno de los reyes visigodos más conocidos, pero él nunca quiso gobernar. Y encima de verse forzado a aceptar el cargo, tuvo que sofocar rebeliones internas y ser finalmente relegado por las malas. Os hablamos un poco más sobre él.
ABRIMOS HILO 👇
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Había sido uno de los hombres de confianza de su predecesor, Recesvinto. Con la muerte de este, la nobleza le pidió que fuera su sucesor. Wamba dijo que no se sentía capaz, puesto que ya era muy mayor (rondaba los sesenta años en ese momento).

Entonces la nobleza lo enfocó de otra manera un poco menos sutil: o aceptas o te rebanamos con la espada. Ante eso, ¿cómo se iba a negar? Eso sí, quiso hacerlo bien y ser uncido en Toledo con todos los formalismos para que nadie dijera que su nombramiento había sido irregular.

Al poco tiempo tuvo que ir a hacer frente a los vascones, y por el camino se enteró de que había una revuelta nobiliaria en la Narbonense. Ilderico, conde de Nimes, se sublevó con el apoyo de Gumildo, obispo de Magalona, y Ranimiro, un abad autoproclamado obispo de Nimes.

Wamba no podía abandonar el frente y mandó al duque Paulo en su lugar. Pero este se dirigió a la Narbonense con deliberada lentitud y ganando apoyos por el camino para... ¡Sublevarse él! Para cuando llegó a Narbona, fue Ilderico quién se sumó a Paulo. Allí mismo se proclamó rey.

Toda la Narbonense y parte de la Tarraconense le juraron fidelidad. Entonces buscó acuerdos con los francos y los vascones y le mandó una carta a Wamba llamándose a sí mismo "el rey oriental".

Perdón, es "ungido", no "uncido". Aunque hubiera sido un espectáculo más divertido 😛

Wamba sofocó la revuelta de los vascones y pudo ir él mismo a por Paulo. Tomó Barcelona y luego Girona, y con gran parte de los cabecillas de la revuelta reducidos se dirigió a Nimes, donde Paulo se había refugiado. La ciudad cayó en el primer aniversario de Wamba como rey.

Gracias al obispo de Narbona, los sublevados no fueron condenados a muerte como dictaba la ley. Sin embargo, sí fueron decalvados, perdieron todos sus bienes y derechos y entraron en Toledo encadenados, sucios y desharrapados en una procesión triunfal.

Tras esto, Wamba intentó controlar mediante leyes tanto al ejército como a la Iglesia, y esto no gustó ni a nobles ni a obispos. Según el Concilio XXII de Toledo, en octubre del 680 el rey se sintió enfermo y decidió tomar el hábito y tonsurarse, lo que equivalía a abdicar.

Según una crónica astur anónima más verosímil, a Wamba lo narcotizaron y aprovecharon para tonsurarlo y ponerle el hábito para colocar en el trono al que sería su sucesor, Ervigio.

El ex-rey se retiró al monasterio de Monjes Negros de San Vicente (que hoy ya no existe), en Pampliega, donde murió en el 688.

Más información en el artículo enlazado en el primer tweet. Os dejamos aquí la bibliografía utilizada.
FIN DEL HILO

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