Nacho Montes de Oca Profile picture
Periodista y escritor. En Youtube: https://t.co/HoWfcX2ptn

Apr 13, 2021, 19 tweets

Tras la muerte de Mauro Viale resurgió la duda sobre la Sinopharm, que le había sido aplicada días antes. Y esa incertidumbre se agrandó ante las declaraciones de un funcionario chino que admitió – y luego desmintió– la baja efectividad de las vacunas ¿porque desconfiamos? Veamos

El primer indicio es el manejo de las cifras. Pese a ser la cuna de la pandemia, China reconoce de manera oficial 90.400 casos y 4.636 muertos, menos que los que tiene Brasil en unos días. Y reporta una tasa de mortalidad de 0,0067%, cuando lo media mundial ronda el 2,16%

Cuando se mide la cantidad de testeos, dato central para saber la cantidad de casos por país, tampoco China se ubica en un lugar privilegiado. Realizó 160 millones de testeos, casi tres veces menos que EEUU (420 millones). Son 1,26 por habitante contra 0,11.

China inoculó a 167 millones de habitantes, o sea al 12% de su gente, pero tienen la tasa de contagio y muertes más baja del mundo… ¿hacen tanta falta entonces las vacunas? Lograron el milagro sin una inmunización masiva pero venden vacunas como pato laqueado caliente. No cierra

Y no es que le falten vacunas. China ya acordó 60 millones de dosis con Chile, 4 con Argentina, 1,6 con Uruguay, 100 millones con Brasil y 35 con México. De este modo con solo 5 países suman 200 millones de dosis. Más que la aplicaron en su territorio hasta el día de hoy

Eso conduce a la cuestión de la eficacia de las vacunas chinas. Ninguno de sus fabricantes publicó resultados completos en revistas científicas ni presentó información clave de sus fórmulas en la FDA o la EMA europea. Esa es una diferencia clave con sus competidores occidentales

Y se complicó más cuando Yin Weidong, presidente de la empresa que fabrica la Sinovac dijera que su vacuna era eficaz en un 78%, para que luego Chile comprobara que lo era en un 54% y los brasileros bajaran esa cifra al 50,6%. De la Sinopharm todavía falta información estadística

Y lo que es más sugestivo, aunque afirman que son seguras para casi todas las edades, en China no se aplican a los mayores de 60 años. En lugar de eso, negocian adquirir un lote a la vacuna de Biontech Pfizer para inmunizar a sus mayores. Los hechos hablan por sí mismos.

Todo esto, mientras el gobierno chino promueve las vacunas como propias, pero se niega a aclarar otras cuestiones importantes como que es lo que sucedió con la operación para silenciar las alertas enviadas a la OMS por Taiwán en diciembre de 2019, apenas se desató la pandemia.

Luego, en febrero de 2021, obstaculizaron una inspección de la OMS al laboratorio de Wuhan y no entregó datos críticos como los referidos a los 175 pacientes iniciales de la pandemia. A esta altura, dudar es sano. Si esconde, es porque hay algo escondido. Elemental, Mao.

Tampoco ayuda que médicos y periodistas chinos que denunciaron el manejo de cifras de la pandemia hayan desaparecido. En tiempos de Covid todo se trastocó, incluso el reflejo de preguntar porque la gente se desvanece, porqué las cifras no cierran y de que está hecha una vacuna

Pese a tantas dudas Sinovac, Sinopharm y Cansino, las tres estrellas de la constelación china, siguen vendiéndose en todo el mundo. Y las dudas no frenan el éxito comercial, porque la solidaridad internacionalista no tiene nada que hacer en este asunto. Somos PCCH, pero no PLTD

Es que Argentina paga U$S 20 por la Sinopharm y U$S 9 por la Sputnik de acuerdo a lo expresado por el presidente Beto. En su momento anunció que la Oxford costaría 3 o 4 dólares. La Moderna, que cuesta 25 dólares. ¿La Pfizer? 9 dólares, pero Ecuador la compró a U$S 2.

Al final de esta ensalada de cifras y porcentajes, nos surge una pregunta necesaria: si existen tantas dudas sobre las opciones chinas y ni siquiera el precio es una explicación para elegirlas ¿Por qué Argentina y otros países llenaron sus heladeras de vacunas chinas?

La respuesta es hermética. Quizás sea la disponibilidad inmediata y la facilidad para adquirirlas, factor que a veces no se vincula con la disponibilidad de fondos sino con acuerdos políticos más amplios. No es una cuestión científica ni médica, sino de urgencia y estrategia

En tanto los perros pekineses locales llenan las redes y medios con excusas y explicaciones para salvar la reputación de las vacunas y las cifras chinas. Es parte del derecho de expresión y cada cual gana su dinero como su talento se lo permite. Dylans pekineses y siberianos.

Quizás porque el coronavirus activa los centros del miedo y del autoritarismo, el hacer preguntas se convirtió en una práctica que ya no considerada sana, sino que es percibida como un riesgo tan grave como el virus. China es un país maravilloso, pero algo huele mal en Pekín

PS: no es un hilo sobre la eficacia de las vacunas, sino sobre la fidelidad de la información que tenemos. Si el miedo es hijo del desconocimiento, permítanos por los menos dudar y preguntar para que no nos gane el temor

Continúo publicando gracias a los que me apoyan para seguir haciendo periodismo libre, sin sugerencias de anunciantes y funcionarios
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