Juanjo Ramírez Mascaró Profile picture
Mitad andaluz, mitad canario. Escribo cosas. Gritos en el Pasillo. Vaya Semanita. Jose Mota Presenta. La Casa de Papel. Titania. Colaborador de El Mundo Today.

Apr 15, 2022, 29 tweets

A día de hoy, ADRIAN WICKNER es un niño de siete años, pero en el año 2044 será un físico de la UNIVERSIDAD DE PLEANVILLE que se enviará mensajes a sí mismo desde el futuro.

O eso creen algunos científicos. Muy pocos.

En este #HILO comparto algunos de esos mensajes.

AÑO 2044.

Necesito que estudies (estudiemos) Física Cuántica. Sé que recibirás mi mensaje porque yo lo recibí a tu edad.

Creíste que estabas volviéndote loco. Hoy, mientras envío esta info al pasado, confirmo que no.

Solo tus (nuestros) conocimientos podrán salvar el mundo.

Nuestros ordenadores cuánticos predicen que dentro de cinco años (en 2049) la superpoblación alcanzará su punto crítico. El planeta se agota. No hay recursos suficientes para todos. El colapso es inevitable.

Y tu misión (mi misión) será evitar lo inevitable.

PRESTA ATENCIÓN.

Estoy usando una tecnología que permite enviar información a través del tiempo. Gracias a mis instrucciones, estudiarás las disciplinas necesarias para lo que actualmente (en 2044) estás (estamos) a punto de lograr:

Enviar MATERIA a través del tiempo.

Te explicaré POR QUÉ.

Según los ordenadores, la vida en el planeta sería sostenible con LA MITAD de la población actual.

Por eso hemos decidido enviar a la mitad de la humanidad AL FUTURO.

La fecha elegida es el año 2116.

¿POR QUÉ?

Si nuestros cálculos no fallan, ese margen de 70 años

(2116 - 2046)

bastará para que la mitad humana que se quede en nuestro presente, siguiendo un control estricto de la natalidad y la gestión de recursos, se reduzca a sí misma en un 67%.

Cuando los viajeros del tiempo lleguen a 2116, nuestros descendientes recibirán a la mitad de nuestra humanidad actual.

Para entonces, los que se queden se habrán asegurado de que haya sitio en el planeta (y recursos suficientes) para esos viajeros del tiempo.

AÑO 2045.

¡Lo he logrado! ¡Lo has logrado! ¡Lo hemos logrado!

El año pasado envié (enviamos) un ratón un año hacia el futuro. Acaba de materializarse en el laboratorio. En perfecto estado de salud.

Ha llegado el momento de probar esta tecnología con humanos.

AÑO 2046.

Ha sucedido algo terrible.

Hemos comprobado (te/nos ahorro los detalles desagradables) que las personas de los grupos sanguíneos B y AB no sobreviven al viaje en el tiempo. Toda su sangre se coagula en el proceso.

Sólo pueden viajar quienes tienen grupo 0 o grupo A.

Esto condiciona los criterios a la hora de elegir quiénes se marchan al futuro y quiénes se quedan.

Las personas de los grupos 0 y A viajarán a 2116.

Quienes tenemos el factor B en nuestra sangre, nos quedamos aquí y ahora.

La biología ha decidido por nosotros.

Esto ha supuesto una conmoción en nuestro mundo.

Nuestro afán de supervivencia nos obliga a separar parejas, a dividir familias, a disolver amistades.

En 2034 te enamorarás de Naomi (grupo A negativo). Y ella de ti.

En 2046, la Ciencia os romperá el corazón.

Disfruta de ella durante esos 12 años como si la fueras a perder para siempre, porque la perderás.

Sé que seguirás mi consejo, porque yo lo he hecho. He sido muy feliz junto a Naomi. Y tú también lo serás.

No le diremos nada a ella hasta 2046. No nos atreveremos.

AÑO 2049.

Gracias al GRAN ÉXODO hemos llegado a la fecha crítica con un planeta más ligero. Demasiado ligero. Y demasiado triste.

Has (hemos) salvado a la humanidad, pero ahora la humanidad está incompleta.

Nos marchitamos sin remedio.

La depresión y la melancolía son algo cotidiano en este nuevo mundo.

La tasa de suicidios ha aumentado un 36%.

La natalidad ha descendido un 80%.

Cada vez a menos gente le apetece amarse.

En 2116, nuestros seres queridos se encontrarán un planeta muy vacío. Demasiado vacío.

Descubrimos demasiado tarde que esos factores en la sangre no son mutaciones casuales. Están asociadas a determinados rasgos emocionales, sociales, hormonales.

Distintas personalidades que la Naturaleza diseñó para que se complementaran... para que se arroparan entre sí.

Aquí siguen existiendo parejas y familias que pudieron quedarse al completo, pues todos ellos tienen el factor B en la sangre.

Pero ellos también se deprimen. También echan de menos algo a su alrededor.

Quienes poseemos factor B extrañamos a quienes carecen de él.

AÑO 2056.

Este es el año en el que te suicidarás. Lo sé porque eso es lo que pienso hacer en cuanto termine de enviarte estos mensajes.

Tarde o temprano todos nos quitamos la vida. O somatizamos enfermedades letales.

En 2116 no quedará nadie para recibir a los que lleguen.

Si algunos hemos aguantado hasta la fecha es porque teníamos algo que hacer.

Intentaremos salvar a la humanidad una segunda vez. O una primera.

Este mensaje llegará a tu ordenador acompañado de una retahíla de ceros y unos.

Son códigos de programación.

Necesito que se los hagas llegar a Bob Cowey, en el departamento de informática de la Universidad de Pleanville.

Son las instrucciones para crear un software destinado a infectar todos los ordenadores y dispositivos electrónicos de tu época.

Ese software os espiará, os analizará y ordeñará todos vuestros pensamientos, comportamientos y emociones.

Con un nivel de detalle que aún no está al alcance de los torpes algoritmos de tu época.

Gracias a ello podremos crear bots que replicarán el comportamiento de todas las personas B y AB que existan en el año 2046.

Con un grado de exactitud escalofriante.

En la internet de mi época hay una inteligencia artificial que se comporta exactamente igual que tú y que yo.

Por eso sé que no me fallarás. Porque hace 34 años yo recibí la información que estoy a punto de enviar, y no te fallé. No nos fallamos.

No le fallaremos a Naomi.

No le fallaremos a nuestros seres queridos con A y 0 en sus venas.

Llegarán a 2116 y allí estaremos para ellos.

O al menos estarán nuestros fantasmas.

Esos bots complejísimos, indistinguibles de nosotros, sembrados en discos duros diseñados para perdurar. Para interaccionar con esos migrantes que nosotros perdimos.

Si esto sale bien, ellos no nos perderán a nosotros.

Pero no sabemos si bastará con palabras y datos.

No sabemos si bastará con ceros y unos.

No sabemos si harían falta también olores, hormonas, químicas.

No sabemos si será suficiente.

...

..

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GRACIAS por leer esta historia de #FICCIÓN que pertenece a la saga #CrónicasDePleanville.

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