Thread by @EmilioTejera1

Hay parejas héroe-villano que se enfrentan de forma épica. Pero en el s. XVII, hubo una pugna de personajes más míticos que en la ficción.
A un lado, Chaloner, estafador; al otro, Newton, el científico más grande de la historia.
Hoy: NEWTON EL CIENTÍFICO, DETECTIVE A DOMICILIO👇

Definamos a los contendientes.
Isaac Newton no necesita presentación. Enunció la teoría de la gravedad, revolucionó la óptica, definió las leyes de la dinámica y el cálculo diferencial…
Cada logro por separado le hace un científico notable; todos juntos, el mejor de la historia

Pero Newton tenía un lado oscuro. Muchos de sus descubrimientos los hace como consecuencia de obsesiones religiosas. Juega con la alquimia, tiene un genio bastante vivo, y se pelea a cara de perro con otros científicos. En fin, no era un tipo al que quisieras tener como enemigo

Un día, Newton dio un discurso para defender los derechos de la universidad de Cambridge. Por ello, se le elige para representarla en el parlamento inglés. Su actividad durante este tiempo fue escasa. Dicen que la única vez que alzó la voz fue para pedir que cerraran una ventana

Ahora bien, en un momento determinado, su país creyó necesaria su ayuda para una cuestión vital.
Por supuesto, se trataba de dinero.
Le pusieron a cargo de la Casa de la Moneda. Y, desde luego, Inglaterra necesitaba ayuda.

El problema era que Inglaterra estaba sufriendo como consecuencia de de una crisis global que empezaba en China y en la que estaba implicado el imperio español.
La cuestión es que, durante mucho tiempo, en China se había pagado con papel moneda.

Pero, a partir de cierta época, sus gobernantes sospecharon que éste podía no ser lo suficientemente sólido como para sustentar la economía. Así que, en sus negocios con los países europeos, les pedían pagos exclusivamente en plata.

En eso, el imperio español tenía una ventaja: sacaba plata a espuertas de América a través de lugares tan ricos en ese metal como las minas de Potosí.
Lo baratos que salían los trabajadores indígenas de estas minas, como dijo Galeano, también contaba. Pero ésa es otra cuestión.

La cosa es que el coste de la plata empezó a ponerse por las nubes.
En aquella época, lo común era que las monedas valieran tanto como el precio del material en el que estaban hechos. Se suponía que ésa era la base de su potencia como divisa.

Aquí tengo que hacer un breve inciso. Será breve, porque trata sobre economía y yo de eso entiendo lo justo. Pero, básicamente, a lo largo de la historia ha habido dos corrientes en cuanto al valor de las monedas y billetes.

Una que dice que tiene que haber en el fondo un respaldo a las mismas, bien en el valor intrínseco de los materiales, bien en las reservas de metales preciosos de cada país (en eso se basa la famosa doctrina del patrón-oro).

La otra teoría dice que una moneda se mantiene por la confianza de los consumidores en el país y que las reservas de oro dan igual. Uno de sus primeros defensores fue Wallace (co-descubridor de la teoría de la evolución junto con Darwin). Es la teoría que ha triunfado desde 1971

Hay gente que todavía discute si habría que volver al patrón-oro, aunque algún detalle concreto apunta a que, el día que conozcamos las reservas reales de oro de cada nación, nos pegaremos un susto. Pero de eso hablaremos otro día.

En la época de Newton se consideraba que una moneda no valía si no estaba hecha de metales preciosos de verdad. El problema es que, por la demanda de plata en China, el valor de este metal subió tanto que las monedas inglesas valían menos que la plata en la que estaban fabricadas

¿Qué hacía la gente? Pues raspar las monedas por los bordes para obtener virutas de plata que convertir en lingotes. Así que, en la época de Newton, las monedas de Inglaterra, limadas por todos lados, valían muy poca cosa. Cosa que a la gente que las usaba les mosqueaba mucho

El país del té de las cinco, la puntualidad, la proverbial flema y el cordero con salsa de menta decidió pedir ayuda a su científico más insigne y ponerle al frente de la Casa de la Moneda, ubicada en la afamada Torre de Londres. Era el año 1696 y Newton contaba con 54 años

¿Qué hizo Newton? Pues lo primero de todo, se dedicó a recoger todas las antiguas monedas en circulación, que ya no valían ni calderilla, las fundió y las volvió a crear. Se llamó la “gran reacuñación”. Fue un proceso largo pero que recuperó el valor de las monedas británicas.

Lo segundo, incluyó un sistema que impedía que nadie volviera a emplear el truco de limar los bordes para obtener plata: era poblar de estrías los contornos, una idea que aún persiste en las monedas de todas partes.
Ese método contra la falsificación es herencia de Newton.

Pero ése no fue el único reto al que tuvo que enfrentarse Newton. Su cargo incluía también ocuparse de los falsificadores de moneda. Y aunque Newton quería rechazar esta labor, una vez se vio obligado, se dedicó a trabajar en ello como todo lo que hacía: a conciencia.

Llegó a encerrar hasta a 100 delincuentes. Pero aquí entra en juego un archienemigo con nombre propio.
En el otro lado del cuadrilátero, William Chaloner.

El padre de Chaloner trabajaba en la industria textil. Chaloner se mudó a Birmingham y luego a Londres para desarrollar distintos oficios. Fue aprendiz en una fábrica de clavos, barnizador, adivino, curandero… Hasta trabajó vendiendo dildos.
Sí, dildos, como suena. En serio

Al final acabó su idilio con la ley. Resulta que se dedicó a recuperar propiedades robadas para que le dieran una recompensa a cambio de ellas. El problema es que la mejor forma de restituir bienes sutraídos es que seas tú desde el principio quien los hayas afanado

A partir de ahí, comienza una carrera criminal donde ocurren muchas cosas. Participa en chantajes, un timo de billete de lotería… Incluso a pesar de sus antecedentes criminales, el gobierno le contrató como agente provocador para desprestigiar la causa del grupo de los jacobitas

Aunque su gran éxito fue la falsificación de moneda. Ahí entró en colisión con Newton.

En aquella época, la falsificación no era cosa menor. Hasta un 10% de las monedas en circulación eran fake. Ante la falta de técnicas modernas, la clave estaba en un equipo de buenos artesanos

Chaloner se hizo famoso por la calidad de su trabajo. Tanto que compró una casa en una zona hoy céntrica de Londres, y se paseaba en un carruaje. Se vestía como un caballero, abandonó a su familia y empezó a tener amantes involucradas también en el negocio de la falsificación

Pero, ay, los cómplices… Siempre te pillan por los cómplices. Resulta que uno de ellos, un tal John Peers, se vio en problemas con la ley. Y lo primero que hizo fue cantar. Ahí fue cuando el sabueso Newton olió su presa, y ya desde ese momento no la soltó.

Pero al primero al que pillaron fue a un tal Hollowoy, que entre otras cosas era el encargado de poner las monedas en circulación dándoselas a jóvenes ladronzuelos.

Holloway jugó un papel interesante porque, un tiempo antes, Chaloner había intentado que Newton contratara a Holloway como cazador de falsificadores. De haber salido bien, la jugada hubiera sido maestra: tener a uno de los tuyos a cargo de tu persecución. Pero el truco no fraguó

Otro en su caso hubiera pensado que el negocio estaba en peligro y hubiera volado a parajes menos espinosos. Pero Chaloner no: Chaloner tenía mucho amor propio.
Así que, ¿cómo decidió combatir a Newton? Tratando de quitarle el trabajo.

Para lograrlo, Chaloner se dedicó a imprimir panfletos donde decía que tenía la solución para muchos de los problemas de la moneda (incluyendo algunos de los que provocaban falsificadores como él).

Su orgullo altanero le hizo enviar una petición al Parlamento donde acusaba a la Casa de la Moneda. de intentar acabar con él por haberse proclamado mejor acuñador y gestor que Newton.
Era una especie de "Roba pero hace", como proclamaba un cartel electoral en Brasil

La estrategia hubiera sido exitosa de no ser que porque Newton redobló sus esfuerzos para acumular pruebas en el juicio que ya estaba preparando contra él. Que iba sin prisa, pero sin pausa

Hay que decir que en aquella época no había un cuerpo de policía reglado, así que Newton tenía que sobornar confidentes, montar una red de agentes que infiltró en buena parte de los tugurios de los bajos fondos de Londres o, incluso espiar personalmente en las tabernas.

Newton se tuvo que bajar al barro. ¿Por qué creéis que hemos titulado este hilo: NEWTON EL CIENTÍFICO, DETECTIVE A DOMICILIO? Aquí nada es casual.

Por otra parte, Chaloner se propuso contraatacar.
Si Newton se atrevía a poner en juego su vida y su carrera, el estafador respondería con lo mismo.
Esta vez sería él quien levaría a Newton a juicio.
Se habían metido en un desafío épico. Sólo uno de los dos podía salir vivo de él

¿De qué pretendía acusarle Chaloner? Por lo visto, acumulaba un popurrí de motivos para encausarle; que si falsificador, por haber sido alquimista; que si proxeneta por organizar las citas amorosas de una sobrina; hereje por un texto contra la Santísima Trinidad, y hasta sodomita

Hay que reconocer que Chaloner era listo. Cuando la policía le detuvo por una investigación independiente de la de Newton, en el juicio desplegó todas las armas a su alcance, incluyendo denunciar una red de corrupción en la Casa de la Moneda para ver si remover el fango le servía

Por casualidad, Newton se pasó por el juicio, le reconoció, y eso sirvió para añadir nuevos cargos a los que ya tenía. Sin embargo, Chaloner guardaba un as en la manga: resulta que una de las claves de su actual encierro residía en el testimonio de su antiguo compañero Holloway.

Chaloner le pagó unas cuantas libras a Holloway para que se diera un paseo por Escocia y nadie pudiera localizarle. Desaparecido el testigo clave, la justicia no tuvo otro remedio que liberar a Chaloner.

Cuando Chaloner sale de prisión es cuando el gobierno le ofrece ese puesto de agente provocador anti-jacobita que hemos mencionado antes. Pero no tarda mucho en volver a las andadas, y pasa de las monedas a los billetes.

Una cosa graciosa es que la falsificación de estos últimos todavía no había sido tipificada como delito, así que, cuando le pillaron, se ofreció a declarar como testigo, mostrando los puntos vulnerables de la fabricación de los billetes.

Por ello, el Banco de Inglaterra le otorgó un agradecimiento y un pago por sus servicios. Y, lo más importante, no tuvo que devolver lo que había ganado con sus actividades. Todo ventajas.
Excepto para algunos compañeros a los que había enseñado el oficio, que sí fueron colgados

La verdad es que Chaloner se iba librando, como vemos, de todos los obstáculos en su camino. Hasta en el asunto de la estafa del billete de lotería consiguió inmunidad a cambio de denunciar a un cómplice.

Pero Newton por fin había recopilado todas las pruebas para el juicio, que tuvo lugar en el Old Bailey. El edificio os sonará porque es parte importante en la trama de V de Vendetta y, hoy en día, sigue siendo un importante centro judicial para delitos comunes en Londres.

Con Chaloner se siguió el protocolo habitual: fue colgado, luego castrado, eviscerado (echando sus órganos vitales al fuego) y descuartizado por el empuje de cuatro caballos, cada uno atado a una extremidad. El verdugo debía procurar que se mantuviera vivo durante todo el proceso

Como vemos, Chaloner salió a flote durante mucho tiempo, pero al final pagó cara la arrogancia de enfrentarse a uno de los hombres más brillantes de la Historia, esperando salir indemne.

¿Y qué pasó con Newton? Aparte de lo dicho, se metió en otras cuestiones relacionadas con la economía. Dedujo que la plata no era un buen metal para servir de base al sistema monetario y propuso el patrón-oro. La idea no empezó a ponerse en práctica en Gran Bretaña hasta 1816.

Otra cosa es que Newton realizó sus propias inversiones para aumentar un ya considerable patrimonio. El problema fue que, él como otros muchos, perdió una pequeña fortuna con la burbuja de los Mares del Sur, un pinchazo bursátil que tuvo lugar en 1721.

No vamos a entrar en detalles sobre esa burbuja pero, como otra que explicamos en otro hilo, las causas son similares: la ambición, el frenesí especulador, y las ansias de dinero fácil, acaban sobrevalorando algo que, en el fondo, tiene pies de barro

Newton comentaría al respecto, sin duda con cierto desdén: «Puedo predecir el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente».

Por cierto, en la torre de Londres ya no se aloja la Casa de la Moneda (se trasladó a Gales). Ahora alberga las joyas de la Corona, uno de los tesoros más valiosos de Inglaterra. El día que Isabel II se ponga todas las joyas encima, se hunde del peso y a lo mejor Carlos hereda

Y éste ha sido el hilo de hoy. Esperamos que os haya gustado, y que si @NetflixES, @HBO, @amazon o su nuevo creador de contenidos, @JuanGomezJurado, están leyendo, hagan una serie a partir de esta historia porque, desde luego, me da la sensación de que da para mucho.

Porque libro hay. En “Newton y el estafador”, Thomas Levenson toca en profundidad los temas de los que hemos hablado.
Aunque otras fuentes para informarse son éstas:



... y la biografía de Chaloner en Wiki principia.io/2018/05/03/isa…
blogs.publico.es/ciencias/gener…
blog.aefaragon.es/newton-la-otra…

Y éste es el hilo de hoy. Si os ha gustado, retuitead, llenadlo de corazoncitos, seguidme a mí o a mi blog () o regaladme un billete de 100 euros. Auténtico, a ser posible. emilio-tejera.blogspot.com

Si os gustaría leer más hilos sobre ciencia, historia u otros temas que se entrecruzan, podéis encontrarlos aquí:

Si lo que queréis es recompensarme con lo más apropiado al respecto del hilo de hoy, podéis contribuir a que me haga millonario comprando esta novela corta que tengo a la venta por sólo un eurito:

Por cierto, hablando de cosas que he escrito, en esta entrada del blog mencionamos con menos detalles la guerra entre Newton y Chaloner, aunque contamos otras cosas muy interesantes sobre la siempre problemática relación de los científicos con el dinero: emilio-tejera.blogspot.com/2020/06/la-his…

Y recordad, niños: como dice mi abogada, si no quieres ir a la cárcel, no cometáis delitos. Pero, sobre todo, que no os pillen. Y, por supuesto, ¡no me los cuentes!
Pasad buenos (y muy prósperos) días

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