Afirmar que la llegada de jerarcas nazis a la Argentina de Perón es una leyenda, merece una respuesta porque es una pavada y porque no debiera usarse un tema tan sensible para hacer marketing partidario o tratar de vender unos cuántos libros más.
Lo primero: “no llegaron jerarcas nazis”. Los que no estaban muertos eran juzgados en Nuremberg, calificado por Perón como una “infamia”. Pero de los que estaban debajo en jerarquía, una enorme proporción halló un santuario en Argentina. ¿Vamos a la pruebas, historiadora Peiró?
Adolf Eichmann era jerarca de la SS y como tal organizo la deportación de millones de judíos a los campos de exterminio en donde 6 millones de ellos fueron asesinados. Quizás Rein quiera discutir también la cifra, establecida a partir de los documentos y testimonios de Nuremberg
En la nota dice que, como Eichmann vivía en una casa humilde de la periferia de Buenos Aires, alcanza para olvidar su cargo de “Obersturbannfüherr” y que tras la muerte de Himmler y sus lugartenientes era uno de los pocos que seguían libres dentro de la antigua cúpula de las SS
También tenia un cargo importante Walter Rauff, encargado de la Oficina II de la SD, el servicio de inteligencia nazi. Pero su aporte más macabro no fue burocrático, sino el haber ideado cámaras de gas móviles para hacer mas eficiente el exterminio. Llegó a la Argentina en 1950
Erich Priebke era hauptsturmmführer de la SS y como tal fue responsable de la Masacre de la Fosas Ardeatinas en 1944, cuando los nazis asesinaron a 355 personas en represalia por un ataque de los partisanos. Llegó a la Argentina en 1948 con un pasaporte falso
De no haberlo sido un alto oficial de la SS Josef Schwammberger nunca hubiese sido comandante de los campos de concentración de Przemysl y Mielec en Polonia en donde fueron asesinadas al menos 60.000 personas, alguna personalmente por Schwammberger. Llegó a la Argentina en 1949
Eduard Roschmann era capitán de la SS y responsable del exterminio de los judíos de Letonia. Supervisó el campo de exterminio de Kaiserwald. Por su falta de piedad se lo conoció como “el carnicero de Riga”. Llegó a la Argentina en 1948 con el seudónimo de Federico Wegner
También era jerarca Klaus Barbie, encargado de la Gestapo en Lyon. Organizó la persecución y masacre de 4.432 miembros la resistencia y la deportación de 7.500 judíos franceses. Por algo lo llamaban “el carnicero de Lyon”. Llegó a la Argentina en 1949 como Klaus Altmann
Igual de sanguinario fue Walther Kutschmann, unterstumführer de la SS que cometió numerosos asesinatos en Polonia primero y luego en Francia. Escapó a la Argentina en 1948 en donde vivió bajo el nombre falso de Pedro Olmo hasta que fue descubierto
Josef Mengele también era oficial de la SS con el rango de hauptsturmmführer y como tal realizó experimentos dantescos con prisioneros de Aushwitz. No era jerarca, pero era uno de los símbolos de la atrocidad nazi. Llegó a la Argentna en 1949 bajo el seudónimo de Helmut Gregor
Otro eutanasista nazi fue Bernhard Heilig. Llegó en 1951 con un pasaporte de la Cruz Roja. Es cierto, no era un jerarca pero su presencia sirve para definir la calidad pútrida de la migración que se aceptaba. Y desalentar la idea que se importaban mentes brillantes
También era un símbolo nazi Otto Skorzeny, que organizó la custodia de Peón tras huir en la posguerra, cargando una enorme cantidad de condecoraciones de Hitler y la fama por rescatar a Mussolini en 1943. Y, además, era líder de la red Odessa para ayudar a los criminales en fuga
Otro médico nazi que encontró refugio en Argentina fue Gerhard Bohne, uno de los arquitectos del plan de eutanasia nazi que asesinó a por lo menos 300.000 personas. Era otro hauptsturmmführer de las SS Llegó en 1949 y editó el diario “Der Weg” sin esconder su identidad
Hubo colaboracionistas de todas las nacionalidades, como el holandés Abraham Kipp que llegó en 1948 y el belga Gerard Blaton arribado en el mismo año. O el serbio Marcos Colak, el eslovaco Jan Durcansky, el dálmata Mirko Eterovic y el francés Pierre Dayé, todos admitidos en 1947
Pero si todo el tema son los cargos... ¿alcanza con un jefe de estado? Tenemos al líder del régimen croata nazi, Ante Pavelic, llegado en 1948 a bordo del buque Sastriere al puerto de Buenos Aires bajo el seudónimo de Pal Aranyos. Cargaba un millón de muertos en su prontuario
Pavelic fundó en Buenos Aires el único régimen nazi en el exilio de la posguerra y su llegada nos permite hablar de la responsabilidad de Perón en la fuga masiva de nazis en donde hay tanto cantidad como jerarcas. Al llegar a la Argentina, Pavelic fue recibido por Branco Benzón
Benzon había sido el embajador de Pavelic en Berlín. Al terminar la guerra huyó a la Argentina en donde no tardó en hacerse amigo de Perón y recibir un puesto en el ministerio de salud, se convirtió en el cardiólogo presidencial. Aquí empieza el hilo que conduce a la fuga
Benzón era parte de la comisión de asesores de la oficina de Migraciones para facilitar la fuga de criminales nazis de todas las nacionalidades. El enlace con presidencia era Rodolfo Freude, jefe de la Secretaría de Inteligencia y ex secretario personal del presidente Perón
Rudi era hijo de Ludwig Freude, tesorero de la red de espionaje nazi de la SD en Argentina hasta 1945. Financió la llegada de Perón al poder y le dio refugio cuando escapó de sus adversarios dentro del golpe en las semanas previas al 17 de octubre. Sigan negando el vínculo
Para facilitar la huida de los nazis se creó por un decreto de 1946 la Dirección Argentina para la Inmigración en Europa a cargo del cura Clemente Silva, hermano del general antisemita apasionado, Oscar Rufino Silva, secretario general de la Presidencia ¿Porqué un cura?
La presencia del Cura tuvo que ver con la necesidad de coordinar la fuga con la oficina de la Cruz Roja en el Vaticano, que repartía pasaportes de refugiados con nombres falsos. A cargo de esa oficina estaba Krunoslav Dragaronvic, ex funcionario del régimen de Pavelic
El régimen de Pavelic había sido apoyado por el Vaticano y era urgente evacuar a sus dirigentes para no ventilar esa complicidad en un juicio. La red montada para lograrlo con ayuda de Perón, fue la autopista de fuga para nazis de todas las nacionalidades desde 1947 en adelante
Draganovic era el final de la red de curas que facilitaban la fuga y que como referente a Alois Hudal, obispo para Austria y Alemania. Su red de monasterios eran santuario y sitio de espera para la obtención de pasaportes falsos. Mengele y Priebke, entre otros, dan fe de ello
Como delegado plenipotenciario de la DAIE en Europa estaba Carlos Fuldner con credenciales superiores a los embajadores, dedicado a aceitar la fuga. Fuldner había sido oficial de las SS y tras a guerra recorrió campos de prisioneros para rescatar miles de prominentes nazis
Con visas emitidas por la DAIE, la anuencia del Vaticano a través de la delegación comandada por Draganovic y la red de contactos de Fuldner, llegaron a la Argentina 32.712 “refugiados”, entre ellos 10.286 alemanes. En el mismo periodo solo se admitió la llegada de 1.878 judíos
En esos días los judíos entraban de manera ilegal desde países limítrofes. Sabían que sus eran rechazadas por las embajadas argentinas y que solo las obtenían los que pagaban grandes sobornos a los funcionarios. La DAIE, era la vía rápida y sin sobrecostos para los nazis
En Migraciones Fuldner se ocupaba de los alemanes y austriacos, Benzón de los croatas, Pierre Dayé de los holandeses y belgas, Jaques de Mihieu de los franceses y Eugenio Monti de los italianos. Benzón y Fuldner dominaban el sistema y reportaban a Freude que reportaba a Perón
Para resolver las visas estaba Santiago Peralta, el jefe de migraciones de Perón, un nazi y antisemita que publicó “La acción del pueblo judío en la Argentina” Culpándolos de todos los males de argentina. En 1947 fue reemplazado por Pablo Diana, igual de nazi pero mas discreto
El serbio Milan Stojadinovic, exprimer ministro del régimen pro nazi yugoslavo durante la ocupación, llegó en 1948 por pedido de Benzon. Si uno quiere encontrar criminales de alto rango refugiados por Perón solo tiene que leer los documentos. Otra cosa es no querer verlos
Se afirma que otros gobiernos continuaron la línea de Perón al proteger a los nazis en Argentina, es parcialmente cierto. Porque omiten que ente 1952 y 1954 el gobierno argentino decretó amnistías para que los inmigrantes con ingreso irregular obtuvieron la ciudadanía plena
Sin problemas de residencia los criminales de guerra ya no figuraban en los boletines de búsqueda o se les aceptaron sus nombres fraguados por lo que era complicado hallarlos o tramitar su entrega. Por eso Pavelic no fue extraditado, Mengele pudo huir y Priebke siguió su vida
De todos modos, voy a a poner el nuevo libro junto a otras teorías jodidas como los Protocolos de los Sabios del Sión y la obra de Beveraggi Allende sobre el Plan Andinia. La afirmación que dice que es un mito que Perón ayudó a los nazis calza justo con otras obras terraplanistas
Y respecto a la historiadora que cree que Perón no tuvo que ver con la fuga masiva de los nazis, le sugiero volver a leer libros en donde se documenta la relación estrecha entre unos y otros. Van un par que use como base para el hilo. Y le sugiero que revise la obra de Uki Goñi
Por supuesto nadie se opone a que se publique un libro aunque anticipe teorías similares a las de los reptilianos y la Atlántida. La militancia contra toda forma de fascismo enseña que nada debe prohibirse. Al contrario, facilita la refutación y la verdad documentada
Perón convirtió a la Argentina en un santuario de todas las clases de nazis y fascistas y los ayudó a esconderse, a rehacer sus vidas e incluso a prosperar. No hay modo de contradecirlo. La Argentina no debe cargar con la vergüenza por lo que fue una decisión de un filo nazi
PS: antes que alguno salga con que EEUU y la URSS también salvaron nazis para sus programas espaciales, les pido que mediten si existió un programa similar en Argentina y si los experimentos genéticos de Mengele en Auschwitz tienen alguna semejanza con el cohete a la luna
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