Volvemos a lanzar la vista 900 años atrás esta vez en torno a la figura de Raimundo de Borgoña, deceso un 20 de septiembre de 1107 en Grajal de Campos, León. Con él y Urraca I, se iniciaría la dinastía borgoñona en la península. Veamos.
¿Qué hace un noble de allende pirineos por las tierras del Duero? Alfonso VI, ya rey de León-Castilla, había tomado Toledo en 1085 y hecho fuerte en Valencia. Las Taifas acudieron a los Almorávides para contraatacar, y Alfonso pide ayuda a los reinos cristianos europeos.
Una cruzada antes de las Cruzadas. Recordemos que Alfonso ya está casado con Constanza de Borgoña (1079), sobrina del poderoso abad de Cluny, Hugo de Semur. Precisamente, dos sobrinos de Constanza acudirán a la llamada entre 1086 y 1091.
Todo queda en familia. Los sobrinos en cuestión son Raimundo y su primo Enrique, y sus motivaciones son la búsqueda de fortuna y posición. No son casos de excepción, las circunstancias sociales galas, con nobles sin sitio, empujan a empuñar armas y buscarlo.
Es posible que participen desde la batalla de Sagrajas, 1086, hasta el cerco a Tudela, 1087, aunque no hay atestiguación de ello. Alfonso VI (familia e interés mediante) recompensará la ayuda de ambos primos: Enrique desposará a su hija Teresa y Raimundo, a Urraca.
En 1087, de cuando es probable este pacto desposorio, Urraca y su medio hermana Teresa contaban unos 7 años. Lo factible es que se desposaran hacia 1091, pues es en 1092-93 cuando aparecen documentalmente, con Raimundo ya participando en la corte activamente desde entonces.
1093,Raimundo tenente de Galicia. Ese año muere Constanza, y disminuye la influencia gala,Alfonso elegiría a Zaida y a Berta, italiana. Aún así, tiene claras opciones al trono de Alfonso, y en 1096,intentando afianzarse, confabulará con Enrique pactando apoyo mutuo para lograrlo.
Alfonso desbarata esos planes otorgando a Enrique control desde el Miño hasta el Tajo, del dominio de Raimundo, la Provincia Portucalense, en un movimiento que daría lugar al futuro reino de Portugal.
En las postrimerías del reinado de Alfonso, la aún gran influencia borgoñona en la corte parece levantar un sector crítico entre algunos nobles. Raimundo ve como una amenaza el único hijo varón de Alfonso, Sancho Alfónsez, nacido en 1093 pero ilegítimo, de su relación con Zaida.
Parece un punto de inflexión el concilio de enero de 1103 en Carrión.Empieza a aparecer Sancho, indicándonos su reconocimiento.Normalmente firma en última instancia, pero en febrero, en una donación al monasterio de Sahagún, aparece el primero, precediendo a Raimundo y Urraca.
Las intenciones de Alfonso parecen claras y se hacen más evidentes con el paso del tiempo: Sancho Alfónsez será el heredero. Esta decisión no es del agrado de muchos, ni de los partidarios “borgoñones” ni facciones contrarias a estos.
Desde 1105, Sancho figura el primero en los confirmantes documentales. Raimundo ve más lejos sus opciones. Sin embargo, nuestro conde no llegaría a poder disputarlo o disfrutarlo. En 1106 cae enfermo, se recupera, pero muere al año siguiente en Grajal de Campos…
…en el castillo de su propiedad (datado ya en el año 967), como atestiguan documentos del monasterio de Sahagún. Al parecer, estableció allí su residencia desde 1102. A 6 km de Sahagún, lugar predilecto de Alfonso, y cercano a León.
A su funeral asistió lo más granado del momento: su esposa Urraca e hijos (cómo no!), Alfonso VI, el obispo Diego Gelmírez, su hermano Guido, Arzobispo de Viena y futuro papa Calixto II, Pedro Froilaz y resto de magnates del reino.
Contaba con unos 37 años, no llegaría a ver que finalmente su esposa Urraca sería la heredera y reina (y menuda reina), pues en 1108, el infante Sancho muere en la batallla de Uclés, y Alfonso, en 1109. Urraca deberá, y sabrá, defender su derecho a reinar.
Diego Gelmírez trasladó a Ramiro a Santiago, ciudad que Raimundo favoreció, reposando en la catedral con algunos de sus descendientes. Su hijo Alfonso sería rey, Alfonso VII. Su primo Enrique moría en 1112, su hijo sería Alfonso Henriques, primer rey de Portugal.
La dinastía borgoñona quedaba así instaurada en la península, que finalizaría en 1369 con la muerte de Pedro I, en la batalla de Montiel, dando paso a los trastámara:
Y hasta aquí este pequeño y humilde repaso a la figura de Raimundo en el 913 aniversario de su muerte. Al modo de la época, dejamos su firma. Esta vez, en primer y último lugar ;)
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