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Mar 24, 2022, 47 tweets

Un 24 de marzo como hoy, pero en 1976, se daba inicio a la más atroz dictadura que asoló a la Argentina y desde @clubhilosfutbol decidimos recordar a los futbolistas desaparecidos en aquella etapa brutal de la historia.

Recordar para aprender. Aprender para no repetir.

El 24 de marzo de 1976, los comandantes de las tres fuerzas armadas, Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, derrocaron al Gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, dando, así, inicio a la feroz dictadura argentina.

Fueron más de siete años signados por la constante violación de los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y terrorismo de Estado, con más de 30.000 desapariciones de personas, centenares de secuestros, privaciones ilegítimas de libertad, torturas en centros clandestinos...

...apropiación de recién nacidos y exilios forzados de miles de argentinos.

Además, el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional también representó graves consecuencias económicas y sociales para el país, aumentando la pobreza que alcanzó a un tercio de la población.

De los 30.000 desaparecidos se pudo identificar a 220 deportistas secuestrados, torturados y asesinados cuyos rastros se perdieron en centros clandestinos de detención.

La lista seguramente se ampliará con el paso del tiempo porque familiares, amigos y compañeros de la actividad deportiva siguen acreditando con sus testimonios o con documentación irrefutable las trayectorias de esos atletas.

El último registro de deportistas víctimas del terrorismo de Estado salió publicado en el libro Deporte, desaparecidos y dictadura, del periodista Gustavo Veiga, donde se enumera una lista de 220 atletas y da cuenta del horror que sufrieron deportistas, familiares y amigos.

No es un libro fácil por el tema que trata pero sí imprescindible para tratar de comprender que la dictadura fue un horror en cada uno de los caminos por donde pasó. Y en cada pisada dejaba una huella de muerte, en cada uno de sus caminos.

Entre los deportistas desaparecidos hubo quienes dejaron de estar en esa condición jurídica gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Los profesionales de esa prestigiosa organización no gubernamental y multidisciplinaria encontraron los restos de Luis Ciancio, futbolista de las divisiones inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata cuyo cuerpo estaba enterrado en el cementerio de Avellaneda como NN.

Los futbolistas registrados como detenidos-desaparecidos o asesinados por grupos paraestatales, como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) o la CNU (Concentración Nacional Universitaria) son:

Raúl Brú, Luis Ciancio, Ignacio Cisneros, Ricardo Cuesta, Ricardo Del Río, Daniel Favero, Pedro Frías, Alberto Garbiglia, Juan Carlos Luna, Carlos Manfil, Gustavo Olmedo...

Francisco Pana, Hugo Penino, Rodolfo Prestipino, Antonio Piovoso, Eduardo Requena, Carlos Rivada, Ernesto Rojas y Heldy Santucho.

Dos de esos jugadores participaron en los campeonatos organizados por la AFA en la década de los ´70. El arquero Antonio Piovoso integró el plantel de Gimnasia y Esgrima La Plata en 1973. Era suplente de Hugo Gatti y estudiaba arquitectura en la Universidad Pública Platense.

El otro es Ernesto David Rojas. Jugó como delantero en el torneo Nacional de 1970 para Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Debutó en la cancha de Boca el 04 de septiembre de aquel año. La CNU lo asesinó el 18 de marzo de 1976, seis días antes del golpe.

De ninguno de los testimonios recogidos hasta hoy o de la instrucción de la causa judicial sobre su crimen, se desprende que hubiera tenido militancia política.

Incluso, se ratifica el dato en el libro de Reynaldo Castro: "Con vida los llevaron" (memoria de madres y familiares de detenidos-desaparecidos de San Salvador de Jujuy), publicado por la editorial La Rosa Blindada, en 2004

Carlos Alberto Rivada era uno de esos wines que vivía en armonía con la raya de cal. Un puntero derecho que, al decir de ciertas voces, “hoy podría jugar en la primera de Huracán de Tres Arroyos”, el club donde se formó. Y también un deportista que se destacaba en el básquetbol.

Aquel extremo habilidoso que despertaba tantos elogios en la zona, jugó el último partido de su vida contra Estación Quequén, el campeón de Necochea, la noche de su desaparición.

En la madrugada del 3 de febrero de 1977, la enfermera María Rosalía Fernández halló abandonados a un chico de tres años y a una beba de sólo cuatro meses en la puerta del Hospital Pirovano de la ciudad. Eran los hijos de Rivada y su esposa, María Beatriz Loperena.

El 4 de julio de 1982 y sin haber conseguido ni un dato sobre el destino corrido por su hijo Carlos y su nuera María Beatriz, falleció Héctor “El Chivo” Rivada. En su juventud, había sido arquero de Villa del Parque y además presidente de la Asociación de Básquetbol de la ciudad.

El tiempo duró la desaparición de Luis Alberto Ciancio, su pérdida de identidad (ahora recuperada) supera con holgura a sus años de vida.

Por eso resulta imposible llenar semejante espacio vacío. Aún después de que finalizó su búsqueda.

Pese a la tarea formidable del Equipo Argentino de Antropología Forense que identificó sus restos, faltan completar algunas partes de su historia. ¿Dónde está su compañera Patricia Dillon, la madre de su hijo Federico? ¿Quiénes dieron la orden de secuestrar a la pareja?

¿Por qué el estudiante de ingeniería que militaba en política no pudo terminar su carrera? ¿Por qué se ensañaron con la mayoría de los jóvenes que integraban su organización, el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML)?

El exfutbolista de Gimnasia, que pasó por el centro clandestino de detención denominado Pozo de Banfield, fue fusilado de 3 tiros. Ahora su familia quiere saber quién disparó. “Sin espíritu de venganza, sin odio. Pero sí con un profundo sentido de justicia.

Eduardo Raúl Requena era para todos “El Gallego”, un querido y respetado profesor, un comprometido militante social y gremial hasta aquel atardecer de julio de 1976 en que fue secuestrado y luego desaparecido.

Una de las grandes pasiones del “Gallego” era el fútbol y comenzó a jugar en el club River Plate de Villa María desde los 12 años. A su vez lo hacía en la selección villamariense, en el que debutó con sólo quince años, enfrentando al club Tigre de Buenos Aires.

El 23 de julio de 1976, Eduardo Requena entró al café Miracles en la Avenida Colón al 1100 de la capital provincial (a pocos metros de la plaza Colón). Eran tiempos en los que el General Luciano Benjamín Menéndez y su patota se consideraban “amos y señores” en la provincia.

El “Gallego” sabía que lo buscaban, pero no se ocultaba. Un grupo de civil lo estaba esperando y se lo llevó. Muchos sobrevivientes lo vieron en el Centro Clandestino de Detención La Perla, de donde desapareció.

Gustavo “Papilo” Olmedo era el goleador del modesto equipo de Los Andes de la localidad de Los Sarmientos, La Rioja.

Cuando llegó a la mayoría de edad se fue a estudiar a Córdoba, a cumplir con el mandato familiar de ser Ingeniero. Y no volvió más.

El 23 de octubre de 2003, Gustavo llegó otra vez al pueblo. Sólo que Papilo ya no era Papilo, ni el goleador que prometía, ni el ingeniero que quiso ser.

Gustavo "Papilo" Olmedo llegó hecho pedazos, maniatado en sus manos y en sus pies, muerto en una urna gigante, baleado en la espalda por una jauría del Tercer Cuerpo de Ejército que en Córdoba conducía el genocida Luciano
Benjamín Menéndez. 100 personas fueron a recibirlo.

Entre tantos casos de desaparecidos-asesinados, hubo una historia que trascendió fronteras, la de Claudio Tamburrini, el arquero que regresó de la muerte.

Claudio es un exfutbolista del club Almagro, quien se fugó del centro clandestino de detención Mansión Seré –en manos de la Fuerza Aérea– el 24 de marzo de 1978 y con posterioridad se exilió en Suecia, donde vive hasta la actualidad.

Su testimonio, que desafía las leyes de la literatura, terminó convirtiéndose en una pieza clave en el juicio histórico de
1985. A tal punto que sirvió para condenar al brigadier Orlando Agosti.

Su historia sirvió de inspiración en la película 🎥 “Crónica de una fuga”, protagonizada por Rodrigo de la Serna y dirigida por Israel Adrián Caetano, que se estrenó el 24 de marzo de 2006, cuando se cumplieron 30 años del Golpe.

La producción actualmente puede verse en Youtube en buena calidad y dura 1 hora 27 minutos.

A 46 años del inicio de la dictadura, la AFA aún les debe un homenaje a los futbolistas que fueron víctimas del terrorismo de Estado. En 2019, Claudio Morresi, coordinador del Deporte y los Derechos Humanos que funciona en la ex-Esma, envió una carta donde pide ese reconocimiento

Lamentablemente el mundo del fútbol también mostró otra faceta de los hechos y hubo casos vinculados con un aporte a la represión ilegal.

El caso de Edgardo Andrada es el más conocido pero no el único.

Falleció el 4 de septiembre de 2019 a los 80 años recordado más por su condición de personal civil al servicio del régimen cívico-militar antes que por su pasado como futbolista célebre.

Se había hecho famoso en el plano internacional por la anécdota del penal que le convirtió Pelé cuando atajaba en Vasco da Gama y que se transformó en el gol número mil del brasileño el 19 de noviembre de 1969.

Amadeo Gándola es otro exjugador que fue colaboracionista de la dictadura después de desempeñarse en clubes como Atlanta, Unión o Godoy Cruz de Mendoza. Su historia se conoció gracias a una investigación que desarrolló el periodista santafesino Nicolás Lovaisa.

“Dejó de marcar rivales en la cancha para marcarlos en un ámbito mucho más tenebroso. Durante la última dictadura militar fue uno de los PCI (Personal Civil de Inteligencia) que reportó a la Fuerza Aérea.

Los documentos oficiales confirman que cumplió esa función entre el 1.° de enero de 1976 y el 31 de diciembre de 1983” Se suicidó el 15 de agosto de 2006, a los 78 años, arrojándose del sexto piso donde vivía.

Bibliografía: Gustavo Veiga. Deporte, Desaparecidos y Dictadura.

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