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Divulgamos la historia con la risa - Asesores y coordinadores de contenido en #ElCondensadorDeFluzo en @la2_tve. 📖«Homo historicus» 📨adabsurdumblog@gmail.com

Apr 9, 2021, 31 tweets

Hablemos de Felipe, el Duque de Edimburgo y esposo de Isabel II del Reino Unido que nos ha dejado hoy.

Vamos a rendirle homenaje recordando sus mayores meteduras de pata y momentos absurdos.

¿Preparados?
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Durante años (muchos), hemos tenido (y tenemos) muy presente a Isabel II como reina del Reino Unido desde el exterior, pero hemos ignorado un poco a su marido, que no era otro que el tal Felipe de Edimburgo (que aunque decimos "de Edimburgo", era en realidad griego).

Y eso que su idilio comenzó hace muchísimos años, cuando la reina contaba con apenas trece años, y cuando Felipe era príncipe de Grecia y Dinamarca (allá por...🦖🦕).

Muchos pensarán que Felipe se enamoró profundamente, pues renunció a todos sus títulos e incluso a la religión ortodoxa para poder casarse con Isabel.

Pero en realidad es que le había tocado la lotería con eso de que la futura reina se fijase en él si quería pillar cacho de algún poder real, porque si ya le iba a tocar poco con Constantino en el trono griego, después de su derrocamiento no lo iba ni a oler.

A cambio, el rey Eduardo le nombró duque de Edimburgo antes del matrimonio con su hija. Felipe e Isabel eran, además de esposos, primos segundos por parte del rey Christian IX de Dinamarca y primos terceros por parte de la reina Victoria.

Hoy la prensa se deshará en halagos hacia él, recordando sus hazañas, su labor como consorte, su enorme papel en obras benéficas, su intelectualidad y estudios (ha escrito libros sobre pájaros), y todas esas cosas bonitas que se suelen decir cuando uno se muere.

Pero lo cierto es que al consorte no le gustaban nada las obligaciones del título. Rehuía en la medida de las posibilidades estos compromisos y aborrecía la etiqueta y el protocolo, de hecho llegó a decir que actos como la inauguración de los JJOO de Londres lo sacaban de quicio.

En realidad Felipe de Edimburgo es conocido en el Reino Unido por sus salidas de tono y sus momentos absurdos, esos que nos molan en Ad Absurdum, y que son los que vamos a recopilar aquí.

Felipe siempre hizo gala de un humor ácido. En 1947 se dice que hablando con un encargado de ferrocarril, Felipe le preguntó si tenía alguna posibilidad de ascender, a lo que el encargado respondió que solo si moría su superior. "Justo lo que me pasa a mi", respondió Felipe.

Precisamente a causa de ese humor, las relaciones diplomáticas no se le daban demasiado bien. En 1967 dijo que le gustaría viajar a Rusia, aunque "los cabrones asesinaron a la mitad de mi familia".

Durante un viaje a Kenia, tras aceptar el regalo de una mujer, le preguntó: "Eres una mujer, ¿no?".

En una visita a China, por ejemplo, hablando con unos estudiantes ingleses de intercambio les dijo: "Si siguen aquí más tiempo acabarán con los ojos rasgados".

En otra ocasión, a unos ingleses que habían hecho un periplo por todo Papúa Nueva Guinea, les felicitó porque "habían logrado no ser comidos".

En Hungría declaró que todos los habitantes del país tenían "barriga cervecera", y a un grupo de aborígenes australianos les preguntó que si aún arrojaban lanzas.

En general, para Felipe todos los pueblos (excepto el inglés, claro) se reducían a un tópico. No dejó pueblo sin ofender.

No solo las relaciones diplomáticas eran un problema, Felipe tampoco escatimó en comentarios fuera de lugar hacia minorías étnicas, minusvalías, etc.

En una visita a una fábrica, según el diario @elmundoes, hubo un problema con una caja de fusibles. Felipe declaró: "La debe haber puesto un indio". Y, por si acaso, añadió: "¿Ha estado alguna vez en la India? ¿Ha visto como están allí las cajas de fusibles?".

En una visita a un hospital, se dirigió a una enfermera filipina a la que dijo: "Filipinas debe estar medio vacío porque estáis todos aquí trabajando".

Aunque uno de los momentos más épicos fue en una visita de Obama al Reino Unido. El presidente estadounidense le explicó que ya se había reunido con Gordon Brown, David Cameron, y Dmitri Medvédev. "¿Es que puede distinguir a unos de otros?", replicó Felipe.

En una ocasión un parlamentario se le presentó como representante de la ciudad de Stoke-on-Trent, respondió "Qué lugar tan espantoso".

A un profesor de autoescuela en Escocia le preguntó cómo conseguía mantener tanto tiempo a los lugareños lejos del aguardiente hasta que terminaban el examen.

Cuando le presentaron a una nonagenaria que se protegía del frío con una manta térmica (esas de aluminio), preguntó que si es que la iban a meter al horno.

En otra ocasión, durante una recepción, se dirigió a un invitado negro y le preguntó que de qué "exótico país" procedía, a lo que el invitado respondió que era de Birmingham y que estaba en la fiesta por su condición de Lord.

Sobre la crisis declaró: "antes todo el mundo se quejaba de no tener tiempo libre. Ahora todo el mundo se queja de estar en el paro".

Al fijarse en que un político escocés llevaba una corbata con el típico estampado de cuadros escoceses, se dirigió a otra política escocesa para preguntarle: "¿Tú también llevas bragas hechas de eso?"

Tampoco ha destacado nunca por el buen trato a las mujeres: En una ocasión, en mitad de un acto público, se dirigió a una joven rubia que llevaba puesto un vestido con una cremallera que lo recorría de arriba a abajo para decirle: “Me arrestarían si bajara esa cremallera”.

El caso es que sus meteduras de pata se han convertido en un auténtico negocio para algunos: cuando Felipe cumplió 85 años, salió a la venta un libro que recopilaba todas sus salidas de tono y sus frases más célebres, y en muy poco tiempo se convirtió en best seller.

Hace unos años, dos periodistas actualizaron el recopilatorio y la publicaron en un nuevo libro bajo el título 'Prince Philip: wise words and golden gaffes'.

Una última curiosidad: os habréis fijado que no hemos usado el título de rey para referirnos a él en ningún momento, y es que en el Reino Unido el marido no toma el título de su esposa ni su apellido, aunque al contrario sí que ocurra.

Y hasta aquí nuestro sentido homenaje.

D.E.P.

A petición popular, añadimos el bonus: ¿Sabías que el Duque de Edimburgo está considerado un dios en algunas zonas de Oceanía?

Que sí, que sí. Forma parte de los llamados cultos cargo. Os lo contamos en el blog:
adadabsurdum.blogspot.com/2014/01/cultos…

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