Carlos E. Rentería Profile picture
Programador de @LimaIndie

Oct 14, 2021, 17 tweets

Ya que a todos les preocupa en estos días cómo funcionan las delegaciones oficiales de Perú desde el Ministerio de Cultura, repito un caso que investigamos, esta vez de cineastas, que puede dar luces de cómo se ha tratado desde ese ministerio el reparto de recursos públicos.

Le decimos el #Guadalajarazo 2020. Se centra en un estímulo de la DAFO hecho para financiar representaciones en festivales. El Estado tenía tres “agentes”:
Maritza Monge, emitía informes técnicos para pedir la plata
Pierre Vandoorne, los firmaba
Santiago Alfaro, tenía la chequera

Primero, es importante mencionar que DAFO concerta la participación de delegaciones nacionales con festivales. Una vez pactado pide a los cineastas que postulen al estímulo para poder cubrir los viajes. ¿Para qué entonces bases si el estímulo ya ha sido previamente casi resuelto?

A inicios 2020 varios cineastas se presentaron al estímulo tras haber sido nombrados parte de la delegación del FID Guadalajara -sí, otra vez esa ciudad-. Presentaron pero luego... pandemia. Casi todos los festivales se cancelaron, entre ellos Guadalajara. Ahí comenzó el arreglo.

La historia debió haber terminado con que los cineastas asumiesen sus pagos y chau. Pero DAFO creó mecanismos (bases nuevas) para devolver la plata para aquellos que compraron sus pasajes por adelantado -cosa fuera de las bases-. Los cineastas pidieron plata por cosas increíbles.

Mientras los festivales cambiaban de fecha una y otra vez por las medidas de los países, las nuevas presencias no siempre se podían cumplir. Las resoluciones cambiaron de destino, de criterios, de montos. La idea era ejecutar como sea el presupuesto, sin fiscalizar bien a nadie.

Los informes de Monge se “adaptaban”: si alguien pedía visas para un país que no lo necesitaba, como Argentina, se le pedía que “corrija”. Si alguien pedía útiles de escritorio como parte de la promoción internacional les pedían que los volviesen a redactar. Y nada más.

Un cineasta hizo dos pedidos y DAFO emitió dos resoluciones con pedidos invertidos, total qué importaba. Pagaron por un DCP 3 mil soles y por subir a la web un archivo online casi 10 mil. Es decir, el valor de un servidor, la cuenta de host de un año entero y varios discos duros.

Las bases decían que si alguien no había rendido cuentas anteriores no podía recibir estímulo, pero maravillosamente DAFO decía: “ay, no rendiste cuentas… pero no hay problema te doy plazo y me mandas de nuevo. Para eso estamos”. Por eso cuando se fue Vandoorne lo lloraron tanto

“Ayudaron” a casi todos salvo un par de excepciones de gente bastante desconocida para sus estándares de fama y que no fueron beneficiados por estar fuera de tiempo: casi todos habían incurrido en esa ilegalidad pero no les pasó nada. Solo dos personas quisieron devolver plata.

Todo esto está contenido y documentado en la segunda parte de una denuncia, también presentada al @MinCulturaPe con fecha 22 de febrero y que hasta ahora no tiene respuesta por parte de las autoridades, que bautizamos junto a @criticademonica como El Mecanismo DAFO. Pasen y lean:

Y finalmente... (incluimos repaso y CODA).

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