Thread by @Alex_s_stooges

Hoy hace una semana que me senté delante de un cuaderno a preparar las charlas sobre la invasión rusa de Ucrania para mis alumnos de secundaria y bachillerato. Y de aquellas notas ha salido un breve artículo que quiero compartir con los amigos de #twitterHistoria

Mi primera idea era hacer una exposición sobre los orígenes de las relaciones ruso-ucranias. Ya sabéis, hablar del Rus de Kiev, del ducado de Moskovia, de los tártaros y del mastodóntico imperio multiétnico ruso.

De aquello salió una exposición sobre el difícil tránsito que Rusia ha tenido desde una estructura imperial a un moderno estado nación. Y de las implicaciones que esto tiene en la identidad nacional de los territorios del viejo imperio de los zares. (Sheri Plokhi dixit)

Luego hablamos de los retos del siglo XXI. Es decir, de la dependencia del gas ruso que tiene Europa. De cómo las guerras modernas tienen un importante componente geoestratégico. Y de las implicaciones económicas que esto tendrá para los afectados.

También hablamos del nacionalismo ruso moderno y su tóxica relación con el pasado soviético y el fatídico desenlace de la URSS. Hablamos de victimismo y rusofobia al tiempo que buscamos conexiones con discursos del pasado. Aprovechando el libro de Paxton Anatomía del fascismo.

Y terminamos charlando de la importancia del capital en la era de la desregulación que vivimos. Como la oligarquía pro Putin ha usado el crecimiento de la economía rusa para extenderse como un pulpo por los paraísos fiscales.

Al final lo que parece una guerra en clave siglo XX, es en realidad un conflicto metido en el tuétano de los dilemas del siglo XXI: competencia energética, tardocapitalismo tacheriano, nuevas formas de identidad nacional y drama humanitario de fondo.

No nos merecemos el siglo XXI que se nos está quedando, me preguntaba un alumno al final. Y a veces no sé si precisamente tenemos justo lo que nos merecemos.

Os dejo el enlace al artículo en @LaSogaCultural sobre esta charla. Espero que os guste!