#Hilo🧵🎤 'Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana', Soy Chavela Vargas y este es el recuerdo de mi vida, mis amores, el cine y las canciones. A 102 años de mi nacimiento ahí les van estos datos.
Primero que nada mi nombre. Fui bautizada como María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano. Mi lugar de nacimiento fue Costa Rica, pero siempre llevé en el alma el ser mexicana.
A los 17 años me vine a México por el encanto de su música. A los 30 me hice cantante profesional y en mi destino apareció el gran José Alfredo Jiménez, de quien me hice intérprete y compañera de borracheras. Frente a su féretro estuve totalmente borracha y ahogada en llanto.
En la década de los cincuenta me hice famosa por mis presentaciones en Acapulco. Canté en la boda de Elizabeth Taylor, además de hacerme amiga de los artistas que estaban transformando la forma de pensar en México.
Unos de esos amigos fueron Diego Rivera y Frida Kahlo, con quien tuve una relación amorosa que se hizo chisme en los círculos artísticos de esos años.
De los amores que ventilé fue el que sostuve con la actriz Ava Gardner. Otros romances simplemente los guardé para mi goce.
Se dice que tuve a bien bajarle la novia a Emilio Azcárraga, allá por 1964. Resulta que el empresario sostenía un noviazgo con Arabella Árbenz Villanova, una chica guatemalteca, que se enamoró de mi personalidad, pero todo es una leyenda.
Fue en el año 2000 cuando en una entrevista acepté públicamente mi sexualidad, aunque mis lides amatorias ya no eran un misterio.
Mi primer larga duración se editó en 1961. Hice breves apariciones en el programa de televisión ‘Premier Orfeón’. En 1967, bajo la dirección de José Bolaños, encarné el personaje de Ángela en la película ‘La Soldadera’, que llevó como estelar a Silvia Pinal.
Mi carrera tuvo un antes y un después hacia los años noventa cuando Pedro Almodóvar me tomó bajo su protección y le dio cabida a mi muy especial forma de cantar en sus películas. Me convertí en una chica Almodóvar pero desde la música.
La forma tan especial de interpretar las canciones rancheras y otras melodías, se hizo protagonista en cintas como: ‘Kika’, ‘Carne trémula’, ‘La flor del desierto’, ‘Dolor y gloria’, entre otras.
Aquella segunda oportunidad que vino con mi participación en el cine de Almodóvar, me permitió en marzo de 1995 llevar mi voz hasta el Palacio de Bellas Artes.
A partir de ahí se hizo común regresar a México. Una de esas ocasiones sucedió en abril de 2000, cuando canté en el Zócalo de la Ciudad de México.
En ese año, un reportero me preguntó qué opinaba sobre Luis Miguel y sin pelos en la lengua le dije: ‘Se siente la mamá de Tarzán’ y además es ‘antipatiquísimo’.
Las actuaciones en México fueron pretexto para llevar mi sentir a otros países de América Latina, como ocurrió en abril de 2004, en Argentina.
En el 2010, estuve de nueva cuenta en el Zócalo. Aquella presentación fue la despedida de la tierra que me dio tanto y a la vez me quitó mucho. La muerte llegó en agosto de 2012 y a manera de despedida una clásica de José Alfredo para que vayamos agarrando tono. Final del #Hilo.
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