A todos los que hablan de misoginia, con una mano en el corazón les pregunto si saben quiénes son Miriam Carlsson y Roxana Monteros, y qué les hicieron gracias al decreto 260/20 de Alberto Fernández.
Por nombrar sólo a dos, al azar.
Miriam Carlsson, empresaria gastronómica. Estaba cerrando su negocio junto a su marido cuando la policía de Trelew los detuvo por "violación a la cuarentena", gracias a los decretos inconstitucionales de Fernández.
La policía la separó de su marido, la llevaron a un baño, la palparon y la obligaron a desnudarse. Y la obligaron a hacer sentadillas desnuda.
Todo esto, gracias al dec. 260/20 para combatir al covid. Mientras sus firmantes estaban de joda.
Una segunda mujer presente, también detenida, sufrió el mismo trato policial de cuarentena: desnudarse. Luego vinieron los aprietes.
Roxana Monteros, de la localidad de Lastenia, Tucumán. Una patrulla ingresó a su domicilio en horario nocturno, la golpearon en el piso, y uno de los policías la abusó. Cuando fue a buscar atención le dijeron que no porque covid.
A Roxana Monteros además intentaron disuadirla de hacer la denuncia, y además la mandaron a la misma comisaría de sus agresores. La misma policía tucumana que desapareció y asesinó a Luis Espinoza.
Por eso, cuando quienes miraron para otro lado mientras la gente sufría hacen gala de cinismo y usan a la farándula y a la dictadura para tapar sus propios crímenes, no queda otra que alzar la voz.
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