Michael Schumacher marcó una era en la F1. Hoy, pese a que Hamilton ha batido varios de sus récords, es para algunos el más grande de la historia.
Hace justo 20 años protagonizó un episodio que habla de su instinto caníbal al máximo nivel.
¿Qué pasó en el GP de EE.UU. de 2002?
Era una tarde de septiembre en la que por sexta vez en lo que iba de temporada el alemán de Ferrari salía desde la pole position.
Schumacher se había proclamado pentacampeón cinco carreras antes. El tercer título para él con Ferrari.
Pero su compañero, el brasileño Rubens Barrichello, se jugaba el subcampeonato con un Juan Pablo Montoya, que no había conseguido traducir en victorias sus 7 poles hasta la fecha. Ambos llegaban a Indianápolis separados por 17 puntos de diferencia.
Schumacher dominó con soltura la carrera desde el comienzo, ejecutó a la perfección sus paradas y respondió a Barrichello en un intercambio de vueltas rápidas de récord.
Pero ambos bajaron el ritmo. Un encendido Montoya aprovechó para apretar a los Ferrari y reducir distancias.
No lo logró.
Los Ferrari mantuvieron el tipo hasta el final de la vuelta 73, cuando Schumacher realizó un movimiento inesperado.
Se subió por la zona de más pendiente de la última curva peraltada del circuito de Indianápolis y cruzó la meta a unos centímetros de Barrichello.
¿Quién se llevó el triunfo?
La photofinish dictaminó que Barrichello había cruzado la meta por delante por apenas 0,011 segundos.
El alemán se quedó sorprendentemente sin su 11ª victoria del año.
Nada más bajarse del coche, apartó las cámaras para intercambiar unas palabras con Barrichello mientras ambos sonreían.
El brasileño le agradeció el gesto en la rueda de prensa posterior.
Schumacher aseguró que quería superar el récord del final más apretado de la historia, en posesión de Peter Gethin y Ronnie Peterson, que cruzaron la meta en el GP de Italia 1971 separados por 0,010 segundos.
No lo consiguió por apenas una milésimas, unos milímetros.
Posteriormente pronunció algunas frases en las que parecía querer decir que era para compensar a Barrichello por el escándalo de Austria de unos meses antes.
"Hemos trabajado muy bien juntos este año y quería que cruzásemos la meta en igualdad. No ha podido ser, por muy poco".
En Austria, Barrichello vivió uno de sus peores días como piloto al verse obligado a ceder la victoria a su compañero por órdenes de equipo.
"Bajé del podio y me fui a vomitar de rabia", llegó a decir el brasileño tras aquella triste tarde.
Schumacher demostró en Indianápolis 2002 que su instinto competitivo no tenía límites.
No había récords suficientes para él.
Y, al mismo tiempo, añadió una pincelada más a su ya de por sí controvertido carácter.
#KeepFightingMichael
✍️ @sergiolillom
Share this Scrolly Tale with your friends.
A Scrolly Tale is a new way to read Twitter threads with a more visually immersive experience.
Discover more beautiful Scrolly Tales like this.