Aunque el precio de los commodities se haya disparado en el mercado mundial, las reservas en el Banco Central no suben. Hay un by pass, un desvío, alguien que se queda con esta verdadera renta inesperada.
En este hilo te contamos quiénes son y cómo engañan al Estado argentino 👇
Apenas nueve firmas concentraron en nuestro país el 92% de la facturación total del sector agroexportador durante el año 2021: Oleaginosa Moreno, Cargill, Cofco, Bunge, ACD, LDC Argentina, Molinos Agro, Asoc. de Cooperativas Argentinas y ADM Agro.
Vamos a los números: desde 2017 a 2021 las exportaciones de los sectores oleaginosos y cerealeros representaron el 46,2% de las ventas totales al exterior. Casi 30.000 millones de dólares anuales.
Mientras los granos crecieron un 94% en pesos, el Índice de Precios al Consumidor subió “solo” un 52%. Dicho en criollo: los empresarios del agro le ganaron por 42 puntos a la inflación. Quién pudiera.
A esta mejoría notable se suma la super renta de 2022 generada por el alza de precios como consecuencia de la guerra en Ucrania. La Bolsa de Cereales de Rosario calculó un extra de 3.004 millones de dólares por encima de lo que se esperaba facturar.
Es decir: hoy, los términos del intercambio global favorecen a la Argentina. Pero los dos flujos monetarios claves (las retenciones y la liquidación de divisas) no son lo que deberían ser en este ciclo alcista. ¿Por qué?
Sigue vigente un decreto firmado el 8 de octubre de 1976 por Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz. En el mundillo agrario se la conoce como “Ley de Granos”. En su artículo 3, propone que las ventas al exterior deberán ser registradas mediante declaración jurada.
Los operadores así consiguen diferir el momento en que supuestamente se pacta la venta, de aquel en que se concreta y se embarca la exportación. Entre uno y otro evento puede pasar un año, pero el Estado cobra su porción según los precios vigentes al día de la declaración.
El 24 de febrero Rusia invadió Ucrania. A la mañana siguiente, sin dilaciones, los gerentes de Cargill, Cofco, Bunge, ADM, Oleaginosa Moreno, Aceitera General Deheza, entre otras, decidieron presentar una cantidad inusitada de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior.
El precio de la tonelada de “aceite de soja, a granel” aquel día que Vladimir Putin la pudrió, era de 1665 dólares. Atención ahora a cuánto cotizó la tonelada el día que cerramos esta investigación, es decir el 17 de mayo: 1838 dólares.
Es decir, que la diferencia entre lo que el exportador debería haber pagado y lo que pagó oscila entre los 200 y los 400 dólares por tonelada. La pérdida para el Estado, solo en aceite de soja y solo gracias a la declaración bélica, fue de aproximadamente 200 millones de dólares.
Eso no es todo: hay empresas que se venden a sí mismas para dormir a las agencias impositivas y despistar a los bancos centrales. Esta triangulación tiene un nombre cool en la jerga corporativa: “planificación financiera creativa”.
Son recursos genuinos de los que nos privamos cediendo su control a un puñado de empresas transnacionales. Un problema urgente y de largo plazo. Un asunto de elemental soberanía, que reviste alcance estratégico.
Más sobre estos verdaderos traficantes de granos en el informe "La madre de todas las rentas", confeccionado por #EdIPo y @MatEconomia para la #Crisis52 🪖
📷 en este hilo por @MarceloManera1
Leé el informe completo en papel o digital acá
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revistacrisis.com.ar/revista/52
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