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May 9, 2021, 27 tweets

Rhaiza Ruiz, doctora que "resucitó" tras un accidente de avioneta en el Amazonas.

Esta es su historia, su supervivencia, y la extraña sensación de morir en vida.

Abro mega hilo🤯

Amazonas 1981, era la Venezuela de la bonanza y las avionetas hacia el interior del territorio se tomaban como si fueran taxis de lo común que eran.

En ese tiempo ocurrió una tragedia aérea que puso al Amazonas, en los titulares de la prensa mundial.

El 1ero de septiembre de 1981, A las 6.27 am despegó hacia San Fernando de Atabapo la avioneta Cessna YV-244-C, de Aguaysa con Rómulo Ordóñez de piloto y 4 pasajeros.

El tiempo era lluvioso y muy malo, con una visibilidad muy limitada, pero el piloto confiaba en su veteranía.

Ordóñez dejó los pasajeros y continuó vuelo hacia Maroa y allá aterrizó con los pasajeros Mirabal y Herrera, para recoger la médico rural Rhaiza Ruiz, que iba hasta Puerto Ayacucho con retorno directo desde San Carlos de Río Negro.

El mal tiempo siempre estuvo presente.

Palabras de Rhaiza:

Nosotros íbamos a Puerto Ayacucho a protestar por las pésimas condiciones de trabajo de los médicos rurales y a cobrar por primera vez, en mi caso.

“Había un tiempo cerrado, todo se veía blanco". Y de repente nos vimos metidos en las matas.

Pensé: esto es insólito, ¿cómo aterrizamos aquí?.

Yo no podía concebir lo que había pasado.

El avión se metió entre las copas de los árboles y después fue que estalló y terminó de caer, concluye.

La avioneta, al chocar contra las ramas de los árboles, perdió en el impacto la cola y se incendió; sin embargo logró medio aterrizar entre dos grandes árboles, en medio de un claro dejado por un chubasco.

Mirabal rompió el vidrio del lado derecho y por allí salió, aun ileso

El piloto Ordoñez sufrió fractura de clavícula y de 3 costillas. El Juez Herrera se fracturó una pierna. Rhaiza sufrió escoriaciones menores en los dedos pero todos salieron de la avioneta en llamas por el lado izquierdo del piloto, salvo Mirabal que salió por el otro lado.

En ese momento la avioneta estalló y alcanzó a Mirabal y su cuerpo quedó envuelto en llamas, al igual que la avioneta.

Trataron de ayudarlo, pero fue inútil. Caminaba como un autómata en llamas hacia el avión, pidiendo auxilio. Anduvo otros pasos sin rumbo y al fin cae, abatido.

Aún así, ya moribundo, se despidió con una sonrisa de Rhaiza: “Doctora, se me apagaron las luces”.

Murió en horrible agonía media hora después Rhaiza le cruza los brazos y le rezan una oración.

Estaban heridos y con hambre en medio de la Selva, ¿Que creen que hicieron?

No por dios, como van a pensar en eso, no se lo comieron.

Luego de unas horas cerca del cuerpo, la sed los agobiaba, entonces deciden emprender la búsqueda de un río en los alrededores.

Caminan por el monte y encuentran un pequeño pozo y ahí bebieron agua.

Pero, perdieron el camino de regreso.

Mientras ellos estaban perdidos ya las autoridades estaban alertas y emprendieron la búsqueda de los restos y posible rescate.

El primer y segundo día de búsqueda resultaron infructuosos.

Por el aire divisaron los restos de la aeronave.

Los rescatistas tuvieron que navegar durante dos horas el caño Iguarapo y luego una caminata de seis horas, para por fin alcanzar, hacia las 3 de la tarde, el lugar del siniestro.

No, no se encontraron con los sobrevivientes solo con el cadáver de brazos cruzados.

Organizan los restos del desastre en tres bolsas diferentes: la primera con los restos del avión, la otra con los supuestos restos humanos y la última con los restos de objetos personales de los ocupantes del avión. El médico Castillo desechó unos restos de lapa calcinados.

Que Mirabal llevaba como encomienda.

Cirilo Calderón (lugareño) advirtió huellas en los alrededores y así se lo manifestó a los rescatistas, quienes pasaron este hecho por alto.

Además el cadáver estaba acomodado y nadie se acomoda a sí mismo estando muerto.

Había cantidades de huellas alrededor, que tampoco fueron tomadas en cuenta por los rescatistas.

Todos estos hechos fueron pasados por alto por estos “expertos” y por el contrario mandaron a callarlo.

En paralelo a esto Rhaiza cuenta el infierno que estaban viviendo:

"Temíamos que no iban a encontrarnos porque el avión había caído en un lugar muy tupido, apenas el clarito donde caímos y todo lo demás era cerrado, tanto que estaba lloviendo y abajo apenas llegaban las góticas.

Teníamos mucha sed, estábamos muy quemados y necesitábamos agua".

Y así fue como Rhaiza, Ordóñez, y Herrera, se perdieron del lugar del accidente. Fue un gran error.

Mientras tanto las autoridades declaraban a todos los tripulantes como fallecidos, ¿Que posibilidades había de que estuviera viva?

Muy pocas.

Al otro día siguieron su ruta y así durante 3 días, hasta que el Juez Herrera murio el 4to día, hacia las 9 de la noche, quizás por inanición o por gangrena, porque la herida de la fractura estaba muy fea.

Rhaiza siguió caminando con Ordóñez hasta el 6to día.

Ordóñez le dijo: “Hasta hoy te acompaño. Estoy muy mal. Sigue siempre la dirección del sol que pronto te encontrarán”.Como Rhaiza había perdido casi toda su ropa vendando a Ordóñez, éste le da las últimas instrucciones: “Toma mis medias, y chaqueta. Ya no las necesito, tu si".

Una hora más tarde el piloto de la nave fallece, y Rhaiza continúa sola sin rumbo y sin esperanzas ya casi moribunda.

El domingo 6, Raiza fue rescatada por indios Baré que cantaban para salvarle la vida, le limpiaron los gusanos de las heridas y la llevaron hasta su aldea.

Luego a puerto Ayacucho para llevarla después a Caracas a qué fuera atendida por especialistas.

Cuando esto salió a la luz, empezó el escándalo, ¿Quién está enterrada entonces en la parcela Nro. G159-1 del cementerio en Caracas con el nombre de Raiza Ruiz?.

¿Por qué hubo tanta negligencia?, ya se había hecho el papeleo legalmente era una persona muerta.

Bueno una pregunta a la vez.

El jueves 10 de septiembre se procedió a la exhumación de los “restos irreconocibles” y hubo sorpresas.

En lugar de un cadáver, había un saco de cal de 40 kilos, un fémur de lapa (especie de roedor mediano) y una costilla de venado.

Las investigaciones arrojaron que los restos habían sido puestos en las urnas en el aeropuerto de San Carlos y no en el lugar del siniestro.

Se activó entonces la búsqueda de los cadáveres del capitán Ordoñez y del juez Herrera, pues en su lugar también habían puesto sacos de cal y restos de animales.

Dos días después se encontraron los cadáveres.

¿No les parece que está historia es digna de una película?

Tiene de todo, la realidad superando la ficción.

¡Un muerto viviente!

Rhaiza: uno no sobrevive para las grandes cosas sino para vivir la vida normal, no hay cosa más grande que la vida normal, ver a su familia, a sus amigos, para ver las calles conocidas, para ayudar a los otros incluso para saber quién fue a tu entierro y quién lloró por ti.

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