“¡Quieto todo el mundo!” La frase más famosa escuchada en el Congreso de los Diputados, la que dijo Tejero, cumple hoy 41 años.¿Cómo transcurrió el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 y quiénes fueron sus protagonistas? Te lo explicamos en este #HiloNatGeo. #23F
La prehistoria del golpe comienza con la muerte de Francisco Franco y el miedo de los sectores más reaccionarios a la democratización y descentralización del país. La democracia no les gustaba mucho.
Entre 1977 y 1979 se había legalizado al Partido Comunista, aprobado una constitución y los estatutos de autonomía del País Vasco y Cataluña. Demasiado para los sectores más nostálgicos del franquismo.
Se escuchaba el “ruido de sables”, reuniones de altos mandos militares franquistas descontentos y que abogaban por una vuelta al régimen anterior. En noviembre de 1978 se abortó un golpe de Estado, la operación Galaxia, fraguada en una cafetería madrileña de este nombre.
El plan consistía en secuestrar al presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en la Moncloa. El encargado debía ser un hombre importante el #23F, Antonio Tejero, condenado tan solo a siete meses de cárcel por los hechos.
En 1981, la situación política y económica en España era muy inestable. Suárez recibía críticas feroces. Varios artículos conminaban a la Corona y al ejército a “dar un golpe de timón”, y aparece el nombre del general Alfonso Armada, muy relevante el #23F , como veremos.
Superado por los acontecimientos, Suárez dimitió el 29 de enero. La sesión de investidura del nuevo presidente, Leopoldo Calvo Sotelo se fijó para el 23 de febrero en el Congreso de los Diputados, en pleno centro de Madrid.
Todas las miradas estaban dirigidas a estas dos personas: Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Suárez.
Pero a media votación, sobre las 18:20 horas, aparece el teniente coronel Antonio Tejero en el hemiciclo. Al mando de 150 agentes de la Guardia Civil toma el Congreso y secuestra a los diputados:“¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Todo el mundo al suelo!”
El vicepresidente primero, el teniente general del ejército Manuel Gutierrez Mellado, de 68 años, se encara con los asaltantes en otra escena icónica de la jornada.
Después de un breve forcejeo se producen 10 segundos de disparos al aire y, esta vez sí, todos los diputados (menos Suárez, Gutierrez Mellado y Santiago Carrillo) se sientan en el suelo. Tejero informa que esperarán la llegada de la autoridad competente, “militar, por supuesto”.
Impresiona, ¿verdad? Si tenéis la suerte de visitar el Congreso fijaos en el techo, todavía queda la marca de alguno de los disparos del #23F
A las 19:00, el capitán general de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch, declara el estado de excepción en Valencia y media hora más tarde saca los tanques a la calle. A la misma hora, tres escuadrones con blindados ocupan las instalaciones de RTVE en Prado del Rey.
Se forma un gobierno civil de secretarios de Estado y se establece el puesto de mando de las fuerzas leales en el Hotel Palace, muy cerca del Congreso como podéis ver en el vídeo. La Policía Nacional establece un cordón para impedir que ningún curioso acceda a la zona.
Los mandos policiales y militares tratan de hablar con Tejero para que deponga su actitud, en vano. Uno de ellos es el director de la Guardia Civil, José Luis Aramburu Topete (a la izquierda), al que Tejero despachó así: “Antes de entregarme le mato y me pego un tiro”.
Transcurren horas tensas, de llamadas del Rey a los generales y entre estos últimos. El segundo Jefe del Estado Mayor, Alfonso Armada, antiguo hombre de confianza del rey, se ofrece a Juan Carlos I para encabezar un gobierno de unidad nacional, cosa que la Zarzuela rechaza.
Los capitanes generales dudan y preguntan a la Casa Real por la “solución Armada” recibiendo la mítica respuesta del Secretario del Rey, Sabino Fernandez Campo: “Ni está ni se le espera”. Los sublevados no recaban ningún otro apoyo explícito entre los generales.
El tiempo transcurre en contra de los golpistas. Las radios privadas siguen emitiendo. El País y Diario 16 lanzan sendas ediciones especiales posicionadas de manera clara contra el golpe. A las 20:30 los militares se retiran de RTVE, lo que demuestra las limitaciones del golpe.
En el Congreso siguen esperando a la “autoridad militar competente”, que no llega. A las 23:50 Alfonso Armada acude al Congreso y se ofrece a Tejero a encabezar un gobierno con miembros de todos los partidos. Tejero rechaza la “solución Armada”.
En un mensaje emitido en TVE a la 1:14, el Rey Juan Carlos I, vestido con el uniforme de capitán general, condena el golpe y ordena el mantenimiento del orden constitucional.
No hay ninguna duda que el golpe de Estado ha fracasado, pero a la 1:30 una columna de vehículos de la Policía Militar a las órdenes del comandante Ricardo Pardo Zancada acude al Congreso para unirse a los sublevados.
A las 5:45, Milans del Bosch levanta el estado de excepción en Valencia. Por la mañana, sin ninguna esperanza ya, los secuestradores liberan a las diputadas hacia las 10 de la mañana. La foto muestra la salida de Elena María Moreno, de UCD.
A mediodía del día 24, Tejero se rinde y libera al resto de diputados y rehenes, tras 16 horas retenidos.
El día 25 se retoma la sesión de investidura interrumpida el 23 y, ahora sí, se elige a Calvo Sotelo como presidente sin contratiempos. La imagen refleja el aplauso dedicado a Gutierrez Mellado, uno de los héroes de la jornada.
Un año más tarde, un tribunal militar condenó a Tejero y a Milans del Bosch a 30 años de cárcel y a Armada a 26 por su participación en la trama golpista del #23F
¿Crees que fue una sentencia justa?
Hasta aquí el relato del #23F. ¿Quién era la autoridad militar que nunca apareció? ¿Era Armada? ¿Cuánto sabía el rey y hasta qué punto dio alas a la sublevación? Todas estas preguntas siguen siendo motivo de debate todavía hoy… y no parece que vayan a resolverse pronto.
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