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PhD Student @CEIColmex. @UChicago y @unicomplutense alumnus. Born-again political scientist. Padre adolescente a los 38. Amante del guion largo o raya.

Nov 29, 2021, 18 tweets

¿Por qué la comentocracia no entiende a la ultraderecha?

La visita de Santiago Abascal a México el pasado septiembre provocó múltiples reacciones.

La más llamativa fue la que tuvo entre nuestra comentocracia, que mostró una curiosa interpretación sobre la ultraderecha.

🧵👇🏽

1. Desde la narrativa de la comentocracia, los verdaderos responsables de la infausta visita del presidente de @vox_es a México no fueron los senadores panistas que lo recibieron, sino la izquierda.

¿Increíble? Veamos algunos ejemplos.

2. Para el corresponsal Reforma en Washington, @diazbriseno, AMLO fue la mente maestra detrás de la reunión entre Vox y los panistas, quienes habrían caído así en una trampa del presidente.

3. Para la columnista @maiteazuela, lo importante de la visita era subrayar que el PAN no es realmente el partido mexicano con más afinidad con Vox, por mucho haya firmado una declaración conjunta, sino Morena.

4. En opinión del analista @LeonardoCurzio, el problema que hoy representa Vox es, en el fondo, un producto de la izquierda española, que habiendo perdido el “centro racional”, ha provocado con sus excesos el renacimiento de la ultraderecha en su país.

5. Aunque todas estas opiniones son igual de extravagantes, hay una que es especialmente delicada: la idea según la cual los males de nuestro tiempo son provocados por un corrimiento hacia los extremos a ambos lados del espectro político.

Pero vamos por partes.

6. En primer lugar, esta tesis es errónea.

Prácticamente en todos los países que hoy tienen una fuerza de ultraderecha, hay quienes intentan reinterpretar este fenómeno como una especie de extremismo a la izquierda y la derecha, como si esto fuera la República de Weimar.

7. La idea es más mito que verdad. Veamos el caso de EEUU. La “polarización” entre Demócratas y Republicanos es en realidad una deriva hacia la derecha de los segundos, acompañada de un tímido movimiento a la izquierda de los primeros, como explican Gilens y Page en este libro.

8. Por mucho que rimen, derechización no es lo mismo que polarización.

Habría que preguntarnos: ¿a quién beneficia que estas situaciones se presenten como fenómenos de la que todos son culpables, como si fuera Fuenteovejuna?

9. La tesis del corrimiento a los extremos no sólo es errónea. Tiene una pesada carga ideológica.

Esta narrativa es una puesta al día de lo que Hirschman llamó “retóricas de la reacción”: las maniobras intelectuales que son utilizadas desde hace siglos para oponerse al cambio.

10. La idea de que los “excesos” de la izquierda son la causa del auge actual de la ultraderecha es una aplicación de la tesis de la perversidad, según la cual cualquier política progresista terminará por provocar, sin quererlo, un efecto contrario a sus objetivos.

11. Si no fuera tan peligroso, tendría incluso gracia: es como si la consecuencia automática de escuchar la propuesta de gravar las herencias o detener los desalojos de quienes no pueden pagar su hipoteca fuera levantarse un día odiando a las mujeres, los migrantes y los gays.

12. Pero incluso dejando de lado todo eso, el problema con el mito del corrimiento a los extremos son sus consecuencias.

Esas sí reales.

Quienes defienden esta tesis minusvaloran el peligro que representa hoy la nueva ultraderecha y les lavan la cara a sus aliados locales.

13. Si hay un responsable del auge actual de la ultraderecha en el mundo y su normalización no es la izquierda “extrema” sino la derecha tradicional y supuestamente moderada.

Son estos partidos los que, por miedo o ambición, les han abierto las puertas a los nuevos extremistas.

14. Ya sea haciéndolos sus socios, reuniéndose con ellos, firmando sus manifiestos o simplemente tratando de imitarlos (copiando esa actitud con la que los nuevos fascistas posan de rebeldes y políticamente incorrectos). En esa clave hay que leer el recibimiento a Abascal.

15. En lugar de llamar la atención sobre el riesgo del nuevo fascismo, nuestra comentocracia se empeña en decir que el problema está en otro lado.

Así, no sólo minimizan la fuerza de quienes hoy atentan contra la democracia, sino que absuelven a sus principales colaboradores.

Sobre nuestra comentocracia y sus errores al pensar en la ultraderecha escribí hoy en la @RevistaPresente.

¡Gracias por su lectura y comentarios!

revistapresente.com/expediente/la-…

Addenda: una imagen del libro de Gilens y Page que ilustra el posicionamiento ideológico de los partidos en EEUU (se me había traspapelado 🙈).

¿Corrimiento a los extremos?
No lo creo. Más bien derechización de los Republicanos.

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