Emilio Tejera (emilio-tejera.blogspot.com) Profile picture
Escritor por amor a primera vista, siempre con una historia en marcha. Científico apasionado por la divulgación. Hallaréis textos míos en https://t.co/xJS3Y5topL

Feb 13, 2021, 78 tweets

Hoy vamos a hablar de un señor que, como no quería vivir en el campo, estafó a gente y los mandó a morir a la selva y, por eso, nacieron Sherlock Holmes y la novela policiaca.

Bienvenidos al reino fantástico de Poyais y al nacimiento del concepto de thriller. Dentro hilo 👇

Empezamos en Escocia. Ah, Escocia, tierra de verdes llanuras, de estremecedores acantilados, de héroes míticos, de tradiciones épicas.


Aunque si es Escocia es famosa por algo, más que por lo que está, es por lo que NO SE HA ENCONTRADO.

Y en fin, aquí nació en 1786 Gregor MacGregor, terrateniente, descendiente de Rob Roy (interpretado en el cine por Liam Nesson), y que estaba destinado a habitar toda su vida en la bucólica paz de las verdes tierras cercanas a las Highlands.
Izquierda, MacGregor, derecha, Rob Roy

A lo que MacGregor dijo: Y UN MOJÓN, y se pasó el resto de la vida buscando una alternativa para no quedarse viendo pastar a las vacas.

Los testimonios dicen que era un hombre excesivo. Comía y bebía mucho, y buscó muchas maneras de destacar, incluyendo matrimonios ventajosamente económicos y comprar ascensos (gracias al dinero de su familia, tanto de sus ancestros como de su esposa) en el ejército británico

Durante aquella época en el ejército, se mostraron las virtudes y defectos que le acompañaron toda su biografía. Era atrevido y entusiasta, pero también petulante, amigo de las insignias, los uniformes hermosos, y de exagerar sus méritos hasta la delirante fantasía.

Durante toda su carrera, mantuvo esa ambivalencia: gente que le adoraba por sus gestos heroicos, e individuos que opinaban que era un tipo inaguantable. De hecho, tuvo que abandonar el ejército por desavenencias con otros oficiales.

Como se le había acabado la carrera allí, y se había muerto su mujer (la base de su sustento económico), ¿qué hizo?¿Volver a Escocia con las vacas? NI DE COÑA.

Y se fijó en América, donde los revolucionarios que luchaban por la independencia de las colonias españolas (España se había despistado mientras la invadían los franceses) se hallaban en medio del fragor de la batalla. Así que decidió preguntar si podía echar una mano.

Su participación en las contiendas americanas (donde anduvo, entre otras zonas, por Venezuela) también dio lugar a división de opiniones. En algunos ocasiones fue heroico y brillante (incluso sus retiradas eran espectaculares), y hasta Simón Bolívar le tuvo en gran estima.

En otras, no tanto. Dejó abandonados a sus hombres, tomaba polémicas decisiones… El primer indicio de megalomanía fue cuando fundó su propia república en un islote al que nadie hacía caso, pero llegó a acuñar su propia moneda. Eso sí, daba igual, porque no pagaba a sus soldados

Hasta sus mejores cualidades le estaban abandonando. Desarrolló un miedo tal a enfrentarse a los españoles que, en una ocasión, se escapó arrojándose al mar por la ventana encima de un colchón. O se negaba a salir de su escondite si no le aseguraban que el enemigo se había ido

Entre eso, que a sus soldados les pagaban a medias, mal y tarde, excéntricas medidas como destituir a un capitán de barco en su propio navío... Total, que incluso Bolívar acabó hasta las narices de él y decretó que, si le encontraban, le ahorcaran sin juicio previo.

Como en Sudamérica ya nadie le hacía caso, se largó a una zona de la costa hondureña-nicaragüense que se llama La Costa de los Mosquitos. Donde, por cierto, está ambientada la infravalorada película de Hollywood del mismo nombre

El nombre no viene de los insectos (que también; está llena de enfermedades tropicales), sino de unos indígenas llamados miskitus. Los miskitus tenían un rey de nombre rimbombante, pero ni él ni su tribu pintaban mucho, porque los que manejaban el cotarro eran los británicos

Cuando MacGregor llegó, a cambio de un generoso pago, le ofrecieron unas tierras que nadie quería porque no había manera de vivir allí sin terminar devorado por la jungla. Pero MacGregor ya tenía lo que quería, un reino propio.

Lo primero que necesitas para crear un reino es tener un buen nombre. Le llamó Poyais, se empezó a añadir pomposos títulos a sí mismo (el de "Sir" se lo había asignado hace tiempo) y se marchó a Inglaterra a montar una de las estafas más crueles de la historia.

En Inglaterra y Escocia, MacGregor tenía aún un nombre. Aristócrata de rancio abolengo, descendiente de Rob Roy… Encima, vendió una historia creíble: una tierra maravillosa en las Américas, llena de oro y abundantes alimentos, donde ya se había fundado una ciudad esplendorosa

Un nuevo lugar donde volver a empezar. ¿Quién no querría ir allí a vivir? Y, por eso, MacGregor empezó a vender concesiones de tierras (cosa que, por cierto, no estaba autorizado a hacer).

Y -muy importante- empezó a vender deuda pública de su nuevo territorio. Como ahora, la deuda pública es una inversión, y aunque era arriesgado (las repúblicas americanas nacían una mañana y desaparecían a la otra), el alto interés que ofrecía MacGregor era un gran aliciente

MacGregor no vendía tierras; vendía una ilusión. Un zapatero corrió a su casa a anunciar que se había convertido en el zapatero oficial de Poyais y de su Princesa (la nueva mujer de MacGregor); un chupatintas londinense se vio convertido en el presidente del Banco Central.

Si te disgustaba tu trabajo, podías obtener una posición mejor en Poyais. ¿No era éste, al fin y al cabo, el sueño de América?

Total, que a la Costa de los Mosquitos llegaron un montón de ingleses (y escoceses) a establecerse y fundar una colonias. Venían cargados de sueños, pletóricos de esperanza, quizás como los peregrinos del Mayflower o los que contemplaban la ciudad de Nueva York desde sus barcos.

¿Y qué se encontraron? No había nada. Pura selva. Ni asomo de la ciudad ya fundada que MacGregor les había vendido. Sólo zonas infestadas de malaria, la cual, como ya hemos visto en otro hilo, no es una enfermedad para tomarse a broma:

¿Qué hicieron? Lo que pudieron. Sobrevivir. Montar un campamento. Marchar a pedir ayuda. El zapatero oficial de la princesa de Poyais se lo tomó más a la tremenda; como se había traído una pistola, decidió pegarse un tiro.

Al final, entre los miskitus nativos (que, para más inri, les clasificaron como inmigrantes ilegales), varios occidentales que de manera casual pasaban por ahí, y unas cuantas almas bien intencionadas, consiguieron devolver a unos pocos a Gran Bretaña.

Sólo 50 de los 270 que habían llegado consiguieron regresar en condiciones penosas: el resto murieron en aguas ponzoñosas, junglas infestadas, y en el interior de unos sueños que se habían tornado en pesadilla y, aún peor, en el mundo en el que debían vivir.

Esto se llamó Pánico de 1825, y se considera la primera crisis económica moderna no provocada por guerras. Poyais y MacGregor no fueron los únicos actores; mucha gente había invertido dinero en repúblicas americanas que duraban lo que una vacuna del COVID delante de un político.

Todo esto tenía un contexto. Las guerras napoleónicas acababan de terminar. De repente, el Reino Unido tenía un montón de dinero, energías y materiales que habían estado dedicados a la contienda y que ahora salía en todas direcciones, provocando múltiples e imprevisibles efectos.

Por ejemplo: como Inglaterra tenía un montón de barcos y marinos, mientras iba adivinando qué se podía hacer con ellos, les mandó a explorar todos los posibles rincones del globo que fueran útiles para los intereses militares y económicos de Su Graciosa Majestad.

De hecho, gracias a eso, mandaron al capitán FitzRoy a las Galápagos, donde se llevó a un joven ayudante llamado Charles Darwin. Aunque Fitzroy hizo muchas más cosas, como comentaba yo aquí: emilio-tejera.blogspot.com/2020/09/la-his…

El Pánico de 1825 tuvo varias consecuencias, pero nosotros nos vamos a concentrar en el hecho de que faltaba dinero, y eso se notó en muchas industrias. Incluidas, entre otras, la editorial, ya que los lectores no compraban tantos libros, y eso cambió el modo de hacer las cosas.

Porque, antes de la crisis, la industria del libro se basaba sobre todo en volúmenes de alta gama. El concepto clásico: buen libro, hermoso acabado. Y, de repente, como eso salía muy caro, se adoptaron otras opciones. Empezó un concepto que se llama “serialización”. ¿Os suena?

Es decir, en lugar de venderte directamente el libro, te vendo un folletín (a veces unas cuantas páginas en el periódico o una revista) con un relato o con un capítulo. Y, si gusta, ya vendrás tú a buscar el siguiente.

De repente, los autores famosos no eran los que vendían libros, sino los que hacían series, posts, tuits… Ups, creo que he errado los términos. Aunque creo que me entendéis (y, sí, la actual “serialización” de muchos contenidos también surgió de necesidades económicas).

Unos cuantos autores comenzaron a hacerse famosos (y ricos) bajo este formato. Uno de los que más, el francés y mulato Dumas. Muchas de sus novelas se publicaron como folletines por entregas, pero luego sacaban el libro (o el DVD de la serie😘) por si te habías perdido alguna

Muchos sabéis que los puros Montecristo se denominaban así porque alguien leía en voz alta, cada día, un capítulo del libro de Dumas “El conde de Montecristo” a los trabajadores de esta fábrica en Cuba, quienes acudían a trabajar entusiasmados por conocer qué iba a pasar después.

Porque ésa era una de las ventajas de la serialización. Te quedabas esperando con ansia el siguiente capítulo. Y entonces, podía ocurrir cualquier cosa. Dumas fue uno de los creadores del cliffhanger, entre otras porque nunca estabas seguro de que el siguiente no fuera el último

Una ventaja de las series es que no has de tener escrito el libro entero, sino que puedes cambiarlo sobre la marcha según la acogida. Dickens estaba atento a las reacciones del público, y lo usó para una de las primeras veces en que se mató al personaje principal de la historia

En “La tienda de antigüedades”, Dickens decide matar al personaje de Neil. Para muchos, fue un trauma. Algunos lo comparan a "matar a Harry Potter al final de la serie". Un lector -un líder irlandés- se echó a llorar tras leer el texto, y arrojó el escrito por la ventana.

En Estados Unidos, entre tanto, los lectores esperaban ávidos a los periódicos para saber si Neil iba a morir o no en el siguiente capítulo, y mientras tanto, pedían a los marineros llegados de Gran Bretaña que les hicieran spoilers. Ríete tú de la que se lio con Juego de Tronos.

Había un escritor al que le fue particularmente bien con la cultura de la serialización. Se llamaba Wilkie Collins. Era abogado pero nunca ejerció. Era adicto al opio. Se hizo amigo de Dickens y eso le ayudó a hacerse famoso. Pero hizo algo más importante.

En sus historias (por cierto, era de los que entregaba el capítulo de la serie sólo una semana antes de la publicación), crea todos los ingredientes de la novela policial moderna. El detective, los personajes sospechosos, el intrigante misterio que se ha de solucionar.

Con la particularidad de que, en sus obras -idolatradas por el público de aquel entonces-, primaban las emociones intensas, la adrenalina a flor de piel. En su tiempo se llamaron “sensational novels”. Más tarde, se acuñó el término de “thriller” para definirlas.

Entre las novelas que creó, “La dama de blanco”, y “La piedra lunar”. Ambas discuten el honor de ser consideradas las primeras novelas policiales modernas. En particular, el sargento Cuff, de esta última novela, es uno de los primeros detectives de ficción, e inspirador de otros

Collins influyó en múltiples escritores. Uno de ellos, Arthur Conan Doyle, escocés, también famoso con la serialización y que creó al detective literario más famoso de la historia: Sherlock Holmes. Aquí, representado por Jeremy Brett, para mí, el mejor de los que le encarnaron

Entonces, hemos llegado a la concatenación de acontecimientos que revelábamos al principio: la estafa de MacGregor acabó llevando a la creación de Sherlock Holmes. ¿O no fue realmente así? Veamos lo que hubiera dicho Sherlock, indagando marcha atrás sobre las pistas.

Lo 1º es que el Sargento Cuff no fue la única inspiración de Doyle para Holmes. Aparte de su profesor Joseph Bell (uno de los padres de la medicina forense), Doyle tuvo la influencia de Auguste Dupin, que no era un detective, pero empleaba métodos de razonamiento del mismo tipo

Auguste Dupin fue un personaje creado para varios relatos por Edgar Allan Poe. Y, aunque Poe no llega a desarrollar hasta el fin el concepto de novela-enigma que llevaría a su cúspide Agatha Christie, para muchos, Poe es el creador del cuento policial moderno.

Por cierto, Dupin se basaba en Vidocq, un individuo francés que vivió entre la criminalidad y la policía, y fundó la primera agencia reconocida de detectives. También inspiró al Javert de Los Miserables, y una muy buena película con Depardieu que incorpora elementos fantásticos.

(Por cierto también, en una nueva vuelta de tuerca, el profesor de Doyle, Joseph Bell, inspiraría a otro personaje de ficción, médico, de impecable razonamiento analítico, y que priorizaba lo intelectual sobre -casi- todo lo demás).

Lo segundo, quizás Collins o Doyle hubieran tenido éxito aunque no se hubieran serializado sus historias (aunque es verdad que aquel formato les sentaba muy bien). Y quizás la serialización hubiera llegado antes o después, a raíz de otra crisis económica o por otros motivos.

Además, de no existir (o triunfar) Collins o Doyle, alguien habría creado los arquetipos de detectives, el estilo de las novelas policiales o el concepto de thriller. Serían distintos, pero hubiéramos llegado a ellos de una manera u otra, porque está claro que nos encantan.

De hecho, el concepto de thriller cambia y está sujeto a opinión. Para Ken Follet, el primer thriller moderno fue The Riddle of the sands. En cambio, otros estiman que el primero sería Los cuatro hombres justos, de Edgar Wallace (autor, por cierto, del guión de King Kong).

Por otra parte, como dijimos, el Pánico de 1825 no fue sólo causado por Poyais; sí, se invirtieron desaforadas cantidades de dinero en países sudamericanos, pero también en otras cosas, porque Europa pasaba de una economía condicionada por la guerra a una libre de ella.

En realidad, hoy día se considera que la principal causa de la crisis fue que Europa no supo adaptarse en la transición de una economía basada en la guerra a una cimentada en la paz. Eso, y que era la primera vez que los bancos occidentales se enfrentaban a una cuestión semejante

Por otra parte, ¿cómo acabaron los protagonistas de todas estas historias? Al menos, de algunas de ellas.

A Wilkie Collins le fue regulín, pues tiene mucha menos fama que entonces. Por un lado, muchos escritores le han copiado y hasta mejorado. Por otro, los gustos cambian. Además, no se considera que su calidad literaria sea muy alta: quizás a ello ayude que fuera demasiado popular

En ese sentido, se refleja que los criterios sobre la calidad de un autor han cambiado con el tiempo. Antes, grandes ventas eran sinónimo de excelencia literaria. Hoy en día, en cambio, se ve como algo sospechoso. Aunque algún día hablaremos de lo que opinaba Cervantes sobre eso

Muchos escritores de la época de la serialización siguen siendo muy populares, pero no se les admite la calidad literaria. El éxito ha sido dispar pero, en general, a Dumas, Dickens y otros se les trata más como autores ligeros, o para niños, que como escritores insignes.

A Wilkie Collins le pasó esto y más, porque ya entonces muchos colegas (el propio Dickens, a pesar de ser amigo) despreciaron su forma de escribir. Collins tenía además otros problemas, como su afición al opio, por la cual ni siquiera se acordaba de haber escrito ciertas obras

Además, Collins empezó a perder aficionados en el momento en que quiso introducir mensajes sociales en sus novelas, o utilizar el thriller como vehículo para esta clase de ideas. Por lo visto, a sus seguidores no les hacía gracia este cambio de rumbo y su fama menguó.

Respecto al Pánico de 1825, una de sus consecuencias fue que condujo a nuevas regulaciones en el sector bancario. Eso no ha conseguido que las crisis económicas se acaben, entre otras cosas, porque a los humanos siempre se nos ocurren nuevas maneras de liarla parda.

Y en cuanto a MacGregor… ¿Qué le pasó a MacGregor después de estafar a la gente para que emigrara a Poyais? Completada su operación en Inglaterra y Escocia, tomó un nuevo camino: Francia.

Allí iba a comenzar de nuevo la estafa, pero cuando un montón de franceses pidieron visados para un país que no existía, los funcionarios galos ataron cabos. Los barcos a Poyais zarparon y a MacGregor, después de tres meses escondido en el campo, le pusieron bajo arresto.

El juicio estuvo tan lleno de carambolas como la vida de MacGregor. Por un defecto de forma, salió libre antes de que encontraran la prueba fundamental y huyó a Inglaterra. Allí se libró por los pelos del arresto. Seguía intentando vender bonos, pero ya todos conocían el fraude

Al final decidió volver al único lugar donde guardaban buen recuerdo de él: Venezuela. Entre otras porque Simón Bolívar ya había muerto. Allí se dedicó a la cría de los gusanos de seda, entre otras cosas. Murió como un héroe: hasta le enterraron en el Panteón nacional con honores

Por cierto, la Costa de los Mosquitos sigue siendo una selva inhóspita e insalubre, y nadie ha intentado construir allí (aún) ningún centro comercial

¿Qué nos enseña este hilo? Los hechos se concatenan de maneras tan rocambolescas que no podemos ni imaginar. No significa que ciertos acontecimientos históricos no hubieran acabado acaeciendo, pero sí que la forma en que ocurrieron estuvo muy condicionada por las circunstancias.

Al final, nuestro entorno, incluso cuestiones lejanas, aparentemente no relacionadas, nos influye. Todo nos afecta a todos. Ningún hombre es una isla, como decía John Donne, y Holmes, sin MacGregor, quizás hubiera sido otro Sherlock Holmes.

Espero que os haya gustado este (larguíiiisimo) hilo. Si os gusta, retuiteadlo, dadle a favorito a uno/varios tuits, seguid esta cuenta o mi blog (), o compradme un trozo de tierra en Honduras. Uno bonito, por favor.emilio-tejera.blogspot.com

Algunas fuentes. No siempre las menciono (entorpecería mucho la narración y a veces son intercambiables/innecesarias), pero creo que en este caso merece la pena.
Sobre Mac Gregor, “El Atlas fantasma” de Edward Brooke-Hitching, y este artículo en Jotdown: jotdown.es/2018/10/el-fab…

Del Pánico de 1825, Wilkie Collins y otras cuestiones he sacado información (e imágenes) un poco de aquí y allá y múltiples fuentes, que van desde Google y el Trivial Pursuit hasta la Wikipedia en español y en inglés.

Algunas de las cuestiones literarias tratadas aquí la sacaremos a colación en algún futuro hilo literario. Mientras tanto, podéis ir leyendo éste sobre cuentos infantiles:

Y, si os ha gustado este hilo, podéis leer otros que he hecho acerca de Historia, literatura, arte, ciencia, cultura en general #TwitterCultural, en este hilo de hilos de hilos:

Disfrutad del día y, si alguna circunstancia de la vida os ofusca, no hagáis como MacGregor. A veces, es más sano quedarse tranquilo, simplemente mirando a las vacas.

¡Un saludo!

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