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Jun 3, 2022, 25 tweets

Pintura, tazas, piedras... Y ahora una tarta. La fascinación que despierta la Gioconda tiene su lado oscuro en los atentados que ha sufrido. ¿Han tenido alguna consecuencia sobre la obra? Acompáñanos a descubrirlo en este #HiloNatGeo sobre las agresiones a la Mona Lisa 🧵👊👇

Por suerte, este último "atentado" no produjo ningún daño a la obra, únicamente hubo que limpiar el cristal que la protege. Se nota que el miembro de seguridad que dio la "primera pasada" no es un experto. Suponemos que el servicio de limpieza del Louvre lo dejaría impecable.

La Mona Lisa, expuesta en la Salle des États del Museo del Louvre, es un icono que va más allá del arte. Cada año pasan por delante de ella millones de visitantes que hacen cola desde de muuuy lejos, casi de la sala anterior, para verla.

Los hay que abandonan aquí y hacen la foto de lejos...

Los que aguantan estoicamente un barullo no apto para aprensivos del contagio del coronavirus, pueden contemplarla como máximo a unos dos metros de distancia, aunque siempre hay narcisistas que se consideran más importantes que el cuadro y al llegar deciden hacerse una selfie 🤳

¿Crees que vale la pena todo este follón para verla?

Toda la expectación y la leyenda generada alrededor de la Mona Lisa tiene su lado oscuro, el de hacerla objetivo de perturbados y gente que quiere llamar la atención. Todo comenzó a el 22 de agosto de 1911, cuando, la pared donde estaba expuesta la Gioconda apareció así:

La Mona Lisa había sido robada. Entonces era un cuadro conocido y admirado por los expertos, pero ni mucho menos era la obra más famosa del mundo. Pero el suceso conmocionó a Francia y la imagen de la Gioconda comenzó a reproducirse a gran escala. Se desató el "frenesí giocondo"

La obra estuvo desaparecida durante dos años y cuando se había perdido toda esperanza, se encontró al ladrón de forma un tanto fortuita en Florencia. ¿Quieres saber cómo fue el robo del siglo en el arte? Es una historia que vale la pena leer:
historia.nationalgeographic.com.es/a/robo-siglo-d…

Aunque el ladrón guardo la Gioconda en lugares como este armario, (el lugar donde la encontró la policía) la obra no sufrió daños irreparables.

A su vuelta a Francia, los parisinos acudieron en masa a ver la obra que antes muchos de ellos solo conocían en postal. Se desató la giocondamanía y hubo que poner las primeras barreras de seguridad físicas: una valla y un policía bajito 👮

El ataque más dañino para la obra se produjo el día de fin de año de 1956. Un desequilibrado lanzó una piedra que rompió el cristal que protegía entonces la tabla. La razón para hacerlo: "Tenía una piedra en el bolsillo y de repente me vino la idea de lanzarla contra el cuadro".

Es el "atentado" que ha dejado la marca más visible hasta hoy sobre la tabla. Hizo saltar parte de la pintura en el codo izquierdo de Lisa del Giocondo.

A dos metros de distancia pasa más desapercibido, pero si nos acercamos mucho se ve perfectamente. Otras imágenes como una radiografía o una imagen de infarrojos permiten ver que la roca hizo saltar la pintura por completo.

En España, en plena dictadura franquista, periódicos como el ABC o La Vanguardia se hicieron eco de la noticia. Era un perturbado boliviano, ¡¡¡hijo de un socialista subversivo!!!!

Esto llevó a los responsables del museo a proteger la obra tras un cristal blindado, que se ha demostrado muy efectivo contra los ataques a base de pintura que sufrió en Japón en 1974 y en el propio Louvre, donde en 2009 le tiraron una taza comprada en la propia tienda del museo.

Desde 2005 cuenta con una vitrina blindada, que no solo la protege de agresiones físicas, sino de su peor enemigo: los cambios de humedad y de temperatura. La mantiene a 21 ºC y a una humedad del 50%

La Mona Lisa está pintada sobre una fina tabla de álamo que ha notado el paso de sus 500 años de existencia. El panel se ha abombado y ha provocado la aparición de las famosísimas "craquelures", grietas verticales y diagonales, por la presión del marco.

Hay pequeños puntos en las que la pintura se ha desprendido completamente y la tabla tiene microagujeros, como en los ojos.

Pero la más evidente es la gran grieta vertical de 11 cm que amenazaba con partir el cuadro. Por fortuna pudo estabilizarse haciendo un "apaño" en la parte posterior de la tabla. La grieta, el apaño y la imagen infrarroja.

La tabla también ha tenido enemigos diminutos, los insectos xilófagos, comedores de madera, que la han han carcomido. Por fortuna su acción solo se aprecia en la parte posterior.

Las capas de barniz aplicadas durante siglos para conservar la pintura han hecho que esta pierda su color original y se difuminen los detalles. La fluorescencia ultravioleta muestra las sucesivas capas de barniz.

¿Cuál era este color? Hay muchas propuestas, pero los responsables del Louvre no se atreven a quitar las capas para no dañar la obra. Todavía pueden verse puntos con tonalidades originales, sobre todo en la zona protegida por el marco.

Y si nos acercamos mucho, muchísimo, podemos ver una rara muestra de una restauración indefinida. La descubrió el investigador francés Pascal Cotte. Una manchita anaranjada en medio del cielo que él atribuye a la época en la que la obra no contaba con cristal de protección.

Una obra muy sufrida, que a pesar de todo ha aguantado muy bien el paso del tiempo y la temeridad de los humanos... Ya sabes que si quieres recuperar más hilos de arte, historia y animales puedes hacerlo en el hashtag #HiloNatGeo. Muchas gracias por leernos.

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