1/16 ¿Por qué las serpientes no tienen patas? A lo largo de los últimos 7 hilos, durante la campaña #sugebizi, nos hemos ido moviendo, a través del estrecho margen de caracteres que deja Twitter, con hilos alargados y sinuosos como las propias serpientes.
2/16 Partimos del por qué nos dan miedo, viendo cómo en parte es innato, pero en parte aprendido. Y hemos partido de ahí porque ese aprendizaje podemos alterarlo y cambiar así la idea cultural que tenemos de ellas. Con estos hilos tratamos de contribuir.
3/16 El miedo nos llevó al veneno, a para qué sirve, qué peligro real supone para nosotros aquí, qué serpientes lo tienen y cómo distinguirlas. Nos fijamos en su coloración, porque algunas nos advierten con ella de quiénes son, para dejarlas en paz.
4/16 Pero otras prefieren pasar desapercibidas, tanto, que incluso nos cuesta distinguir unas especies de otras. Nos enroscamos alrededor de cómo distinguirlas, por qué a veces es tan difícil y otras tan fácil.
5/16 Y al hacerlo, apresamos una idea escurridiza: ¿por qué en algunos sitios hay muchas especies y en otros no? Dándole vueltas hablamos sobre conservación y la complejidad de una palabra que de tanto usarla hemos olvidado todo lo que significa: biodiversidad.
6/16 Con ella llegamos a la importancia de las especies raras, pero también a la de las comunes. Serpenteamos alrededor de la rareza de las especies y de cómo ésta puede ser una condena, al hacer de esos animales especiales, objeto de coleccionismo. cutt.ly/kLQzRGV
7/16 Sin embargo, en general, las serpientes generan animadversión, también para su desgracia. O son capturadas caprichosamente, o matadas por miedo. Son animales que tienen todas las de perder.
8/16 Detengámonos un momento y pensemos en lo opuesto: el panda. O el capibara. En los capibaras se combinan un rictus que, a nuestros ojos es caricaturescamente flemático, con la contradicción de que sea un roedor (por lo general, nerviosos) grandote.
9/16 La combinación es irresistible; algo parecido a lo que nos pasa con los pandas. Ambos son buenos ejemplos de lo que podríamos llamar "exaptación antropizante o antroposeductora".
10/16 Las exaptaciones son rasgos que evolucionaron por otras razones, pero que, a la postre, también han resultado útiles a la especie para otra cosa. En este caso, porque nos resultan irresistibles, a nosotros, los arquitectos de ecosistemas, y eso las protege.
11/16 Aunque destruimos su hábitat, nos resultan tan adorables como un peluche y es imposible ignorarlas o no sentirse mal al matarlas. Justo lo contrario que ocurre con las serpientes y otros animales, que no sólo son poco mediáticos, sino que incluso inspiran hostilidad.
12/16 La divulgación y la educación ambiental es el combustible que alimenta la biofilia que, como contamos en el último hilo, sentimos de forma innata. Y todos sabemos que no se valora lo que no se conoce.
13/16 Pero, en un mundo en el que hay que competir por la atención, si hay que priorizar, entre las especies mediáticas y las ominosas, nosotros apostamos por dar a conocer las últimas. El protagonismo divulgativo de las especies vilipendiadas tiene un valor añadido.
14/16 Muchos de los que aún matan serpientes conocen a los pandas y, seguramente no le harían nada a un capibara. Pero si logramos que alguien valore las serpientes, ese respeto se hará extensivo a todas las especies, por ominosas, comunes, peligrosas o repugnantes que parezcan.
15/16 Por eso hemos iniciado #sugebizi, y hemos hecho estos hilos que, al igual que las serpientes, nos han permitido deslizarnos por distintos temas e ideas, por enmarañadas o complejas que fueran. ¿Ya sabes por qué las serpientes no tienen patas?
16/16 Contenido de los hilos: @El_Inquisito @aranzadi
@threadreaderapp unroll
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