3 Likes y les cuento que tenía Costa Rica que ver con esto.
Nada con el finado Trotsky.
Pero sí mucho que ver con el agente secreto soviético Iosif Grigulevich (Иосиф Григулевич). O cómo le conocían entonces:
Teodoro B. Castro, Embajador de la República de Costa Rica en Italia y Yugoslavia.
Iosif fue un agente durante el periodo estalinista y se especializó en eliminar opositores al régimen sovietico. No entro en detalle de sus primeros años, pero en Argentina y España se hizo del idioma, luego de varias misiones llegó a Mexico en 1940 para encargarse de Trotsky.
Iosif organizó un comando (incluyendo al pintor David Siqueiros) y se fue a la casa de Trotski en Coyoacán pero el ataque fue un fracaso, hirieron a un nieto en el pie y le arrancaron pelos a un perro que pasaba (historia sin corroborar).
Entonces a Iosif no le quedó otra que irse, primero a Argentina y luego a Costa Rica donde en 1949 el escritor Joaquín Gutiérrez le ayudó a falsificar un pasaporte bajo el nombre de Teodoro Castro Bonnefil.
Aquí don Joaquin pidiendo cita para sacar el pasaporte.
Teodoro se presentaba como el hijo ilegítimo de un rico productor de café costarricense y empezó a hacer negocios entre Italia y CR. Lo que al tiempo le llenó de contactos y hasta amistad del expresidente José Figueres.
Y ajá, lo nombraron diplomático.
En 1951 fue encargado de negocios de la embajada en Roma y en 1952 fue nombrado Embajador de Costa Rica en Italia y Yugoslavia. Pero en secreto también ese año fue admitido en el Partido Comunista de la Unión Soviética y derecho a ciudadanía por su servicios. Win win.
Cómo embajador de Costa Rica en Yugoslavia tuvo varias oportunidades de reunirse con el mariscal Josip Broz “Tito”. Cómo agente secreto sovietico su misión era asesinarle porque Tito cortó con Stalin desde 1948.
Aquí en un café de Belgrado. Creo.
Pero la muerte de Stalin interrumpió la operación para matar a Tito y Iosif fue llamado a Moscú para poner fin a su carrera como agente secreto sovietico.
Pero Iosif aún era embajador en Yugoslavia e Italia. Entonces desapareció.
Tomen un momento e imaginen al personal de la misión diplomática costarricense llegando el día siguiente para enterarse que el embajador y su familia desaparecieron sin explicación.
Pero por supuesto todos creyeron que fue la mafia italiana, mientras tanto Iosif estaba ya en Moscú con su familia listo para reiniciar su vida como académico en el Instituto Etnográfico y experto en Latinoamérica.
Iósif Grigulévich falleció el 2 de junio de 1988 en Moscú. Pero nada de su vida como agente, espía y asesino se supo hasta la disolución de la Unión Soviética y la publicación del Archivo Mitrojin a mediados de los 90.
En la embajada en Italia todavía no saben si volverá.
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