Hoy, 12 de Octubre, se cumplen 530 años del descubrimiento y conquista de América por España. Un evento que cambió para siempre la historia de la humanidad y sobre el cual es importante volver la vista atrás para responder a las preguntas más comunes y evitar así la #LeyendaNegra
La pregunta más común: ¿Cometió España genocidio en América? Veamos. Rafael Lemkin, en su obra sobre el genocidio, publicada en 1944,define genocidio por vez primera: «Un plan coordinado con el objetivo de destruir grupos nacionales mediante la eliminación de estos mismos grupos»
Unos años más tarde la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio de la ONU aprueba de mutuo acuerdo un texto en 1948 que ratifica la definición de Lemkin, clarificando y expandiendo la misma.
¿Puede entonces, según estas definiciones, catalogarse como genocidio el descubrimiento y conquista de América? Para contestar, nada mejor que recordar que este año se cumplen también 50 años desde la publicación de «El Intercambio Colombino» de Alfred Crosby, en 1972.
¿Por qué los españoles conquistaron América con tanta facilidad, se pregunta Crosby:«ventaja acero sobre piedra, cañón y armas de fuego sobre arco y flecha; efecto aterrador de caballos; falta de unidad entre indios; profecías en mitología india sobre llegada de dioses blancos»
Eso solo, sin embargo, no lo explica. Uno podría haber esperado que las sociedades militaristas altamente organizadas de México y el Altiplano Andino sobrevivieran al contacto inicial con los primeros cientos de españoles. Pero no lo hicieron.
Crosby, profesor e investigador estadounidense que combinó los campos de la historia, la geografía, la biología y la medicina, argumenta que fue la enfermedad lo que condujo a la conquista del Nuevo Mundo, y no el acero español, los caballos, la guerra o algún supuesto plan.
Después de la Conquista, un indio de Yucatán escribió de su pueblo antes de la llegada de los españoles: «no había enfermedad; no tenían huesos doloridos; no tenían entonces fiebre alta; no tenían viruela; no tenían pecho ardiente; no tenían dolor abdominal; sin dolor de cabeza»
Continua: «En ese momento el curso de la humanidad era ordenado. Los extranjeros [los españoles] lo hicieron de otra manera cuando llegaron». Este texto pertenece a los Libros del Chilam Balam de Chumayel, escritos desde el siglo XVI por indios mayas en alfabeto español.
La queja tenía fundamento. Como afirma Sherburne F. Cook, durante milenios antes de los españoles, los hombres se movían lentamente, rara vez a grandes distancias. Las enfermedades tendían a ser endémicas más que epidémicas. Los indios estaban libres de epidemias.
La migración del hombre y sus enfermedades es la causa principal de las epidemias. Cuando tiene lugar la migración, aquellos que han estado más tiempo aislados son los que más sufren, porque su material genético ha sido menos templado por la variedad de enfermedades del mundo.
Como escribió Percy M. Ashburn, el indio americano tenía el privilegio del aislamiento más largo del resto de la humanidad. Los médicos historiadores afirman que, de las principales causas de muerte en las Américas, pocas eran nativas. La mayoría llegaron del Nuevo Mundo.
Las enfermedades fatales del Viejo Mundo mataban más eficazmente en el Nuevo, y las enfermedades benignas se volvían mortales en el Nuevo. Un misionero alemán dijo en 1699: «los indios mueren tan fácilmente que la sola mirada y olor de un español les hace dar el alma»
El peor período de mortalidad entre los indios ocurrió durante los primeros cien años de contacto. Todos los historiadores contemporáneos, incluyendo Las Casas y William Bradford, quedaron asombrados por los estragos de las enfermedades epidémicas entre las poblaciones nativas.
Como han demostrado Charles Gibson y Juan B. Lastres, y como reconoce Henry Dobyns, en México y Perú los registros muestran al menos catorce (14) epidemias en el primero y hasta diecisiete (17) grandes plagas en el segundo entre 1520 y 1600. Todo dentro de los primeros cien años.
Dobyns concreta: «La viruela se convirtió en la enfermedad más letal que los españoles llevaron al Nuevo Mundo y se propagó entre los nativos americanos; Malaria y fiebre amarilla en zonas costeras de baja latitud; Peste, tifus e influenza en todas las altitudes.»
Los anales del imperio español temprano están llenos de quejas sobre la caída catastrófica en el número de nativos americanos. Antonio de Herrera anotó en su historia de varios volúmenes la extrema susceptibilidad de los indígenas a las enfermedades (especialmente la viruela).
Juan de Acosta escribe que la vida en tierras bajas cercanas a la costa no era saludable y explica cómo de 30 partes de indios que vivían allí en Perú, 29 partes desaparecieron. También menciona otras posibles causas como demasiado trabajo, alcoholismo y malos hábitos de salud.
Todo lo anterior contradice la #LeyendaNegra, que resta importancia a la alta tasa de mortalidad de estas epidemias poscolombinas y la atribuye más al trato brutal hacia los indios por parte de los españoles que a la falta de resistencia de los indios a enfermedades importadas.
Así lo confirma Alfred Crosby: «Las fuentes nos muestran que las primeras epidemias posteriores a la llegada de las gentes del Viejo Mundo fueron las peores. La explotación europea del indio aún no había tenido tiempo suficiente todavía para destruir la salud de los indios»
Crosby nos explica cómo los indios tenían poca o ninguna resistencia a muchas enfermedades traídas del Viejo Mundo, por lo que primero murieron en gran número al primer contacto con inmigrantes de Europa/África.
Una vez muertos los indios con menor resistencia, el mestizaje tanto entre los propios sobrevivientes que a duras penas sobrevivieron a las enfermedades así como entre los supervivientes y los inmigrantes condujo al comienzo de la recuperación de la población.
Esto lo explica bien Rosenblat, como bien recoge @PedroInsua1: «La población indígena llega hasta nuestros días crecida en número, y muy mermada en su integridad racial. [...] Más que una extinción del indio hay que hablar de una absorción del indio [mediante el mestizaje]»
El registro de la historia médica poscolombina de América nunca se mantuvo con cuidado y gran parte se ha perdido desde entonces, pero nos muestra un gran número de epidemias, con una tasa de mortalidad alta, más de lo que fue incluso en la insalubre Europa en ese momento.
La primera que conocemos fue una pandemia que comenzó en 1519 en las Antillas Mayores y se extendió por México, América Central y Perú. Causó «con toda probabilidad la pérdida individual más grave de población aborigen que jamás haya ocurrido», citando a Henry F. Dobyns.
Hans Staden, alemán cautivo de los Tupinambá en Brasil a principios de 1550 se salvó de la muerte de lo que pudo haber sido una epidemia. Convenció al jefe indio de que las enfermedades que padecían eran un castigo enviado por el Dios cristiano por sus intenciones de comérselo.
La historia de Staden es una de los muchos textos históricos que hacen referencia al canibalismo y describen los rituales para comerse incluso a los prisioneros enfermos, lo que pudo contribuir a la propagación de enfermedades.
Américo Vespucio llegó a Brasil en 1502. Confirma de primera mano la cultura caníbal entre los pueblos originarios. Escribió: «He visto a un hombre comerse a sus hijos y a su mujer...Se colgaba carne humana cerca de las casas, del mismo modo que exponemos la carne del carnicero»
Las bien conservadas cartas de los jesuitas describen cómo comenzaron las epidemias desde el inicio de la conquista. En 1552, una enfermedad respiratoria mató a casi todos los habitantes de Bahía y Pernambuco. Francisco Pires escribió:«Casi ninguno ha sobrevivido y no ha muerto»
Las cartas continúan. En 1554, en Sao Paulo fiebres violentas y gastroenteritis sangrienta «golpearon con tal violencia que tan pronto como apareció los dejó inconscientes y a los tres o cuatro días los llevó a la tumba»
Los jesuitas Pero Correa y José Anchieta fueron testigos del impacto de las enfermedades en 1554 y 1555: «casi todos los días la muerte golpeaba a los que habíamos hecho cristianos»,«los atacaba una enfermedad de la que morían casi todos»,«todos enfermaron y la mayoría murieron»
En 1556 estalló una epidemia en la colonia francesa de Río de Janeiro, extendiéndose a los indios de la misión matando a la mayoría. La carta de un superviviente francés:«Esta enfermedad contagiosa corrió por todas partes[..] varios de nosotros morimos, y una infinidad de indios»
En 1558-59, la gastroenteritis sangrienta se extendió a lo largo de la costa,de Río a Espirito Santo.El jesuita Antonio de Sa la describe como «tan severa que parecía una plaga». Duró 6 días. Algunos días enterraban 30 cuerpos. Alrededor de 600 indios muertos en una sola misión.
Otro jesuita, Joan de Melo, presenció en 1560 la epidemia en Espirito Santo y escribió: «había muchos enfermos y muchos de ellos muertos». Asimismo, António Blázquez escribió a Roma expresando cómo «viendo tanta muerte los indios desistieron de bailar y cantar»
La viruela llegó al Río de la Plata en 1558 y 1560, matando a decenas de miles de indios (>100.000), sin tocar a un solo español. Y a Brasil, entre 1562 y 1565, llevándose miles de indios (~30.000 indios en 3-4 meses), dejando ilesos a los portugueses.
Los ingleses eran tan eficientes portadores de enfermedades como los íberos. En 1585, Sir Francis Drake dirigió una gran expedición contra las posesiones de ultramar de España. Sus hombres contrajeron una fiebre contagiosa en Cabo Verde y la llevaron al Caribe y Florida.
La enfermedad se extendió a los indios de las inmediaciones de San Agustín y «la gente salvaje. . . morían muy deprisa y decían entre ellos, fue el Dios inglés el que les hizo morir tan deprisa».
Sabemos que las más mortíferas de las primeras epidemias en América fueron las de las fiebres eruptivas: viruela, sarampión, tifus. El primero en llegar fue la viruela. La viruela fue la enfermedad más importante de la primera pandemia en la historia registrada de las Américas.
Los primeros habitantes del Nuevo Mundo en conocer las razas blanca y negra y sus enfermedades fueron los Arahuacos de las Antillas Mayores y las Bahamas. En 1492 Colón anota que «son muy inexpertos con las armas [..] podrían ser sometidos y obligados a hacer lo que uno deseara»
Colón quería beneficiarse de esclavizar indios, y mandó indios de vuelta a España, como los 300 que mandó a Sevilla en 1495. Los Reyes Católicos, recelosos con esta actitud, decidieron parar esta actividad e informarse de «teólogos y canonistas de buena conciencia» sobre ella.
Y así es. El 19 de Junio de 1500 Isabel la Católica dirigió al contino Pedro de Torres una cédula con la que ordenó liberar a los indios que trajo Colón. Tres años más tarde, en 1503, emitió una nueva cédula real prohibiendo la esclavitud de los indios.
El testamento de la Reina de España, Isabel la Católica, también lo deja muy claro: «non consientan e den lugar que los indios en las dichas Indias, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados.»
Oviedo también se hace eco de la reducción de Arahuacos, mencionando demasiado trabajo, mala alimentación, vicios, y a las pestilencias que llegaron a toda la isla: «Son ya en 1548 quinientos que son naturales y linaje de los primeros que hubo»
Para diciembre 1518, apareció entre los indios de Santo Domingo una enfermedad identificada como viruela, traída, dijo Las Casas, de España. Mató a la mitad de los indios. Las Casas dijo que no dejó con vida a más de mil «de la inmensidad de gente que había en esta isla»
Las Casas dijo, en concreto, que los españoles «viendo que los indios morían, se dieron cuenta de lo vitales que eran para ellos, y trataron de curarlos». Una y otra vez, la enfermedad aniquilaba a los indios nativos en contra de la voluntad de los españoles.
El 10 de enero de 1519, en una carta al Rey de España, los frailes españoles fray Luis de Figueroa y fray Alonso de Santo Domingo escribieron: «Es necesario que Vuestra Majestad envíe partidas de negros y negreras para remediar que los vecinos de estas islas son destruidos por +
+ esta pestilencia; Certificamos a Vuestra Majestad que si tal pestilencia dura dos meses más, no se sacará oro este año, y los pocos indios que queden deberán cuidar el ganado y las haciendas. De esta pestilencia de viruelas fueron afectados algunos españoles, y no han muerto».
Como se ve, lo que menos interesaba a los españoles es que los indios se murieran. Lo confirma Antonio Rubial García:«los españoles lo que menos les convenía es que los Indios se murieran, porque son su fuerza de trabajo. ¿Cómo van a exterminar a su fuerza de trabajo? Es absurdo»
En cuestión de días, después de aparecer la viruela en Santo Domingo, apareció también en Puerto Rico. Los Arahuacos morían de una muerte horrible y desconocida a lo largo de las Antillas Mayores. En la misma carta de los monjes españoles, también mencionaron a Puerto Rico.
En los Libros de Chilam Balam de Chumayel, que ya mencioné antes, se registra que en algún momento de la década de 1520 «fue cuando se produjo la erupción de pústulas. Era la viruela». (texto en línea: sacred-texts.com/nam/maya/cbc/c…)
Las enfermedades afectaron de la misma manera a los Mexicas. Apareció un aliado más formidable que el Tlaxcala. Francisco de Aguilar escribió: «cuando los cristianos estaban agotados de la guerra, Dios quiso mandar viruela a los indios, y hubo una gran pestilencia en la ciudad»
El fraile español Toribio de Benavente escribió en su Historia de los indios de la Nueva España que «a la hora que desembarcaba el capitán Pánfilo Narváez, en una de sus naves iba un negro infectado de viruela […] más de la mitad de los indios murieron».
Y continua: «en muchas partes aconteció morir todos los de una casa, y porque no podían enterrar tantos como morían, para remediar el mal olor que salía de los cuerpos muertos, echábanles las casas encima, de manera que la casa era su sepultura»
El viejo soldado-cronista Bernal Díaz del Castillo también menciona a este negro: «Llegó Narváez, y trajo un negro lleno de pústulas; pasándola a todos los indios en Cempoala, y de allí a toda la Nueva España, y hubo una gran pestilencia»
Un autor anónimo nativo de Tlatelolco menciona en náhuatl en 1528 la tos desgarradora de los que tenían viruela, lo que sugiere una complicación como neumonía o infección bacteriana, en Tenochtitlán, justo después de que los españoles tuvieran que huir a buscar ayuda y refugio.
También lo vemos en las tierras altas de Guatemala.Un manuscrito escrito en kaqchikel por la familia Xahila en 1571,y completado por miembros de la familia a lo largo de generaciones, menciona un gran número de cakchiqueles asesinados y devastados por enfermedades en 1520 y 1521.
Poco después de la retirada de Tenochtitlán, el cronista español Bernal Díaz del Castillo escribió en su 'Historia verdadera de la conquista de la Nueva España' que «estaba muy enfermo de fiebre y vomitaba sangre», padeciendo también durante este tiempo.
Francisco de Aguilar, al narrar cómo muchos Mexicas de Texcoco, Xochimilco, Cuitlahuac, y otros, escaparon hacia Cortés ofreciéndole su ayuda, también comenta: «cuando los cristianos estaban ya exhausto de la guerra, Dios tuvo a bien mandarles viruela»
Como lo describe Francisco Aguilar: «hubo una gran pestilencia en la ciudad [...] no tenían más para comer. Los soldados apenas podíamos andar por las calles a causa de los indios que estaban enfermos de hambre, pestilencia y viruela»
Bernal Díaz del Castillo lo describe de manera similar: «Juro que todas las casas estaban llenas de cabezas y cadáveres […] en las calles y en los juzgados de Tatelulco no había otra cosa. Sólo podíamos caminar entre cuerpos y cabezas de indios muertos»
Bernal también agregó: «El piso y todo estaba lleno de cadáveres, y el hedor era tan malo que ningún hombre podía endurecerlo [...] Hasta Cortés estuvo enfermo por el hedor en las fosas nasales y dolor de cabeza durante esos días que estuvo en Tatelulco»
¿Hubo entonces genocidio en América? ¿Si hay tanta documentación y fuentes primarias sobre cómo las enfermedades fueron reduciendo el número de indios, y cómo los españoles escribieron sobre ello, y se quejaban de ello al propio Rey, porqué se sigue hablando de genocidio?
Lo explica Alfred Crosby: «La destrucción de los Arahuacos ha sido atribuida en gran parte a la crueldad española, no sólo por los historiadores protestantes posteriores de la escuela de la 'Leyenda Negra', sino también por escritores españoles como Oviedo y Las Casas»
Continúa: «Sin duda, los primeros españoles explotaron brutalmente a los indios. Pero obviamente no fue para matarlos, ya que los primeros colonos tuvieron que lidiar con una escasez crónica de mano de obra y necesitaban a los indios»
Y concluye: «La enfermedad sería una explicación más lógica para la desaparición de los Arahuacos, porque ellos, como otros indios, tenían poca inmunidad a las enfermedades del Viejo Mundo. Al mismo tiempo, se puede conceder que la explotación española debilitó su resistencia»
El genocidio no existió, nos confirma el Mexicano Dr. en Historia D. Antonio Rubial García: “No podemos decir ‘la conquista fue devastación y exterminio, o ‘los españoles vinieron a matar a los Indios’. Algunos hablan de genocidio [gesticula como si estuvieran locos]”.
Continúa el profesor: “No podemos comparar lo que hizo Hitler en el Holocausto, que fue una consciencia de exterminio de un pueblo por razones étnicas,a una conquista, donde a los españoles lo que menos les convenía es que los Indios se murieran, porque son su fuerza de trabajo”
Y repite: “¿Cómo van a exterminar a su fuerza de trabajo? Es absurdo […] A los españoles lo que les interesa es que los Indios trabajen para ellos, y a los frailes lo que les interesa es que esos Indios se conviertan y se salven”
Y acaba: “[…] La mayor devastación no vino de los humanos, vino de los microorganismos. La conquista fue una una conquista de los microbios”
Los españoles no solo no cometieron un genocidio, sino que pararon la costumbre generalizada en toda América del canibalismo, prohibiendo esta costumbre indígena que llegó a ser el imperialismo antropófago más atroz de la historia de la humanidad, como explica Marcelo Gullo.
¡Vaya con los genocidas españoles! No solo se aliaron con cientos de tribus indígenas, sino que además impidieron su segura destrucción cuando se acabó con los sacrificios humanos que llevaban a cabo las naciones indígenas dominantes. ¡Qué genocidio más raro, oiga!
Y lo reitera: «[En] la entrada triunfal en Tenochtitlán de los pueblos oprimidos por los aztecas, Cortés logra pararle los pies [a los aztecas], que querían comérselos, matarlos, destrozarlos. Pero Cortés dice que eso se acabó. Comienza una historia nueva. Ahí nace México»
Curioso genocidio ese perpetrado por España, que cuando vence al imperio antropófago que sacrificada a decenas de miles de hombres, mujeres y niños, impide a sus aliados Tlaxcaltecas, Totonacas, y otros, que hagan lo mismo con ellos. ¡Curioso genocidio ese!
Lo confirma José de Acosta, en referencia a los sacrificios aztecas: «Los españoles que vieron aquellos crueles sacrificios de hombres, quedaron con determinación de hacer todo en su poder para destruir tan maldita carnicería de hombres».
También lo confirma Bernal del Castillo: «Cortés mostró tener mucho enojo de los Caciques de Tlaxcala, y se lo riñó muy enojado, y prometieron desde allí adelante que no matarían, ni comerían de aquella manera mas Indios, [pero] volviendo la cabeza hacían las mismas crueldades»
Dice Bernal del Castillo: «Dijo el Pedro de Alvarado que habían hallado en todos los más de aquellos cuerpos muertos sin brazos y piernas e que dijeron otros indios que los habían llevado para comer, de lo cual nuestros soldados se admiraron mucho»
Bernal confirma los sacrificios de los Tlaxcala a los Aztecas: «Hallamos en este pueblo de Tlaxcala casas de madera hechas de redes y llenas de Indios e Indias que tenían dentro encarcelados hasta que estuviesen gordos para comer y sacrificar»
Y lo repite: «Aquel abominable oficio, comer carne humana, así como nosotros traemos vaca de las carnicerías, tenían jaulas, y en ellas metían a engordar muchos Indios e Indias, y gordos los sacrificaban y comían: y de las guerras los prendían los sacrificaban y comían»
Lo explica Marcelo Gullo: «América era un infierno, porque reinaba el canibalismo, la antropofagia, porque había un imperio antropófago que políticamente se definía como tal y su razón de ser era la antropofagia porque comía carne humana de los pueblos que conquistaba»
Continua el profesor: «Pero si seguimos al sur teníamos a los Pijaos en Colombia, a punta de exterminar a la nación Chicha, que comían carne de los pueblos conquistados [...] Por eso es tan ridículo hoy ver como los Chicha cada 12 de Octubre insultan a España»
Y sigue: «Pero España dice no. Partía del catolicismo. El pecado ha herido al hombre, no ha dado muerte al hombre. Y ese hombre, a pesar de su cultura de antropofagia, puede ser redimido por la fe [..] Esa España evangelizó. El mundo cambió. Desapareció el canibalismo [...]»
¿Planificó entonces, España, la eliminación de los indígenas? Veamos. En 1512, el Rey de España firma las Leyes de Burgos: «Los indios son hombres libres y legítimos dueños de sus casas y sus haciendas». Extraño genocidio que declara libres y dueños de sus casas a las víctimas.
Las Leyes de Burgos contenían una serie de pautas que intentaban hacer las Encomiendas más humanas y menos abusivas, pero por desgracia esto no terminó con el maltrato de algunos españoles contra los indígenas, de modo que, en 1542, Carlos I las abolió por completo.
Las Leyes Nuevas, de 1542, firmadas por el Rey de España: «Ordenamos y mandamos, que por ninguna causa, guerra, ni otra alguna, de ninguna manera se pueda hacer esclavo ninguno». ¿Por qué prohibir la esclavitud si el objetivo es el genocidio?
Hubo españoles que se revelaron contra estas leyes. Gonzalo Pizarro fue uno de ellos, encabezando una rebelión en el Virreinato del Perú. La rebelión fue aplastada, y Gonzalo Pizarro fue condenado a muerte por decapitación. ¿Por qué hacer eso si la intención era el genocidio?
En el Imperio Español, aún así, sí hubo esclavitud, como era común en la época en todo el planeta. También había negros libres, que eran incluso conquistadores, como Juan Garrido (quien luchó junto a Hernán Cortés), o caciques locales, como los Mulatos de Esmeraldas en Ecuador.
También los hubo en el mundo de la cultura, como Juan Latino, que se convirtió en catedrático de Gramática y Lengua Latina de la Universidad de Granada en 1556. Algo que EEUU no consiguió hasta bien entrado el siglo XX (por contraste). Extraño genocidio.
En 1720 las tribus Apaches reciben permiso de España para entrar cruzar sus fronteras y poder ser protegidos de los Comanches que les perseguían. Las tribus indias llevaban siglos matándose entre ellas. ¿Qué tipo de genocidio es aquel que protege a los indígenas que lo piden?
Marcelo Gullo también nos recuerda algunas aportaciones de España olvidadas, que son incompatibles con el supuesto genocidio y que destruyen la #LeyendaNegra: «Se crearon 33 Universidades. 83 años antes de Hardvard, ya estaba en pie la Universidad de Lima»
Continua: «Cuando en el colegio San Pablo de Lima había 4000 libros, en Hardvard había 400. La educación era trilingue, por eso el Inca Garcilaso de la Vega, de mamá inca quechua, y papá español, hablaba quechua, español y latín. Y tradujo la Divina Comedia»
Y acaba: «¿Y dónde lo aprendió todo eso el Inca? En el Perú. Esa era la educación que recibían los mestizos. No había diferencia entre mestizo y español, porque el español, al contrario del inglés, fundió su sangre y reconoció a sus hijos. Y el mundo cambió»
El Dr. en Historia y Etnohistoria por la ENAH, Rodrigo Martínez, también niega el genocidio: «Los indios, que siguieron viviendo en México, que eran muchos, y más que los españoles, siguieron viviendo en sus pueblos, en sus reinos, en los que en nahuatl se llama 'altepetl'»
Continúa: «Con las independencias a los indios ya ni siquiera se les deja seguir siendo indios. Se rompió la protección a los recursos, tierras y aguas de los pueblos, cuando los pueblos dejaron de ser pueblos de los indios y los nuevos ciudadanos les empezaron desposeer»
Y sigue: «Esto se acentuó con la Reforma. Con la afectación de los bienes llamados de “manos muertas”. ¿Manos muertas porque? Porque no se podían integrar al mercado capitalista con la transformación de la tierra.»
Y termina: «Por eso precisamente en el siglo XIX muchos indios quieren volver a ser indios. Hay una reindianización, como dice Letizia Reina y Octavio Paz. Una búsqueda y regreso a la comunidad indígena perdida, como se verá en el zapatismo, que se habían mantenido [con España]»
Finalmente, es importante señalar la importancia de México para lo que fue después el imperio español. Cortés estableció el modelo definitivo de la presencia de España en América, cumpliendo con el testamento de Isabel la Católica, que hacía a los indios vasallos de la Corona.
Cortés, repudiando de plano el modelo antillano de la extracción de recursos y explotación de indígenas, importó semillas, ganados, trajo misioneros, familias de hombres y mujeres, españoles que trajeran sus oficios y se mezclaran, haciendo de México una Nueva España.
Muchos conquistadores siguieron su ejemplo en el resto de América, y por eso se debe en gran parte a Hernán Cortés la implantación general del modelo español de poblamiento y conquista, muy distinto, como se ha dicho, del modelo anglosajón, portugués, francés y holandés.
Toda conquista tiene puntos oscuros. Es una empresa de hombres y no de ángeles. Hay que evaluar el conjunto de la obra, y no solo esos puntos oscuros. Y qué mejor que hacerlo que con la inscripción que preside la plaza de las Tres Culturas en la capital de México.
¡Viva España, la Hispanidad y todas las naciones hermanas que conformamos la iberofonía y una comunidad de lengua hermosa!
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