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Oct 22, 2021, 27 tweets

[HILO] Identidad nacionalista y revolución antes que la gloria, el fútbol como conciencia social por la causa independentista.

Señoras y señores prepárense porque hoy, les traigo la sorprendente historia del argelino Rachid Mekhloufi.

Pasen, pasen, siéntanse como en casa.

Las devastadas calles parisinas estallaban en júbilo el 8 de mayo de 1945, miles de franceses se agolpaban celebrando la capitulación nazi.

Mientras tanto, cruzando el Mediterráneo, otra multitud se manifestaba en Argelia, colonia gala, reclamando la independencia política.

Aquella manifestación liberalista, dirigida por activistas del Frente de Liberación Nacional (FLN), salió a la calle con la bandera argelina, prohibida por los colonos franceses.

La violencia y el terror ya estaban ahí, pero lo peor esta por llegar...

Y esto porque, a la altura del Café de France, el General Duval ordenaba a los gendarmes que abrieran fuego.

Hubo decenas de muertos y durante dos semanas se desató una terrible batalla entre el ejército francés, que llegó para sofocar la revuelta de los que llamaban indígenas.

En la ciudad se decretó la ley marcial y cualquier árabe podía ser abatido sin previo aviso si no se atenían a las reglas impuestas.

La revuelta se sofocó con el saldo de 45.000 muertos debido a bombardeos de áreas rurales y ejecuciones sumarias en las zonas de Setif y Guelma.

Entre toda esa carnicería, se hallaba Rachid Mekhloufi, un niño nacido el 12 de Agosto de 1936 en la ciudad argelina de Setif.

A tan corta edad, este chico, que ya encandilaba a todos con el equipo de su ciudad, vio cosas que alguien de su edad nunca debería contemplar.

En 1954, Setif, todavía de duelo, veía emigrar a uno de sus talentos futbolísticos emergentes. Un ojeador lo ve jugar y queda maravillado.

Jean Snella, entrenador del Saint Ettiene en aquel momento, se lleva una grata impresión y decide incorporarle a su plantilla de inmediato.

Esa temporada, ya en curso, el argelino jugará 16 partidos y anotará 9 goles.

Los que pudieron disfrutar de su juego lo definían con un jugador sutil y elegante por el que merecía la pena pagar una entrada.

Ya para 1957 se ganaría el titulo de el mejor jugador de Francia.

En la temporada anota 25 goles en 30 partidos y durante el año es convocado dos veces para partidos ante Portugal (1 a 0 para los franceses) y Bulgaria (2 a 2).

Ya había disputado 4 partidos con el seleccionado nacional galo cuando es citado para el Mundial de 1958.

Mientras tanto Argelia estaba echa un polvorín, la guerra de guerrillas ya era un lamentable hecho.

En cada esquina la muerte aguarda a objetivos franceses, los atentados se suceden y el ejercito francés responde con torturas y ejecuciones por doquier.

En el panorama futbolístico, en 1957, un combinado de futbolistas argelinos amateur compite por primera vez internacionalmente.

Los resultados son esperanzadores y la idea de crear una selección nacional argelina se hace más fuerte.

Los emisarios del FLN (Frente de Liberación Nacional) hablan con las estrellas argelinas de la liga francesa durante la temporada 1957-58.

Muchos jugadores aceptan la llamada. Solo falta la respuesta de Mekhloufi, el único que estaba citado por Francia para el futuro Mundial.

El jugador siempre ha pensado que representar a Francia era un honor para él, pero los acontecimientos se suceden y debe tomar una decisión.

Por un lado, la oportunidad de alcanzar fama, dinero y gloria, y por el otro, su sentimiento patriótico siempre presente.

¿QUE HACER?

No puede dejar a su país en plena agonía. Mekhloufi parte desde el hospital por un golpe que lo somete a varias observaciones.

Con 36 horas de retraso, el jugador parte hacia la estación de tren, llega a Suiza y de allí toma un avión para reunirse con el resto de la expedición.

El 15 de Abril de 1958, L’Equipe lleva en portada: “Nueve jugadores argelinos han desaparecido”.

En total fueron 30 jugadores ¿Su destino? Difundir la causa argelina en el campo.

Cada gol sería un acto de propaganda, cada partido un paso más hacia la independencia.

En Túnez son recibidos con honores por el presidente Habib Bourguiba, donde se les permiten entrenar.

Comienza una gira que los llevará a Marruecos, Libia y Egipto donde la selección egipcia no quiere enfrentarse al equipo argelino porque se arriesga a una sanción de la FIFA

Pronto el norte de África se les queda corto. El equipo a logrado pleno de victorias, se les conoce como Fenecs (un tipo de zorro que vive en el desierto) y su juego asombra.

En Francia han desaparecido de la primera página de los periódicos pero eso no los detiene.

Europa, América y Asia serían sus siguientes paradas, en todas fueron dejando una huella muy arrolladora de futbol y conciencia.

Muchos partidos, muchas victorias ¿LA MEJOR? El 6-1 frente a Yugoslavia, siempre defendiendo un estilo de fútbol alegre, similar al de Brasil.

La visita a Vietnam, que acaba de derrotar a los franceses en Dien Bien Phu fue muy bien recibida. Victoria 5-1 ante los locales.

“Nosotros hemos vencido a los franceses, hoy vosotros nos habéis derrotado en el terreno de juego, por lo tanto también venceréis a los franceses”

Aun así, a pesar de sus grandes batallas, el equipo nunca recibió el reconocimiento oficial de la FIFA.

Pero eso no le importó al gran Mekhloufi, que cambio (y en gran parte arruinó) su carrera con el fin de cumplir su sueño nacionalista y tener la conciencia tranquila.

En 1961 cesó la actividad de los Fenecs debido al inicio de las negociaciones franco-argelinas para la independencia.

Finalmente en 1962, Rachid regresaría al fútbol profesional y, luego de campeonar en Suiza, volvería al Saint-Étienne donde pronto cambió abucheos por aplausos.

"En el debut, cuando entré al campo había un silencio terrible. Pensé que me iban a destrozar en cuanto tocara el balón. Pero la primera vez que lo hice fue para hacer un regate y un pase que acabó en gol. Todo el mundo me aplaudió"

-Rachid Mekhloufi.

Rachid se convirtió en la estrella de un conjunto que ascendió a la primera división y llegó a ganar la liga francesa al curso siguiente y quedando como el segundo máximo goleador histórico del club.

"Nunca me trataron como un miembro del FLN, sino sólo como un futbolista"

En 1968, Mekhloufi anotaría los dos goles de su equipo en la final de Copa ante el Girondins de Burdeos, sus últimos dos goles con la camiseta verde.

Charles de Gaulle se rinde a sus pies y capitula: “Usted es Francia, usted se ha ganado el derecho de ser lo que quiera"

Ya retirado, Rachid decidiría ser entrenador, primero en el Bastia, donde agotó sus últimos días como futbolista.

Más tarde llevaría a Argelia a su primer Mundial en 1982 y vencería a la todopoderosa Alemania.

Volvería a asombrar al mundo, pero eso ya es otra historia...

Mekhloufi, a sus 85 años, se recuerda y se le recuerda como un joven revolucionario que luchó por la liberación de su país.

«Todavía hay gente que dice que fui amenazado para marcharme. Puedo decir que no es verdad. Cualquier niño de Sétif hubiera hecho lo que yo»

Amén.

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