"Bruckner & Mahler", por H. F. Redlich.
Capítulo: "Mahler - I. Childhood and Adolescence (1860-79)”
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“Gustav Mahler’s life achievement were an unceasing tug-of-war between the duties of one of Europe’s most glamorous conductors and the increasing demands of a creative genius.”
Este “trágico dualismo”, como lo llama Redlich, que causó a Mahler mucho sufrimiento durante su vida, y pudo haber acelerado su muerte, fue en parte consecuencia de las circunstancias peculiares de su nacimiento.
Mahler nació en una modesta familia de judíos moravos en el Imperio Austriaco de Francisco José I. Los judíos asentados en Bohemia y Moravia tuvieron un papel importante en frecuentemente disonante concierto de razas que vivían bajo el mando de Francisco José.
Prueba de ello son personalidades internacionalmente reconocidas como Franz Kafka y Sigmund Freud. A pesar de que la mayoría de los judíos moravos tenían sus orígenes en los confines orientales del Imperio Austriaco, tenían un vínculo importante con la lengua y cultura alemanas.
El mismo Mahler se describía a sí mismo como un hombres “tres veces extranjero: un bohemio entre austriacos, un austriaco entre alemanes y un judío ante el mundo”. Para Redlich, a esta combinación aunada a la pobreza de su familia y su necesidad de asimilarse…
…al mundo hostil de los gentiles, se deben los rasgos de carácter de Mahler que han sido tan criticados por sus detractores: su afán por dominar, su falta de consideración por otros y por sí mismo, su tensión nerviosa y la naturaleza dual de sus dotes artísticos.
A pesar de que en el clima cultural relativamente liberal de Austria de Francisco José, los judíos podían alcanzar fama, riqueza e incluso poder, en muchos aspectos estaban condenados a permanecer como intrusos, y su posición cada vez se hacía más precaria.
Mahler nació el 7 de julio de 1860 en Kaliště, fue el segundo de doce hijos de Marie y Bernhard Mahler. Marie era frágil, tenía una enfermedad del corazón desde joven. Bernard era apasionado e irascible, empezó como cochero pero después se volvió medio intelectual.
A pesar de ser el segundo hijo, fue de hecho el mayor pues su hermano mayor Isidor murió en un accidente en la niñez. De los doce hijos, cinco murieron de difteria y otro, Ernst, el menor y favorito de Mahler, murió de un problema en el corazón a los trece.
Sus hermanas Justine y Emma pudieron remplazar de cierto modo la pérdida temprana de su madre. Compartieron la vida con Mahler durante muchos años, y Justine especialmente se convirtió en objeto de su frustrada fijación con su madre y una barrera emocional al matrimonio.
Las facultades musicales inusuales de Mahler se evidenciaron desde muy temprano. A los 4 años, Mahler reproducía en un acordeón las canciones y música militar que escuchaba de las barracas cercanas, y aprendió solo a tocar un viejo piano que encontró en el ático de sus abuelos.
A los 8 años, Mahler enseñaba piano a un niño de 7 y era suscriptor de una biblioteca de música. Su padre decidió pronto convertirlo en músico profesional. A los 15 años lo llevó a Viena e impresionó tanto a Julius Epstein que lo aceptó como alumno en el Conservatorio de Viena.
En el Conservatorio, Mahler estudió con Epstein, Robert Fuchs y Franz Krennen. Fuchs decía que Mahler siempre estaba fuera de clases, y aún así sabía todo. Ganó varios premios en las competencias del Conservatorio, dos por su interpretación al piano y uno por composición.
Después de tres años de estudios y de pasar exitosamente sus exámenes, el scherzo de su Cuarteto para Piano fue interpretado en un concierto público organizado por el Conservatorio de Viena.
Durante su época en el Conservatorio, en su tiempo libre Mahler daba clases de piano para incrementar sus muy modestos medios. Estudiaba y leía vorazmente y generalmente llevaba la vida bohemia de los estudiantes de música prometedores de la Viena de esos días.
Entre sus amigos y colegas, Hugo Wolf, Anton Krisper y Hans Rott siguieron jugando un papel en su vida de adulto. La exaltación que rayaba en la locura en sus círculos de juventud se evidencia con el hecho de que tanto Wolf como Rott murieron dementes, y Krisper casi también.
Wolf y Mahler se volvieron íntimos amigos en el Conservatorio (del que Wolf fue expulsado en 1877), con el vínculo de su mutua pobreza y lucha artística. Sin embargo, se distanciaron y cuando se reencontraron 16 años después eran virtualmente extraños y antagonistas.
Mahler siguió sintiendo una profunda afinidad con Rott, el alumno preferido de Bruckner, quien lo propuso como candidato para el puesto de organista de San Florián. Pero Brahms le recomendó que dejara la música pues según él no tenía talento. Rott enloqueció y murió poco después.
Brahms también tuvo un desencuentro con Wolf, lo que le provocó un odio casi maniático por el compositor. Es probable que esta actitud hacia Rott, Wolf y eventualmente también Mahler, derivara de la hostilidad de Brahms al Conservatorio y a Bruckner, mentor de los tres.
La amistad de Mahler y Bruckner inició en 1877. Mahler estuvo entre quienes consolaron a Bruckner después de que su 3ª Sinfonía se estrenara sin éxito. Krzyzanowsky y Mahler hicieron un arreglo para dos pianos de la Sinfonía que se publicó junto con la partitura completa en 1879.
Bruckner quedó encantado con el arreglo y tiempo después le regaló a Mahler el manuscrito de la 3ª Sinfonía. A pesar de no haber sido su alumno, Mahler fue admirador y discípulo de Bruckner. En Hamburgo dirigió con gran éxito la Misa en Re menor, el Te Deum y la 4ª Sinfonía.
Mahler continúo luchando por el reconocimiento de Bruckner, especialmente en sus primeros años como director en Viena, dirigiendo las Sinfonías 6ª, 4ª y 5ª entre 1899 y 1901. Después se volvió crítico de su obra.
Sin embargo, en 1908 Mahler dirigió en Nueva York en serie todas las sinfonías de Bruckner y en 1910 donó regalías de sus propias sinfonías para ayudar a la publicación y propaganda de la obra de su antiguo mentor.
Esta actitud incierta hacia la obra de Bruckner es característica de las reacciones de Mahler hacia la música de sus grandes contemporáneos. Su opinión sobre la música de Brahms, Schumann, y Richard Strauss fluctuaba entre el entusiasmo y la repulsión.
Para concluir este capítulo y la semana, comparto el único movimiento que sobrevive del Cuarteto para Piano en La Menor, que compuso Mahler a los 16 años y que lo hizo merecedor de un premio por composición en el Conservatorio de Viena. Buenas noches.
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