#Hilo 🧵🎥‘Mientras haya luz en los ojos de una mujer, nadie se detendrá en ver las arrugas’, son palabras de Dolores Asúnsolo López Negrete, es decir Dolores del Río. Acá le recordamos a 117 años de su nacimiento con un recorrido por su trayectoria cinematográfica.
Originaria de Durango, Dolores del Río creció en el seno de una familia de la aristocracia porfiriana y entre sus parientes se encontraba quien sería el primer líder de la Revolución Mexicana, Francisco I. Madero.
Cuando el conflicto se desató, la familia decidió viajar a la Ciudad de México y vivir, bajo la protección de Madero, en lo que hoy es la Colonia Juárez y a los 15 años, Dolores, luego de ver a una bailarina rusa, decidió que su vida la consagraría a la danza.
Fue en 1920, cuando conoció a Jaime Martínez del Río, abogado, escritor y dueño de una buena fortuna, que sería su primer esposo. Cuando se casó tenía 15 años y su pareja 33. Su matrimonio se realizó en el Rancho ‘La Hormiga’, más tarde la Residencia Presidencial de Los Pinos.
En los años 20, la pareja decidió radicar en EE.UU. y es en donde Dolores, ahora ya del Río, iniciaría su carrera en el cine mudo. Su primera aparición en una película fue en 1925, en la cinta ‘Joanna, la muñequita millonaria’, en donde hace el papel de Carlotta de Silva.
De aquella época del cine mudo podemos recordar ‘Evangeline’, de 1929, un drama de corte histórico, en donde Dolores del Río encarna a una jovencita que espera el amor.’
Ya en la época del cine sonoro, Dolores del Río se convirtió en una actriz de moda y una muestra de ello fue su aparición en ‘Ave del Paraíso’, de 1932, al lado de Joel Mccrea y Lon Chaney. La cinta se ubicaba en la selva, algo muy parecido a las aventuras de ‘Tarzán’.
En 1933, la actriz mexicana compartió créditos con Fred Astaire y Ginger Rogers, en la cinta ‘Volando a Río’.
Otro de los estelares de Dolores del Río, durante la década de los treinta, fue ‘Madame du Barry’, de 1934, que fue una recreación de la vida de la amante de Luis XV, Rey de Francia.
Antes de regresar a México, la actriz fue parte del elenco de ‘Jornada de Terror’, de 1943, en donde estuvo al lado de uno de sus grandes amores, Orson Welles, y que de acuerdo a la publicidad de los productores era un thriller de bajas pasiones.
Durante su estancia en Hollywood, se corrieron rumores de que era tan bella como Taj Mahal, que comía pétalos de orquídeas y dormía 16 horas para mantener la lozanía de su cutis.
Fue pionera en el uso del traje de baño de dos piezas y fue la primera actriz que se pintó los labios sin buscar la forma de corazón. Protagonizó un escándalo cuando se casó con el directivo de MGM, Cedrid Gibbon.
A finales de los años treinta, Dolores del Río, además de Lupe Vélez y Ramón Novarro, fueron acusados de ser comunistas, lo que precipitó su regreso a México ante la persecución desatada en plena Segunda Guerra Mundial.
Luego de hacer más de 30 películas en la meca del cine, Dolores del Río regresó a México para ser parte de la Época de Oro del cine mexicano y lo haría con ‘María Candelaria’ y otras grandes películas.
Durante la filmación de ‘María Candelaria’, Dolores del Río instaló su camerino en uno de los jacales que se usaban para la película y todo el tiempo andaba descalza para darle más credibilidad al papel.
Fue en 1951, cuando la actriz hizo otro de sus papeles emblemáticos, ‘Doña Perfecta’, inspirada en la novela de Benito Pérez Galdos.
‘El niño y la niebla’, de 1953, un drama con tintes psicológicos, la confirmó como una de las grandes actrices de la Época de Oro del cine mexicano.
En 1959, todo mundo auguraba un choque de divas. Dolores del Río y María Félix en ‘La Cucaracha’, y cuentan que el director Ismael Rodríguez tuvo que hipotecar su casa para pagar el salario de la dos.
Se cuenta también que María Félix tuvo que ceder para que las dos compartieran el estelar, pero sí demandó ganar un peso más que Dolores del Río. De aquella película, nació la amistad de ‘Maruca y La Chata’ que incluyó el acto espectacular de vestir iguales durante una fiesta.
Ya instalados en los sesenta, la participación de la primera actriz en el cine se fue reduciendo y de aquellos años podemos recordar ‘Casa de Mujeres’, de 1967, en donde la actriz recreó a la matrona de un burdel.
Varios de los familiares de Dolores del Río han revelado que esta famosa diva del cine mexicano era muy mal hablada, es decir, que tenía un léxico bastante florido a la hora de convivir con sus más allegados.
Dolores del Río dejó una huella en el primer Hollywood y en el cine mexicano, además de una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, varios premios Ariel y sus restos reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres. Final del #Hilo.
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