Nacho Montes de Oca Profile picture
Periodista y escritor. En Youtube: https://t.co/HoWfcX2ptn

Jul 10, 2021, 33 tweets

Fue un 10 de julio, pero en 1945. La base de Mar del Plata amanecía en calma tras los festejos del día anterior. Hasta que un submarino alemán apareció en el horizonte. Era el U U530 y en su cubierta el capitán Otto Wermuth de 24 años se rendía vestido con su traje de gala

Hitler se había suicidado el 30 de abril y la guerra había concluido en Europa meses antes ¿Qué llevó al U530 a la Argentina? ¿Por qué le faltaba el cañón de cubierta, los botes de salvamento y provisiones? Apenas desembarcaron, les hicieron las mismas preguntas a la tripulación

Pero el misterio se acrecentaba porque con la entrega del U530 crecieron los rumores de otras naves alemanas recorriendo el litoral. Mientras el submarino permanecía en la base naval, otros comenzaron a ser siendo avistados en sitios muy distantes de la inmensa costa argentina.

El 17 de julio la prensa de Necochea informó del hallazgo de un bote de goma abandonado en la costa y que la policía buscaba a las personas que los habían utilizado. No eran del U530, que ya llevaba varios días en la base marplatense, aunque le faltaran botes semejantes

Quizás sí le pertenecía un bote similar hallado en las costa de Reta en los primeros días de junio de 1945, más allá de Necochea. Pero al revisar el listado de tripulantes del U530, no faltaba ningún marinero. Y su capitán negaba haber desembarcado gente o carga antes de rendirse

Según un reporte interno de la Armada, el 27 de junio fue avistado otro submarino frente al Bahía de San Julián junto a un velero que parecía descargar provisiones. O quizás esperaba que alguna carga o persona fuera subida a bordo. El informe es impreciso al respecto.

El 2 de julio se informó de otro avistamiento frente a la costa de Claromecó. A esta altura, quedaba claro que algo extraño estaba sucediendo en la costa y que por la velocidad y descripción de las naves, no se trataba del mismo submarino. Sencillamente no cerraban las distancias

El 17 de julio vecinos de San Clemente del Tuyú vieron emerger un submarino a unos cientos de metros de la costa que se dirigía al Este. Era una tarde con vista despejada. Luego, otro sumergible hizo la misma maniobra. Es lo que consta en el relato de una docena de testigos.

El pescador Salvador Melluso vio un submarino similar desde su barco pesquero mientras lanzaba sus redes frente al puerto de Quequén. Lo vio emerger para luego desaparecer en el mar. Fue al día siguiente del avistamiento en San Clemente y el sumergible se dirigía mar adentro.

El 18 de julio la torpedera Mendoza avistó un periscopio frente a San Antonio y comenzó a lanzar cargas de profundidad para obligar al submarino desconocido a emerger. Dos horas después, el contacto había desaparecido. El incidente armado, crispó los nervios de los militares

El 19 de julio, otro submarino fue avistado desde la estación de Las Copetonas al sur de Tres Arroyos. Los tripulantes del pesquero Alfaro II confirmaron que se trataba de un sumergible. A esa altura, la cuestión de los submarinos hervía en la prensa local.

El 21 de julio, el jefe de la Armada ordenó finalizar la búsqueda de submarinos. Sin dar explicaciones, el operativo que despegó la marina para hallarlos se dio por finalizado. En la prensa opositora, se sugirió que la orden de no interferir había venido desde muy arriba

Y el 24 de julio, volvió a reportarse el avistamiento de un submarino frente a la costa de Claromecó. Y tres días más tarde, rastros de un desembarco a unos kilómetros de allí y un reporte policial sobre un sumergible haciendo señas de luces horas antes hacia la costa

Otro informe hablaba de un incidente el 27 de julio. Cuando una partida policial seguía le rastro de un desembarco clandestino, fue interceptada por personal armado con ametralladoras de la estancia Moromar que en esos días era administrada por una empresa de capitales alemanes.

Aunque la marina lo negaba, quedaba claro que con el U530 en el puerto, no se había acabado con los rumores de más submarinos y desembarcos clandestinos a lo largo de miles de kilómetros de costa. Y fue entonces que en Mar del Plata llegaron más alemanes a desayunar.

En la mañana del 17 de agosto, se entregó el U977 en Mar del Plata al mando del capitán Heinz Scheffer. Y de nuevo las mismas preguntas ¿Por qué en Argentina y tantos meses después de terminada la guerra? ¿Habían desembarcado personas u otra carga antes de rendirse?

La primera pregunta la respondieron 3 tripulantes del U977 que conocí en Leipzig en 2005: “Argentina era el país que mejor nos iba a tratar, así lo decidimos en una votación al recibir la orden de rendirnos”. Respecto a la segunda duda, sonrieron en silencio como toda respuesta

En los interrogatorios la Armada tuvo pocas respuestas del capitán del U977. No pudo saber por qué, por ejemplo, había pintado la nave antes de entregarse e incluso donde lo había hecho. O si habían traído más pasajeros Schaffer y sus oficiales, evadieron dar respuestas precisas

Burlándose de la pretensión de las autoridades dar por terminado, ahora sí, el asunto de los submarinos y desembarcos con la llegada del sumergible de Schaffer, al día siguiente dos reportes de la marina informaron de dos nuevos avistamientos frente a Claromecó y Mar del Tuyú.

El secreto de la cantidad de submarinos que merodearon la costa argentina en 1945 y que sucedió con sus tripulantes, sigue vigente. En el Museo de Laboe dedicado a los U boote en Alemania hay un mapa de naves hundidas. Una marca frente a la costa argentina abona aún el misterio

En Miramar, algunos recuerdan al alemán que apareció en la ciudad a poco de terminar la guerra. Dictaba clases particulares álgebra y trabajaba de mozo en un bar local. Alguna vez confesó haber llegado en un submarino. Se esfumó tiempo después tan misteriosamente como llegó

En Viedma, Villa Gesell y Carmen de Patagones a sucedía algo similar. Grupos de hombres que llegaban de la nada y poco después desaparecían. Todos ellos eran alojados por miembros de la comunidad alemana local y protegidos de las miradas curiosas por la policía y los funcionarios

En Caleta de los Loros, un remoto paraje de la costa de Río Negro, vieron llegar alemanes en la noche desde la costa y desaparecer a bordo de camiones que los esperaban. Es lo que contó Gisella Paesani a la prensa. Desde la ventana de su casa en Bahía Creek, vio toda la escena

Paesani reveló que semanas antes había alojado al alemán de Otto Meiling llegado desde Bariloche. El visitante se dedicó a recorrer la costa con un transmisor mientras anotaba y observaba la costa con sus larga vistas. Poco antes la llegada de los submarinos, se fue del lugar

Caleta de los Loros fue el sitio de avistamiento de dos submarinos varados a unos cientos de metros de la costa. Cuando la marea bajaba, era posible ver dos cascos abandonados. Se los vio desde tierra, mar y aire de 1952 a 1982. Entrevisté a 12 personas que juran haberlos visto

También hay rumores de submarinos hundidos frente a la desembocadura del rio Cuy, en el Golfo de San Matías – en donde lanzó sus cargas la torpedera Mendoza -, frente a Miramar y en Bahía San Blas. Los lugareños relatan historias similares en cada uno de estos sitios

Tan grande es el misterio que además de varias expediciones privadas para hallarlos en Caleta de los Loros, de una de las cuales formé parte, se organizó en 1997 una búsqueda oficial denominada Operación Calypso en la costa de Rio Negro. Nadie pudo encontrar ninguno de los restos

Hasta hoy no pudo resolverse el misterio de los submarinos que comenzaron a aparecer en julio de 1945. Hay muchos indicios para suponer que hubo otros además de los que se entregaron. En los miles de kilómetros de costa, sobreviven los rumores de desembarcos clandestinos

En 2006 tuve la oportunidad de conversar con la viuda de Schaffer, una argentina que emigró a Alemania luego de casarse con el capitán del U977. Su marido nunca habló mucho de su última misión. “Nunca dijo si trajo a alguien en su viaje. Tampoco que no lo trajo” dijo sonriendo

Quizás en algún lugar frente a la costa está la clave pare resolver el secreto. Esa señora encantadora que me recibió en su casa en Alemania y el resto de los testigos se van yendo, mientras sonríen amablemente y el tiempo hace su trabajo al agrandar el misterio

Por un año investigué y recorrí la costa en busca de documentos y testigos. No creo en la llegada de Hitler en submarino. La explicación quizás es más sencilla: Argentina era un santuario y si hubo viajeros o cargas que desembarcaron, lo lograron porque se sabían bienvenidos

PS: cada 10 de julio se renueva el misterio de los submarinos alemanes que recorrieron medio planeta para terminar en nuestra costa. Cuántos fueron, cuál fue el nivel de amparo son interrogantes tan grandes como el saber la ubicación de las piezas que faltan en el rompecabezas

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