Hay una enfermedad extremadamente mortal y contagiosa llamada “Síndrome K”.
¿La conocéis?
Acompañadme en esta #HistoriaMedicina #hilo 🧵⤵️
ITALIA, OTOÑO DE 1943
En plena I Guerra Mundial, Italia está en una situación convulsa, los aliados han invadido Sicilia para reconquistar “la bota” y el rey Víctor Manuel III (1869-1947) nombra al mariscal Pietro Badoglio (1871-1956) nuevo presidente del país
Los nazis liberan a Mussolini (1883-1945) de su presidio y este con el apoyo de Hitler se hace fuerte en el norte del país tras descubrir Alemania la traición italiana. Al frente de las tropas nazis está Albert Kesselring
Albert Kesselring “el sonriente” (1885-1960) fue uno de los mariscales de campo más prestigiosos de la Luftwaffe y era el Comandante en Jefe de la Wehrmacht en el Sur, dirigiendo todas las operaciones de la zona del Mediterráneo
Al principio de la II Guerra Mundial, Italia era “relativamente” segura para los judíos pese a los pactos de Mussolini con los nazis, pero ahora la campaña de limpieza étnica de los alemanes también había llegado al país transalpino
Todo había empeorado, y miles de judíos italianos, fundamentalmente del norte, fueron deportados a campos de concentración con el beneplácito del títere nazi Mussolini que presidía el país ocupado desde Saló
Algunos judíos huyeron al sur, zona ya controlada por los ejércitos aliados que habían cruzado ya el Estrecho de Mesina. Otros no tuvieron tanta suerte, … se calcula que más de 9000 judíos italianos murieron, fundamentalmente en Auschwitz-Birkenau
Los nazis estaban haciendo redadas para “cazar” a los judíos en Roma, Milán, Génova, Florencia, Trieste, etc. Los llevaban a campos de prisioneros en la propia Italia como punto intermedio antes de acabar en los de exterminio
El 16/10/1943 desde las 5:30 de la mañana, los nazis asaltaron el gueto judío ubicado en la ribera del río Tíber en Roma. Las detenciones masivas (1007 personas según los archivos), las deportaciones y los asesinatos regaron de sangre y lágrimas las calles de la "ciudad abierta"
La operación estaba dirigida por el teniente coronel y jefe superior de las unidades de asalto de la Gestapo en Roma, Herbert Adolf Kappler (1907-1978) que también había dirigido el asalto para liberar a Benito Mussolini del Hotel Campo Imperatore realizado por Otto Skorzeny
Los nazis registraron todas las casas, negocios, hospicios, … incluso las iglesias y los hospitales. Tanto es así, que acudieron a buscar más judíos al hospital más grande de la zona, uno privado y católico llamado Fatebenefratelli
No encontraron ningún judío en las plantas del hospital, pero una no la pudieron inspeccionar, o mejor dicho, prefirieron no hacerlo, porque estaba en cuarentena por una enfermedad llamada “Síndrome K”
Menos mal que los médicos habían advertido a los soldados alemanes y a la Gestapo que no se acercaran, que se podían contagiar del mortal “Síndrome K”.
¡Madre mía! Como tosían esos enfermos…
UNAS HORAS ANTES
Adriano Ossicini (1920-2019) era un joven estudiante de medicina y militante de la izquierda católica (aunque suene raro). Acérrimo antifascista, como sus padres, que llegó incluso a pasar por la cárcel por sus ideas
Además de formar parte de movimientos sociales, Adriano estaba de voluntario en el Ospedale San Giovanni Calibita Fatebenefratelli, más conocido como hospital Fatebenefratelli, situado en la Isla Tiberina, muy cerca del gueto judío
La tarde de la redada y huyendo de las tropas nazis y de la Gestapo entraron en el hospital, que estaba regentado por los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, muchísimos judíos.
Ese día Adriano estaba allí ayudando…
Adriano Ossicini sabía que los nazis antes o después acabarían preguntando, y si era preciso, registrarían el hospital y todos los judíos que “se les habían colado” correrían la peor de las suertes
Adriano pidió ayuda al médico Vittorio Emanuele Sacerdoti (1915-2005) que “ejercía ilegalmente” en el hospital bajo una identidad falsa (Vittorio Salviucci), ya que este era judío y le habían prohibido ejercer por las leyes raciales italianas
Ambos fueron a solicitar apoyo al cirujano Giovanni Borromeo (1898-1961) que era el director médico del hospital, y este, debido a sus principios antifascistas aceptó correr el riesgo…
El Dr. Borromeo que se había negado a afiliarse al Partido Fascista, y que por ello no podía trabajar en hospitales públicos, había sido contratado en el privado y católico Fatebenefratelli. Allí le permitían trabajar por los lazos gobierno-iglesia
Pero a ver como escondían a los judíos…
La única manera de ocultarlos era convertirlos en sanitarios o en enfermos... y por el número, lo segundo era mejor
Los 87 (27+60) judíos que habían entrado en dos tandas, se convertirían en enfermos del hospital
Pero claro, había que “darlos de alta” con alguna enfermedad y hacerles los partes de ingreso pertinentes a todos ellos. Además, para que no hubiera problemas, debían distinguirlos de los “enfermos reales” que tenían tratamientos
Era un lío asignarle a uno apendicitis, a otro pulmonía, a otro una fractura de fémur, etc., con lo que se optó por ingresarlos a todos con la misma patología, pero ¿qué enfermedad podían tenerla todos a la vez?
Debían tener en cuenta que tenía que ser una enfermedad que pudiera afectar en un momento dado a mucha gente… Uno de ellos dio la idea de que fuera una enfermedad infecciosa, una epidemia…
Pues así fue, en un santiamén todos los judíos “infiltrados” en el hospital, muchos de ellos niños, pasaron a estar enfermos de lo que el Dr. Sacerdoti y Ossicini llamaron el “Síndrome K”
Como algunos habréis podido suponer, la enfermedad era inventada, no existe como tal un “Síndrome K”. Además, el nombre tenía su miga, porque la K era la inicial tanto de Kesselring como de Kappler, los dos nazis que dirigían la “caza” de judíos en la ciudad eterna
Además, crearon la coartada perfecta, advirtiendo en los historiales que era extremadamente contagiosa y mortal, incluso postmortem, así querían asegurar que los nazis no se acercaran ni para llevarse los teóricos cadáveres
Los médicos agruparon a los pacientes del “Síndrome K” en dos salas de ingreso de una planta con carteles en la puerta que decían: “Prohibido tocar a estos pacientes”. Además, se les oía toser fuertemente desde el otro lado de la puerta, cosa para la que habían sido “entrenados”
Les habían dicho que el día que aparecieran los nazis en el hospital tenían que toser, toser mucho, toser muchísimo, … porque los nazis tenían miedo de la tos, miedo del contagio…
Los creadores de la farsa no lo dijeron a sus propios compañeros para evitar filtraciones y no comprometer a nadie. Les describieron el síndrome como una enfermedad neurodegenerativa y muy contagiosa que provocaba que los rostros de los enfermos se desfiguraran antes de morir
Cuando los nazis buscando más judíos llegaron al hospital, les dijeron que a determinadas salas no se podía acceder por estar en cuarentena con “Síndrome K”. Los alemanes dudaron porque no habían oído hablar antes de esa enfermedad
Evidentemente que no habían oído hablar de ella, ni la conocían, porque como hemos dicho, no existía. Pero pese a las dudas, los temores de los nazis hicieron que no pasaran más allá de donde les habían dicho los facultativos
De hecho, inicialmente asociaron “K” con el bacilo de Koch, el agente causante de la tuberculosis, y no se atrevieron a abrir las puertas de la sala más aun cuando los médicos les habían dicho que casi todos estaban en fase terminal
Los médicos expusieron situaciones con las que explicar el carácter peligroso de la enfermedad, así dijeron a los alemanes que, en los cuarteles, centros de detención y trenes de deportación, un solo enfermo podía infectar a todos los demás, sobre todo a ellos
En una ocasión, los alemanes enviaron un médico militar para ver a los enfermos del “Síndrome K”, y el Dr. Borromeo que chapurreaba alemán y tras una mascarilla, le advirtió que era una enfermedad letal y muy contagiosa. El galeno alemán confió y no quiso pasar a ver por si acaso
Al cabo de cierto tiempo de estar ingresados, los médicos “certificaban su muerte” y con ayuda de la gente de la resistencia les hacían documentación falsa y los sacaban del hospital por la noche para llevarlos a destinos seguros
Esta falsa epidemia permitió salvar la vida de multitud de judíos, muchos de ellos niños, que, de no haber sido por esta arriesgada y audaz estratagema, hubieran acabado en campos de exterminio nazis
De los más de 9000 judíos italianos enviados a los campos de concentración nazis y según datos avalados, solo 16 salieron con vida. Esto denota la importancia de lo hecho por estas personas, que lograron salvar aprox. a un centenar de judíos*
*datos no claros
LOS PROTAGONISTAS
Al acabar la guerra, Kappler fue juzgado por crímenes contra la humanidad por las acciones contra los judíos de Roma y por la masacre de 335 civiles italianos en las fosas Ardeatinas (24/03/44)
Condenado a cadena perpetua, no se le concedió indulto en Italia pese a sufrir cáncer terminal. Se fugó con la ayuda de su esposa en 1977 de un hospital a Alemania Occ. dentro de una maleta. Este país no quiso extraditarlo de nuevo por su estado de salud. Falleció poco después
Kesselring fue también juzgado por crímenes de guerra y contra la humanidad y fue condenado a muerte, pero posteriormente la pena capital le fue conmutada por pena de prisión. Estuvo en diferentes prisiones alemanas durante la Guerra Fría
El gobierno británico para evitar conflictos solicitó su amnistía a partir de unos partes médicos (dudosos) que decían que sufría cáncer de garganta. Murió en 1960 y en el entierro se le dieron honores militares. El gobierno italiano protestó por todos estos hechos
El hospital Fatebenefratelli no solo ayudó en este caso, ya que acogió a muchos fugitivos diferentes durante toda la II Guerra Mundial y el gobierno de Mussolini, fundamentalmente durante la ocupación alemana de Roma (1943-1944)
El 21 de junio de 2016, el hospital Fatebenefratelli fue nombrado “Casa di Vita” por la fundación Raoul Wallenberg, una asociación estadounidense que honra actos heroicos realizados durante el Holocausto
Adriano Ossicini terminó sus estudios de medicina y se especializó en psiquiatría. Abandonó su trabajo de profesor universitario por la política, llegando a ser senador y ministro de Familia y Solidaridad Social de la República de Italia. Falleció con 99 años
Tras la guerra, Vittorio Sacerdoti siguió trabajando de médico, ya con su nombre real en el Fatebenefratelli y posteriormente en otros hospitales. Falleció con 90 años y fue enterrado en el cementerio judío de Ancona con honores por parte de la comunidad hebrea
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Dr. Borromeo recibió la Medalla de Plata al Valor Civil de Italia, entró en política y fue consejero de salud pública en Roma. Falleció poco después con 63 años
En 2004, más de 40 años después de su fallecimiento, fue nombrado “Justo entre las naciones” por el Yad Vashem por haber salvado a muchos judíos de una muerte segura en los campos de exterminio nazis righteous.yadvashem.org/?searchType=ri…
LA HISTORIA
Esta historia no salió a la luz hasta 60 años después, cuando fue contada por el hijo del Dr. Borromeo, Pietro Borromeo en un libro centrado en las vivencias de su padre y los acontecimientos antes expuestos. A raíz de esto, Ossicini lo ratificó y amplió todo
A algunos, esta historia os recordará una que ya conté y que guarda muchos paralelismos 🧵⤵️
En 2014 se estrenó una película documental llamada “My Italian Secret: The Forgotten Heroes” donde entre otras historias se cuentan algunos pasajes de lo narrado en este hilo 🧵
La USC Shoah Foundation creada por Steven Spielberg está investigando el caso para contrastar totalmente los hechos, que para algunos tienen partes dudosas debido a que todo está basado en testimonios personales.
¿Habrá peli en el futuro?
Esta historia demuestra que, dentro del horror, el odio y la intolerancia, siempre hay personas que son luz y esperanza para los demás #gracias #esperooshayagustado
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