José Carlos Cardona Erazo Profile picture
Olanchano, Hondureño y Socialista | Ministro de Desarrollo Social | Director Ad-Honorem de la Red Solidaria | Presidente CD IP | Jefe Gabinete Social ✊🏻❤️🖤

Apr 8, 2021, 36 tweets

#DiaDeLaDignidadNacional
O cómo 2 mil personas quemaron 30 carros en la embajada estadounidense en Tegucigalpa, dos pisos del edificio del consulado, un saldo de 5 muertos y 1 estudiante desaparecido, evidenció la fragilidad de la recién instalada democracia tutelada en Honduras.

Nuestra historia comienza con un hombre nacido en 1945, en un barrio pobre de Tegucigalpa. Juan Ramón Matta Ballesteros pasó toda su juventud aprendiendo cómo funcionaban los negocios del hampa. A finales de la década del 60, ya traficaba droga entre Colombia y EEUU a gran escala

En 1973, Matta fue detenido en Washington con 24 kg. de cocaína, después de haber escapado de una cárcel en Florida, donde había entrado preso por falsificar y traficar pasaportes.
Era un hombre asociado a los emergentes carteles colombianos. Su historia como gran narco comenzaba

Durante toda esa década, Matta se dedicó a establecer relaciones comerciales de narcos entre Colombia y EEUU a través de México, donde se le considera el pionero en la construcción de los carteles del golfo y del Pacífico. También expandió el negocio hasta España e Italia.

Una vez consolidado su poder como embajador de los carteles colombianos, Matta Ballesteros comenzó a establecer amistad con los gobiernos de los países, pero no pudo hacerlo en CA debido a que estaba al borde del caos. Honduras, su patria natal, le llamaba urgentemente.

A finales de los 70, Matta se hizo amigo de la Junta Militar que gobernaba Honduras, específicamente del General Policarpo Paz. Para esa época, el 60% de la droga que iba de Colombia a EEUU pasaba por las manos de Matta.

Y entonces, en 1979, los sandinistas triunfaron con su revolución socialista en Nicaragua. Los militares hondureños y su amigo Matta se pusieron a la orden de EEUU, que no dudó en usar el dinero del narco para financiar la contrarrevolución en nuestro país vecino.

El gobierno de Ronald Reagan odiaba el socialismo como ya sabemos, y se dedicó a introducir a través de los carteles grandes cantidades de drogas en California, cuyas ganancias se usaron para comprar armas y armar mercenarios y paramilitares contra el gobierno de Ortega.

A propósito, recomiendo esta película de Jeremy Renner basada en la historia del periodista Gary Webb, que descubrió cómo la CIA vendió grandes cantidades de cocaína en California para comprar y enviar armas a los contras en Nicaragua.

También pueden ver esta otra, basada en la historia de Barry Seal, un piloto contratado por la CIA para llevar armas a los Contras y cómo su papel fue clave en el nacimiento del cartel de Medellín, cuyo líder se convirtió en leyenda: Pablo Escobar.

La historia de nuestro paisano Matta Ballesteros fue prolija en los 80: el gobierno de EEUU evitó que la DEA lo deportara varias veces, incluso llegaron a cerrar su oficina en Tegucigalpa, con el fin de que dejaran de investigarlo. Matta era una pieza clave para EEUU.

Matta fundó una empresa aérea (SETCO) que se encargó de transportar, entre 1983 y 1985, más de un millón de rondas de munición, comida, uniformes y otros pertrechos militares para La Contra nicaragüense.

En el transcurso de todo eso, Forbes publicó en 1987 que la fortuna de Matta ascendía a más de 2 mil millones de dólares. Tenía más de 100 mil hectáreas de tierras y 17 empresas conocidas en el país. Se había convertido en un personaje incómodo para la imagen gringa en CA.

El segundo gobierno de Reagan coincidió con el de José Simón Azcona del Hoyo, un liberal inexpugnable que tenía mucho miedo del narcotráfico y no se fiaba de la forma en que los gringos habían manejado al país en el gobierno anterior. Las fricciones empezaron aquí.

En 1986, los presidentes centroamericanos, hartos de tanta guerra civil e intervención gringa, firmaron los Acuerdos de Esquipulas. EEUU no tuvo más remedio que apoyarlos y Matta ya no era necesario. Sin Contra, ya no ocupaban vender droga para armas. Y Escobar era el new one.

Desesperado, Matta sabía que era cuestión de tiempo para que EEUU lo extraditara. Se dedicó a hacer grandes campañas regalando dinero y ayudas a la gente. Su casa cerca de Toncontín en Tegucigalpa, era como la segunda casa presidencial del país.

Matta llegó a becar más de 3 mil estudiantes universitarios y ayudó a construir casas a miles de familias. Sugirió al alcalde de Tegucigalpa en ese entonces, construir residencias universitarias cerca de la UNAH. El gobierno se negó.

Matta se ofreció a pagar la deuda externa del país y también a financiar programas de asistencia social. Sus comparecencias en los medios eran incómodas para el gobierno. La oposición política estaba dividida en torno a su figura.

Una parte de la izquierda, cansada de la persecución y desapariciones por la Doctrina de Seguridad Nacional, veía en Matta a un aliado clave pero otro sector le consideraba enemigo por su apoyo a la Contra y su amistad con los gringos.

Los gringos lograron justificar la separación de Matta de sus negocios, cuando éste conspiró en el secuestro y tortura de Enrique Camarena Salazar, un agente de la DEA infiltrado en México. La CIA usó su muerte como carta de cambio para dejar a Matta fuera de la ruta de drogas.

A inicios de abril de 1988, sin influencias extranjeras y el gobierno hondureño que no le protegía más, Matta fue secuestrado de su casa y torturado ilegalmente en Palmerola. Lo llevaron a USA para usarlo como imagen ante el escándalo revelado de la venta de drogas para la Contra

El Partido Nacional, convencido de que defender a Matta era una forma de atacar al gobierno de Azcona, puso el grito en el cielo y denunció la violación a la soberanía nacional con la extradición ilegal del narco. Dado que Matta era muy querido por los pobres, se desató el caos.

Los estudiantes de secundaria, beneficiados con dinero de Matta para bonos de transporte y ayudas a familias pobres de Comayagüela, marcharon por las calles de Tegucigalpa exigiendo el retorno del narco.

El eternamente tóxico y oportunista rector de la UNAH de ese momento, Oswaldo Ramos Soto, con pretenciones presidencialistas ya en ese entonces, convocó a toda la UNAH a protestar al Congreso Nacional. También estaban convocados los estudiantes de la UPNFM, que no era U todavía.

Ramos Soto pretendía usar la defensa a Matta como un trampolín político y opacar a un emergente Rafael Leonardo Callejas en el PN.
Los estudiantes no cayeron en su trampa y no fueron al Congreso, se dirigieron en cambio a la embajada estadounidense, el 7 de abril de 1988.

Los estudiantes llegaron a la esquina de la embajada. Luego de insistir, lograron que les vendieran gasolina. Los policías se fueron, al ver la multitud enardecida. Las molotov hicieron lo suyo. Entre las 5 y las 7 pm, la embajada ardió.

La vigilancia de la embajada, confundida por la embestida, se replegó. Se incendiaron 30 carros y dos pisos del consulado. Quemaron archivos, muebles, se destruyó el jardín frontal. Los guardias privados respondieron tarde, matando estudiantes.

Henry Napoleón García Marcía, Fredy Alberto Pineda, Rolando Erazo, Amílcar Agüero Cruz y Yolani Medina, estudiantes todos, fueron asesinados a balazos por guardias de la compañía Halifax, que llegó a evitar que el resto de las instalaciones se destruyeran.

Al día siguiente, el estado de sitio se declaró en todo el país y la Escuela Superior del Profesorado fue tomada por las Fuerzas Armadas, durante 20 días.
Los periódicos culparon a los estudiantes y se inició una cacería como respuesta. El país entero estaba en shock.

El 19 de abril el Ejército secuestró y desapareció al estudiante Roger Samuel González, del INTAE. Las FFAA admitieron tenerlo bajo custodia y se sabe que fue interrogado por agentes estadounidenses. Nunca fue liberado y su paradero es desconocido hasta el día de hoy.

La prensa culpó a los estudiantes y al gobierno por su poca respuesta (la policía apareció hasta 2 horas después de los sucesos). La imagen del gobierno de Azcona se derrumbó y con ella la posibilidad de la tercera victoria del PL.

Ramos Soto quedó sepultado como instigador de protestas y Rafael Callejas, un joven tecnócrata, fue el gran favorecido en las elecciones del año siguiente. Los gringos le usarían en su nuevo proyecto regional: privatizar, empobrecer y neoliberalizar a Honduras, su eterna colonia.

Matta fue condenado a 12 cadenas perpetuas luego de un juicio bastante confuso, en el que se evidenció que su arresto era ilegal. Confiscaron sus propiedades y muchos empresarios hondureños ayudaron a lavar la fortuna del narco. La historia hizo silencio y el olvido hizo lo demás

El modelo de traficar drogas y lavar activos que Matta implementó fue reproducido 30 años después, por los autores del primer narcoestado pleno en el mundo, de nuevo con la ayuda de los gringos, quienes al igual que con Matta, han empezado a extirpar el cáncer que crearon.

Recordar a Matta y su historia nos enseña una cosa muy importante: las élites de los pueblos que olvidan su historia son expertas en repetirla.
A alguien le conviene que no recordemos. El olvido es la principal herramienta del poder contra los pueblos.
¡Prohibido olvidar!

También hay que decir, que los estudiantes universitarios siempre serán las voces generacionales que marquen la pauta de los cambios. Esos 2 mil jóvenes que marcharon ese día cambiaron (sin saberlo), el rumbo de un país.
Luchar siempre será la más grande causa política y social

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