#Hilo 🧵🎶Han pasado dos años de la muerte de ‘El Rebelde del Acordeón’, es decir Celso Piña, y el sonido de su ‘Ronda Bogotá’ sigue escuchándose por doquier. Hoy recordamos a este maestro de la cumbia que hizo historia con el ritmo de su acordeón.
Celso Piña Arvizu, nacido en abril de 1953, en Monterrey, fue parte de una familia numerosa, nueve hermanos, y la música desde siempre fue una de sus compañeras, en especial el sonido de Los Alegres de Terán, y otras bandas de acordeón y taconazo. #CelsoPiña
Antes de que adoptara el acordeón como su compañero de vida, tuvo distintos empleos y cuando en la zona donde vivía, léase el Cerro de La Campaña y el Cerro de Loma, reventó una fiebre por la cumbia y el vallenato, se dejó llevar por la cadencia de los ritmos venidos colombianos.
Fueron las maracas su primer instrumento, pero siempre tuvo en la mente que tocar el acordeón era lo suyo y lo logró a base de muchos sacrificios, y cuando llegó el momento de dar a conocer lo que le latía en el corazón, nació la leyenda de ‘El Rebelde del Acordeón’.
Se hace necesario aclarar que también le gustaban los Beatles y los Rolling Stones, lo que sin duda le dio otra dimensión a la música que marcó su vida y sus discos. Y fue en 1975, cuando en compañía de dos de sus hermanos creó su primera banda.
Aquella agrupación se llamó ‘Ronda Bogotá’ y el sonido no fue bien recibido en un principio y fue hasta 1983 cuando lograron grabar su primer larga duración que se llamó ‘Si mañana’ y primer éxito fue ‘La Manda’.
Fueron años de insistir y de aferrarse al sonido original de la cumbia y el vallenato, con algunos guiños al sonido de la música norteña. Fueron los años de rolas como: ‘La cumbia de la paz’, ‘El tren’, ‘Como el viento’ y ‘La piragua’.
Durante los ochenta su sonido se afianzó y ya eran considerados los portavoces de algo que se llamó ‘Cholombianismo’, y ahora la banda se llamaba ‘Celso Piña y su Ronda Bogotá’, y de pronto en todo Monterrey les llegó el amor por la cumbia.
Cuando en la Sultana del Norte aparecieron agrupaciones como ‘Control Machete’ y ‘El Gran Silencio’, el sonido de Celso Piña vivió un revival, y se unió a la llamada ‘Avanzada Regia’ y el siguiente paso fue su presentación en el Vive Latino.
La primera aparición en el escenario del festival transcurrió entre la reserva y el miedo, pero luego Celso Piña fue adorado por los asistentes y se convirtió en patrimonio del Vive Latino.
‘Un fenómeno social como bien dicen, y un fenómeno musical como bien se oye. Celso Piña es un conductor de tribus, si viviese en tiempos medievales, sería considerado acordeonista de Hamelin’, escribió Carlos Monsiváis sobre el disco ‘Barrio Bravo’ de 2001.
Fue ‘Barrio Bravo’ quien los llevó a la internacionalización. El disco en el cual colaboraron personajes de Café Tacuba, Resorte, El Gran Silencio, Control Machete y otras bandas, el cual le permitió llegar hasta Colombia, la otra patria de Celso Piña..
Y en el 2003, tuvo la suerte de que Gabriel García Mázquez acudiera a uno de sus conciertos y fue ahí donde se inició una gran amistad con el maestro colombiano que en más de una ocasión dejó en claro su amor por la versión que hizo la ‘Ronda Bogotá’ de ‘Macondo’.
A lo largo de su carrera, Celso Piña dejó 30 grabaciones, cientos de presentaciones, un gran amor por Colombia, el acordeón y la banda que se prendía con los acordes de su música.
El final llegó el 21 de agosto de 2019 por un problema cardiaco. ‘El Rebelde del Acordeón’ dijo que ‘Nadie se resiste a la cumbia’ y para muestra, las imágenes de García Márquez desplegando su magia en la pista al ritmo de ‘Celso Piña y su Ronda Bogotá’. Final del #Hilo.
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