Abro hilo sobre el 𝗦𝘂𝗿𝘁𝗶𝗱𝗼 𝗖𝘂é𝘁𝗮𝗿𝗮. 🧵🧵🧵
No sobre el de ahora, que es más triste que Álex Ubago, sino sobre el bueno, el único, el épico, el de los años 90, el llamado Surtido 800, el de la foto. 👇👇👇
El Surtido era una selección de 16 galletas. Como un equipo de fútbol. Luces y sombras. Partidas de póker hasta que se abriera el segundo piso. Había descartes. Era la puta guerra. Como dice @PiedrahitaLuis eran los bombones de los proletarios.
Si el Surtido 800 hubiera sido un equipo de fútbol, creo que habría peleado por plazas de Intertoto.
¿Cómo sería la convocatoria?
Ahora lo veremos.
Ahí va la alineación: Con el 1, bajo palos, la galleta más dura de todas: Margarita. La parte del centro era más dura que la patada de un transformer. El sabor era más soso que un chicle homeopático. Una mezcla entre Busquets padre y Kameni.
En el lateral derecho, Calada, una galleta absurda que parecía el confesionario de la iglesia de mi pueblo. Tenía más aceite que una churrería y no sabía a nada. Aire y frustración. Hechas de huevo y pasta de leche. En realidad, tenía menos huevos que un coro de castrati.
De centrales: el bizcocho y el rollito. Dos galletas más anodinas que un semáforo en el GTA. Mataban el hambre. El bizcocho tenía algo de azúcar y el rollito servía para hacer que fumabas. Más triste que unos carteles de Rodi Aragón en la entrada de Palencia.
En el lateral izquierdo jugaría Crugichoco, una caca de perro seca bañada de chocolate y cubierta con ralladura de coco. Hay que ser mala persona. Más triste que la serie de Marco en portugués.
Medio centro defensivo: Chobarri. Tiene hasta nombre de vasco. Más dura que un caramelo de ingle de los que dan los abuelos. Iba rodeada de chocolate y apuntaba maneras. Al morderla, era como un polvorón, pero sin avisar. Más decepcionante que el fichaje de RENALDO por el Dépor.
Llegamos a la línea de creación. En el medio centro, el bocadito de nata. La Oreo primitiva. La Oreo cebra. Dentro llevaba buena mierda. Si la separabas y tenías suerte, podías comerte lo blanco a gusto. Calidad. Duraba menos que Màxim Huerta de ministro.
Cuadrada jugaría de interior derecha. Primera galleta con envoltorio. Ojo. Llevaba un puto pijama de presidiario mezclado con la camiseta del Betis. El papel tenía más gramaje que una estantería de Ikea. Lo de dentro era decente, aunque siempre se esperaba más.
Sanovit era el interior izquierda. Llevaba un traje de payaso increíble y al abrirla te encontrabas con la galleta de la celosía, la lateral derecho, pero cubierta de chocolate. No pasa nada, es mejor que morirse.
Vamos con la estrella del equipo: Bombón. Un diez con gol y con buena prensa. A veces, defraudaba porque se dejaba la cobertura en el papel y en tus dedos. El verano afectaba a su fútbol. Era al que siempre cogían cuando se hacían los equipos en el cole. Esto es así.
En la punta de lanza, con el 9 a la espalda, teníamos a Ricas. Más difícil de abrir que el pegamento Imedio en el tercer uso. Una vez abierta, era un barquillo con gol cubierto de chocolate.
En la banqueta estaban estas desgracias:
-Fresnata: fichaje eslavo que no acabó de cuajar. Se te pegaba en la lengua y no aportaba nada al juego colectivo. Su nombre recuerda al helado de corte y a una cagalera monumental.
-Delicias: nada que ver con el barrio. Aunque tenía el suelo de chocolate, el conjunto era como comerse la arena de la playa con pelo.
-Corazones: once de cada diez dentistas los recomendaban. Más duros que el turrón de oferta del Día y con un agujero. No vale ni para calentar.
-Integral: no me jodas. ¿Quién fue el iluminado que puso esa galleta en el surtido? Si buscas "estar de relleno" en el diccionario, sale esta galleta. Portero subido del juvenil que no juega ni la Copa del Rey, ni el Teresa Herrera.
-Tartaletas: otra frustración con chocolate que no sabía a chocolate. Menos atractiva que bailar con la suegra.
Epílogo: el plástico del interior de la caja donde iban colocadas las galletas sirve para hacer unos hielos acojonantes.
En Todocolección puedes comprar la caja por 25 pavos.
todocoleccion.net/cajas-metalica…
Creo que está vacía, aunque algunas galletas habrían mantenido sus condiciones mejor que los mosquitos de Parque Jurásico.
Aún refrescará.
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