Olatz Vázquez Profile picture
Periodista y fotógrafa. Convivo con el cáncer y la quimioterapia. Soy la chica a la que James Rhodes le regaló su Leica.

Dec 28, 2020, 46 tweets

Nunca había tenido tantas ganas de despedir un año como a éste. 2020 ha sido, sin duda, el peor de mi vida. Me encantaría poder olvidarme de él, pero me ha condenado a recordarlo toda la vida.

Abro hilo.

19 de enero.

Después de más de un año separados, Urko y yo retomábamos nuestra relación.

20 de febrero.

Cada día me sentía más débil y pensé que me vendría bien retomar el deporte. Dos días a la semana, antes de entrar al trabajo, @MonicaEgido_ me daba clases de yoga en su casa.

25 de febrero.

La fiebre me acompañaba cada tarde y el malestar no cesaba. Aquí Urko abrazándome en Madrid, en uno de los muchos viajes que hacía para visitarme.

6 de marzo.

La situación se volvió tan insostenible que decido pedirme la baja y desplazarme a Euskadi.

18 de marzo.

Llega la pandemia y con ella todo se paraliza. A pesar de mis continuas molestias y visitas al médico, me retrasan pruebas debido a la alerta sanitaria.

6 de mayo.

Empiezo a perder peso y a preocuparme. Mi cuerpo cambia. Los médicos no paran de decirme: "Olatz, estate tranquila que no tienes nada grave. Nos vemos en junio".

8 de junio.

Estreno el regalo de cumpleaños que me hizo Urko. Al día siguiente me hacían la endoscopia y quise inmortalizar los meses de incertidumbre que había vivido. Recuerdo que estaba tranquila.

13 de junio.

Intento estar distraída mientras espero los resultados de la biopsia. Siete días de agonía para mí y para mi familia. Tenía la esperanza de que, una vez más, los médicos se hubieran equivocado y lo que parecía que era maligno no lo fuera.

19 de junio.

Recibo el diagnóstico: es cáncer y está avanzado. Me citan para entrar a quirófano. Paso dos días ingresada.

5 de julio.

Aprovecho los días previos a empezar el tratamiento para disfrutar del verano que me iban a robar.

9 de julio.

Me colocan el reservorio. Recuerdo al celador que me llevó a las puertas del quirófano decirme: "Olatz, levántate y túmbate ahí". Al fondo, una sala gris llena de máquinas alrededor de una camilla con una sábana. "Ni de coña", le dije.

12 de julio.

Un día antes de empezar con la quimioterapia Urko y yo disfrutamos del sol, de los acantilados y del mar. También bailamos.

13 de julio.

Recibo mi primer ciclo de quimioterapia.

26 de julio.

Nada más recuperarme de mi primer ciclo, Urko y yo nos fuimos a Barcelona para recibir una segunda opinión de mi diagnóstico en el Hospital de Vall D'hebron.

2 de agosto.

A pesar de que mi oncóloga me dijera que con esta quimioterapia no se me iba a caer el pelo, pasé días viendo cómo mi melena desaparecía. Yo la agarraba con todas mis fuerzas y le pedía por favor que dejara de caerse.

7 de agosto.

Por las mañanas la almohada de mi cama amanecía con cientos de pelos sobre ella. Cada vez que me miraba en el espejo lloraba. No podía más con esa situación, así que decido cortar por lo sano y deshacerme de lo poco que quedaba de mi melena.

8 de agosto.

10 de agosto.

Segundo ciclo de quimioterapia. Esa mañana, antes de entrar en el Hospital de Día, Urko y yo nos hicimos pareja de hecho. Cuando me senté en el sillón lloré; no se me ocurría peor forma para celebrar ese día que pasarme ocho horas "enchufada" a una máquina.

13 de agosto.

Primer día que salí a la calle sin pañuelo. Recuerdo que una niña se me quedó mirando y su madre le dijo:
- ¿A que está guapísima?

18 de agosto.

Urko y yo encontramos la que sería nuestra nueva casa.

19 de agosto.

Paso muchas horas sola en casa porque Urko trabaja. Para que viese que me encontraba bien, le mandaba vídeos bailando.

20 de agosto.

La quimioterapia no me dejaba disfrutar del sol, así que aprendí a disfrutar de los atardeceres

22 de agosto.

Pedimos el traspaso al Hospital de Vall D'hebron. Dentro de mí sentí que era el sitio donde tenía que estar.

7 de septiembre.

Tercer ciclo de quimioterapia: llegamos al ecuador del tratamiento. En unos días me harían un TAC para ver cómo estaba reaccionando.

18 de septiembre.

Los resultados del TAC son muy buenos. Todos a mi alrededor lo celebran a lo grande.

25 de septiembre.

Ya tengo fecha para irme a Barcelona. El cuarto ciclo sería el último en el Hospital de Gurutzeta-Cruces.

29 de septiembre.

Cuarto ciclo de quimioterapia.

3 de octubre.

Primer día que salgo a la calle con mi peluca. Por fin volvía a sentirme un poco yo de nuevo.

19 de octubre.

Quinto ciclo de quimioterapia. Por fin en el Hospital de Vall D'hebron.

19 de octubre.

Después de ocho horas en el Hospital de Día, vuelvo a casa con mi infusor conocido como "La Ramona".

9 de noviembre.

Sexto y último ciclo de quimioterapia. Recuerdo que entré a la sala llorando. Sentí un miedo horrible. No quería desprenderme del tratamiento que había conseguido estabilizar la enfermedad. Ahora me tocaba volar sola, y eso me aterraba.

9 de noviembre.

Recuerdo a una señora sentada a mi lado que me dijo: "Ay, hija, que pena que se te vaya a caer esa preciosa melena". A lo que yo contesté: "Señora, es una peluca...".

22 de noviembre.

Una semana de espera hasta recibir los resultados del TAC de fin de tratamiento. Mientras, Urko y yo seguimos disfrutando de los atardeceres.

27 de noviembre.

Los resultados del TAC no son buenos. Me hundo. Dentro de mí siento el dolor más grande que jamás había sentido. El miedo se apodera de cada centímetro de mi cuerpo. Me dan tres ataques de ansiedad en un mismo día. No paro de llorar.

29 de noviembre.

A pesar de todo, decidimos seguir adelante con lo que llevábamos semanas preparando: la adopción de Niebla. Ella es quién me devuelve las ganas de seguir y me da las fuerzas para afrontar el nuevo tratamiento.

8 de diciembre.

Camino de Barcelona para recibir el que sería el primer ciclo del nuevo tratamiento. Después de días hundida recupero las ganas de luchar y me agarro a ese "plan B" con todas mis fuerzas.

9 de diciembre.

Primer ciclo del nuevo tratamiento.

14 de diciembre.

Niebla me hace compañía y está conmigo cuando ve que me encuentro mal. La quiero tanto...

16 de diciembre.

Segundo ciclo del nuevo tratamiento.

19 de diciembre.

A pesar de todo, tengo la suerte de que estoy tolerando muy bien el tratamiento, y eso me permite seguir riéndome con los míos.

23 de diciembre.

Tercer ciclo del nuevo tratamiento.

26 de diciembre.

Y hasta aquí.

He conocido lo que es el miedo y el dolor; en mí y en las personas de mi alrededor. He visto cómo mi vida se derrumbaba delante de mis ojos, y he conseguido levantarme, seguir adelante y luchar. Sobre todo luchar.

Luchar acompañada del amor más verdadero y desinteresado del mundo. Luchar acompañada de mi familia, amigos y amigas.

He vivido cosas que jamás pensé que llegaría a vivir, pero que me han hecho ser la mujer que soy hoy en día y sentirme tremendamente orgullosa de mí.

Soy fuerte. Nunca pensé que lo diría, pero lo soy. Echo la vista atrás y, joder, me sorprendo a mí misma de que, con todo lo que me pasado, siga sonriendo.

Siga bailando.

Siga viviendo.

Porque si algo me ha enseñado este 2020 es precisamente a eso: a vivir.

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