Un genio del Renacimiento. Mató a un rey pero no se lo reprocharon. Realizó una gran de obra de ingeniería 2 veces porque la 1ª (que estaba bien hecha) no la cobró. Y para salvarse construyó un autómata.
Hoy, Juanelo Turriano: genio, inventor, mendigo, creador de tiempo, italiano
Juanelo en realidad se llamaba Janello o Gianello Torriani o Torresani. No lo sabemos porque no conocemos mucho de él antes de llegar a España. Sí que nació en Cremona (tierra de grandes violines) alrededor del 1500 y ya, como si hubiera nacido así, viene con la aureola de sabio
A Juanelo lo llama a su lado Carlos I de España. Éste había abdicado y le había cedido la corona a Felipe II. Como os figuraréis, lo de la abdicación tenía truco, porque dejaba el reino al borde de la bancarrota. Pero Carlos ya disfrutaba de su retiro en el Monasterio de Yuste
Carlos V le concedió a Juanelo (nombre hispanizado, claro) el título de Relojero de Corte, y le concedió una paga vitalicia. A cambio, Turriano construyó dos relojes astronómicos, el Mocrocosmo y el Cristalino, los cuales reflejaban la posición de los astros en cualquier momento
El ex emperador le solicitó otras cosas. El Monasterio de Yuste era muy bonito, pero hacía falta un estanque. Comenzó entonces la problemática relación de Juanelo con el agua. En esta ocasión aquello no salió bien: el agua se estancó y aquello se convirtió en un foco de mosquitos
¿Qué pasó? Pues que en esa época España era un país donde había paludismo, como explicamos en este hilo sobre una enfermedad para la cual hacen falta temperaturas tropicales… Lo que pasa es que en España puede hacerlas en determinadas épocas del año:
Un mosquito que llevaba el parásito de la malaria picó al antiguo rey y… éste pasó de vivir su historia a convertirse en Historia.
Juanelo debió de pensar: Oh, oh…
Sin embargo, parece que el nuevo soberano, Felipe II, no se lo tomó muy a mal. Bien porque morir de malaria entonces no era tan raro, bien porque todavía se acordaba de la bancarrota que había heredado de su padre. La cuestión es que le nombró Matemático Mayor.
Pero entonces Juanelo recibió una oferta que, como italiano, no podía rechazar.
Le llamó el Papa con una importante misión: fabricar tiempo.
11 minutos es poco tiempo; los romanos conocían ese desfase, pero lo consideraban despreciable. Sin embargo, hacia 1582, había dado tiempo para que hubiera 10 días de diferencia entre el año oficial y el real.
Se formaron dos comisiones para reformar el calendario: una centrada en la Universidad de Salamanca (a la que se ignoró) y una segunda de la que formó parte Juanelo, aunque no fue el ponente más destacado.
Se ajustó el calendario para que no hubiera esos desfases, y se cambió la fecha. Eso provocó, por ejemplo, que santa Teresa de Jesús muriera el 4 de octubre de 1582 y fuera enterrada al día siguiente, 15 de octubre.
No todos los países hicieron el cambio a la vez. Precisamente por ello, Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron oficialmente el mismo día (23 de abril de 1616, que ha quedado como #DiadelLibro), pero en realidad Shakespeare habría muerto el 3 de mayo.
Terminado su papel allí, Juanelo vuelve a España, donde seguía teniendo predicamento. Allí, Juan de Herrera le encarga el diseño de las campanas del Monasterio del Escorial.
Pero entonces, Juanelo recibe el primer encargo que le haría famoso, y que ligaría su nombre de manera indefectible a una ciudad.
#Toledo , capital del reino en la época de los visigodos, ciudad imperial pero, sobre todo, una localidad maravillosa y repleta de leyendas.
Eso sí, Toledo tiene unas cuestas… Un habitante de allí me dijo que allí no vale el Google Maps porque no te mide la distancia vertical entre los distintos puntos. El mejor consejo que os pueden dar para guiaros por allá.
También tiene callejones estrechos, claro.
Claro, y ahí está la clave. Con esas cuestas, ¿cómo recoges el agua del río? Porque entre éste y la parte más alta, hay un desnivel de 100 metros.
Los romanos habían creado un acueducto, pero entonces estaba en ruinas. Los árabes habían empleado una noria. El sistema en 1530 era utilizar burros para cargar con el agua a cuestas. Varios ingenieros habían buscado un sistema alternativo, pero ninguno daba con la nota adecuada
Entonces, el noble Alfonso de Ávalos le encargó a Juanelo que diseñara un sistema más cómodo para el agua. Aquello no se concretó hasta que Felipe II intervino y dijo que le daba a Juanelo 8000 ducados; luego la ciudad pagaría una renta de 1900 al año para Juanelo y sus sucesores
Juanelo se puso a trabajar. Tardó 4 años y finalmente lo logró. Era un sistema que utilizaba en parte la propia energía del río Tajo, y luego la canalizaba mediante cucharas o brazos de madera que se acoplaban entre sí como engranajes e iban transportando el líquido hacia arriba.
No sabemos cómo era exactamente su diseño. Ha habido varios modelos a posteriori. En la Exposición Universal de Sevilla de 1992 se trató de construir un artefacto similar para hacer funcionar un reloj. Una reproducción virtual puede observarse aquí: artificiodejuanelo.org/edicion-grafic…
De hecho, hay varios vídeos en Internet con reconstrucciones virtuales del artificio o, como el caso de éste que os pongo, con maquetas que se figuran cómo pudo funcionar el ingenio: facebook.com/watch/?v=28200…
Eso sí, el aparato quedó reflejado en este cuadro con la silueta de la ciudad de Toledo, pintado (cómo no) por el Greco, aunque, claro, la visión no es la óptima para elucidar los detalles del mecanismo.
El artificio de Juanelo se puso en funcionamiento el 23 de abril de 1569 y se calcula que la máxima cantidad diaria de agua que llegaba a desplazar era de 17000 litros, una vez y media lo convenido en el acuerdo con la ciudad.
Pero había un problema. Uno que llevó a Juanelo a la ruina y, dicen, hasta a la tumba.
Juanelo había proyectado el artificio para que llegara al Alcázar de Toledo. El problema es que éste era propiedad del ejército. Pero el agua se necesitaba para la población civil. El ayuntamiento le preguntó al ejército si le cedería el agua. Y el ejército dijo que no.
Así que el ejército tenía un artificio que no había pedido y que por supuesto no iba a pagar. Y la ciudad tenía artificio, pero no el principal objetivo por el que lo encargó, que era el agua.
Total, nadie le quiso pagar al pobre Turriano.
La única solución que le dio el ayuntamiento al cremonés fue construir un segundo artificio. Pero entre que lo proyectaba y lo llevaba a cabo, Juanelo estaba arruinado.
(Aquí, su cara según Eulogia Merle, ¿quizás reflejando cuando se enteró de la situación?)
Entonces fue cuando Juanelo quizá ideó su invención más genial.
Y digo genial porque, siendo Toledo, esta historia tenía que contener una leyenda.
Juanelo creó un autómata.
(No, éste no)
De autómatas hablamos largo y tendido en esta entrada: . No estamos hablando de un robot como los de Karol Capek ni de Frankenstein. Pero tenía forma humana.
Era el hombre de Palo. emilio-tejera.blogspot.com/2014/09/la-his…
Supuestamente, el hombre de Palo tenía apariencia antropomórfica, estaba hecho de madera y movía brazos y piernas. Se asentaba en una calle a la salida de la catedral de Toledo y pedía limosna. Y, según dicen, cuando la recibía, ejecutaba una reverencia a modo de agradecimiento
Nadie sabe si el aparato existió. Hay toda clase de historias. Entre otras, que El Greco escondió en su cuadro “El entierro del Conde de Orgaz” las claves del lugar donde se ocultó el armazón del Hombre de Palo.
En homenaje a esta hermosa historia, los toledanos le han puesto, a la calle donde supuestamente el autómata se asentaba en su día, a las puertas de la catedral, el nombre de la “Calle del Hombre de Palo”
¿Qué aspecto tendría El Hombre de Palo? No lo sabemos. Una placa en la calle homónima especula con la apariencia que podría poseer.
Mientras tanto, Juanelo, tras 12 años, había construido el 2º artificio. Hasta se había reservado los derechos de explotación del mismo. Y, esta vez, sí que cobró. Pero no pudo hacer frente a los costes de mantenimiento de la estructura, así que cedió el aparato a la ciudad.
Del invento de Juanelo no quedan restos. Se dice que funcionó hasta 1639, perdiendo eficacia conforme se iba deteriorando y no se le hacían los arreglos correspondientes.
Hay que tener en cuenta que hay pocos precedentes de un artilugio como éste: en Augsburgo se construyó uno basándose en el concepto del tornillo de Arquímedes, pero sólo lograba que el agua remontara unos 40 metros.
Juanelo murió en la indigencia y fue enterrado en un monasterio toledano. Quedaba el legado de un hombre que había inventado, además de las máquinas que hemos mencionado, una primitiva ametralladora y algunos diseños de artefactos voladores.
Tuvimos muy cerca quizá a alguien muy próximo, en genio y aptitudes, al famoso Leonardo Da Vinci. Aunque probablemente no le supimos apreciar. No es algo infrecuente: lo más valioso que tenemos al lado no lo solemos reconocer. Al menos, hasta que no se desvanece para siempre
La figura de Juanelo se va reivindicando. Protagoniza muchas rutas turísticas en Toledo; se ha alzado una réplica de su artificio en su ciudad natal, en Cremona, y hace poco se organizó una exposición en su honor en la Biblioteca Nacional: europapress.es/castilla-laman…
Desde luego, sería un gran personaje sobre el que hacer una película. Mientras tanto, yo he escrito este relato, donde la figura de Juanelo se entrecruza con el drama de los judíos conversos en Toledo (otro tema apasionante donde los haya): emilio-tejera.blogspot.com/2018/12/la-his…
Y ésta es la historia de hoy. Si os ha gustado, compartidla, llenadla de corazoncitos, seguidme a mí o a mi blog () o daros una vuelta por #Toledo, que está fantástica en todas las épocas del año.emilio-tejera.blogspot.com
Si os ha gustado este hilo y queréis leer otros sobre temas de historia, aquí tenéis unos cuantos:
Hace poco abrimos otro hilo de hilos sobre ciencia y científicos, por si os llama la atención también:
Y aquí, recopilados, todos los hilos que voy colgando:
Lo dicho, espero que os haya gustado. Es para conseguirlo por lo que hacemos este esfuerzo. Muchas gracias. Espero que entre todos reivindiquemos la figura de Juanelo. Por lo demás, nos vemos. ¡Hasta muy pronto!
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