Emilio Tejera (emilio-tejera.blogspot.com) Profile picture
Escritor por amor a primera vista, siempre con una historia en marcha. Científico apasionado por la divulgación. Hallaréis textos míos en https://t.co/xJS3Y5topL

Jul 4, 2021, 38 tweets

Se dice que hay tantos tipos de escritores como formas de escritura, pero hoy vamos a hablar de una división muy particular. Tenemos al escritor muerto de hambre malviviendo en una buhardilla, y al millonario que firma ejemplares mientras le deslumbran con los flashes (sigue...)

Hoy vamos a hablar del éxito y fracaso literario y lo relativo que éste puede llegar a ser si dejas pasar el tiempo suficiente.

En el episodio de hoy, MI LIBRO YA NO SE VENDE COMO ANTES o YA NADIE HABLA DE MI LIBRO

Dentro hilo 👇

Este hilo surge de otro donde hablamos de la serialización literaria en el siglo XIX: . Éste fue un fenómeno por el cual los libros se publicaban por capítulos en periódicos o revistas. Este proceso para abaratar costes acercó los libros a mucha gente

Hasta entonces (con matices, alguno de los cuales señalaremos) no había mucha diferencia entre ser buen escritor y vender mucho. Los libros eran caros, se vendían relativamente pocos y, por tanto, si te compraban eras considerado bueno y, si no, ni siquiera se te recordaba.

Pero con tanta gente comprando literatura, de repente empezó a distinguirse entre aquellos que vendían poco (pero eran admirados por la crítica) y los que vendían muchísimo, y no eran tan apreciado por los especialistas. De hecho, a veces eran despreciados por esa popularidad.

En ese hilo, dijimos que había un ejemplo bastante capital, que era el de Cervantes y su obra cumbre, el Quijote. Y, como lo prometido es deuda, vamos a empezar con él: .

En aquella época, por supuesto, no había derechos de autor, ni SGAE que los vigilase. El editor de Cervantes mandaba imprimir los libros, pero si a otra imprenta llegaba alguien con una versión falsa que más tarde pondría a la venta, nadie decía una frase del tipo:

Quizá por eso, los que realmente se enriquecían con sus escritos (porque no tenías el riesgo de la piratería) eran los autores de teatro. Lope de Vega llenaba corrales de comedia con sus representaciones, y eso significaba dinerito contante y sonante para la saca.

Claro que Lope tenía el problema de que tenía un montón de pensiones que pagar por los hijos que iba dejando por el mundo, pero ésa es otra cuestión (en la foto, @VctorClavijo haciendo de Lope-latin lover en el @MdT_TVE)

@VctorClavijo @MdT_TVE A tal extremo llegó la piratería del Quijote que Cervantes no murió precisamente rico, y los admiradores extranjeros que fueron a visitarle en su lecho de muerte se extrañaron de que el estado no le hubiera asignado una pensión a tan ilustre hombre de letras.

@VctorClavijo @MdT_TVE Pero hay que advertir que Cervantes no era un fanático de “El Quijote”. Para él era una sátira, una crítica de los libros de caballería. De hecho, el Quijote, menos que un libro solemne, es sobre todo una comedia llena de gags cómicos, muchos basados en gente que se pega golpes

@VctorClavijo @MdT_TVE Aunque ¿quién dijo que la comedia es peor que el drama? Muchos autores (como hizo Jacinto Benavente ante el cómico Jardiel Poncela) han subrayado que hacer reír es más difícil que hacer llorar. A pesar de eso, la mayoría de los autores suelen salir serios en las contraportadas

@VctorClavijo @MdT_TVE A Cervantes le gustó que el Quijote tuviera éxito. Aunque para él era una obra menor. Lo que Cervantes realmente pretendía es que esa fama le ayudara a la publicación del “Persiles”, la gran obra épica que pretendía legar a la posteridad. Como os imagináis, no tuvo mucho éxito.

@VctorClavijo @MdT_TVE En ese sentido, aunque no tanto como en el siglo XIX, también existía su pugna en el siglo de Oro sobre los que medían el éxito en lectores o lo hacían en calidad literaria. Los conceptistas (Quevedo) y culteranistas (Góngora) buscaban elevar el nivel literario y lectores cultos

@VctorClavijo @MdT_TVE Cervantes estaba un poco más en la calle del medio, pues alternaba el lenguaje culto y el popular. Pero en cualquier caso, todos sentían envidia ante los éxitos en espectadores y dinero que acumulaba Lope de Vega, noche tras noche

@VctorClavijo @MdT_TVE Sin embargo, el Quijote también pasó por sus tormentos. A pesar de su éxito en ventas, otros escritores no tenían claro su valor literario, y no fue hasta que los franceses lo rescataron siglos después cuando empezó a conferírsele la importancia que hoy tiene en la literatura

@VctorClavijo @MdT_TVE La verdad es que el caso del Quijote nos ejemplifica muy bien cómo han cambiado los gustos. La obra de Cervantes pasa de ser un éxito popular a un clásico fijado en el tiempo, mientras que al “Guzmán de Alfarache” –que en esa misma época se vendió más- apenas se le recuerda

@VctorClavijo @MdT_TVE Hasta cierto punto es normal: si el público cambia, algunas obras pierden prestigio, o al revés. Una lista de los libros mejor considerados en 1900 indica que muchos han sido relegados al olvido, mientras que otros que gozaron de poca consideración en su día ahora son muy famosos

@VctorClavijo @MdT_TVE Entre los que han perdido lustre, Dickens (aunque aún muy leído) es considerado demasiado sensible; de hecho, ahora forma parte de una serie de escritores (Verne, Salgari, Dumas) que, de manera más o menos adaptada, se incluyen con frecuencia como parte de la literatura infantil

Entre los rescatados, Bécquer o Kafka no fueron apreciados en vida, y hoy se leen mucho más que cuando vivían y caminaban sobre la faz de la tierra. Bécquer afirmó -parece soberbia, pero el caso es que acertó- que sus escritos se apreciarían mejor después de muerto.

Uno de los casos más sonados de cómo se mueve la ruleta del éxito literario se encuentra en el crack del 29. Antes, en la desenfadada época de los 20, triunfaban los autores que se metían en las entrañas de las clases altas, como comentamos aquí:

Los vaivenes literarios pueden afectar a cualquiera. Cabría esperar que Wilkie Collins, quizá el –según lo mires- creador de la novela policíaca moderna, siguiera cosechando éxitos. Hoy ni de lejos tiene el mismo reconocimiento que poseía entonces:

Hay que decir que la literatura tiene mucho no sólo de impostado, sino de consideración social a partir de ciertos ejes. El insigne crítico literario Harold Bloom es conocido por defender los conceptos tradicionales de literatura a capa y espada.

Tanto que, en los cánones literarios que ha redactado, se olvida de cualquier atisbo de corrección política y no accede a considerar que libros escritos por mujeres e individuos no-blancos pueden haber sufrido un menosprecio injustificado.

De hecho, si hay un episodio que define a Bloom fue su crítica exacerbada contra la saga de Harry Potter. Mientras que algunos llegaban a compararla con la Ilíada (una cuestión difícil en todo caso), Bloom afirmaba que era “demasiado moderna” para ser considerada una obra maestra

Es cierto que toda obra requiere de un tiempo para calificar su influencia, pero también influye lo de que nadie puede ser profeta en tu tierra: entre otras, porque tus coetáneos no te van a dejar. Bloom, probablemente, habría puesto a parir a Shakespeare si hubieran coincidido

Quizás en el fondo el problema (si es que lo hay) radica en que, más allá de lo que se considere mejor o peor literatura, los gustos son algo insobornable. Que se lo cuenten si no a uno de los protagonistas de “Changing Places”, de David Lodge

En esa novela, un experto en la literatura de Jane Austen declara que detesta cómo escribe esa mujer, a pesar de que se dedica a tiempo completo a estudiar y hablar sobre ella: según él, no tiene nada que ver una cosa con la otra. La vieja historia de "por algo lo llaman trabajo"

Hablando de Austen, no parece que ella considerara que uno de los grandes méritos de su vida fuera escribir literatura. Otras mujeres lo tuvieron difícil para publicar (a veces usando pseudónimos masculinos) o no vieron reconocido su trabajo hasta mucho tiempo después.

Como vemos, la consideración de cada autor va cambiando con el tiempo: tener éxito en el pasado no te asegura cosecharlo en el futuro, y viceversa. Además, vemos una dicotomía entre ventas y valor literario, donde las dos escalas fluyen y la relación entre ellas se modifica

¿Hay conclusiones que sacar de aquí? En mi modesta opinión, no: en literatura hay pocas cosas absolutas, los cánones son para romperlos (o para cada uno elaborar el suyo), y espero disfrutéis de los autores que os gustan, sin más. Probablemente ahí resida toda la magia.

Y en cuanto al éxito, ya sabéis: los poetas han cantado a la Fama, a la veleidosa Fortuna, y en ocasiones la han despreciado, pese a que en su fuero interno quisieran rozarla con los dedos. Lo mejor que podemos hacer es relativizarla: porque ella no nos va a tratar mucho mejor

Y éste ha sido el hilo de hoy: si os gustado, llenad el hilo de corazoncitos, retuiteadlo, o seguidme a mí o a mi blog, : en fin, esas cosas que los escritores despreciamos, pero que hacen que puedan leernos gente interesante como vosotros (guiño-guiño) emilio-tejera.blogspot.com

Si os ha gustado este hilo y queréis leer más relacionados con historia y curiosidades de la literatura universal, aquí tenéis unos cuantos:

Y si, como a mí, os interesan muchos temas distintos y queréis leer más hilos sobre historia, arte, medicina y otras ciencias, aquí tenéis material para dar carrete:

Pasad buen día y leed libros que os gusten: ya sean de autores que disfrutaron del éxito en vida, o pequeñas joyas escondidas que recomendar a los demás. Y, si son de estos últimos, decidnos cuáles. Un saludo.

Y de paso, disculpad las erratas, que ahora que releo son unas cuantas. Cuando me haga rico y famoso reeditaré los tuits ;). Hasta entonces, nos leemos.

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