Marta SC Profile picture
Historiadora da Arte. Docente. Galega de Ferrol. In vino veritas.

Oct 28, 2022, 32 tweets

¿Cómo convertir una cárcel del s.XIX en un espacio capaz de preservar la memoria de los presos franquistas que la habitaron y además en un lugar vivo lleno de cultura?.

Acompañadme a "O Vello Cárcere" en #Lugo

Hilo 🧵

O Vello Cárcere es un edificio proyectado en 1878 por el arquitecto Nemesio Cobreros y Cuevillas y fue la segunda Cárcel Modelo de España.

Buscaba mejorar la calidad de higiene y condiciones de los presos y tenía pabellón de hombres y de mujeres.

Se mantuvo activo hasta 1981, pero a raíz de la Guerra Civil se utilizó como lugar de internamiento para presos políticos.

Se regía por el sistema de vigilacia de Panóptico, del que hablaremos más adelante.

La cárcel se inaugura en 1887. Disponía de un total de 56 celdas individuales, seis calabozos y once celdas de castigo.

Se dividía en dos edificios: El primero cumplía con tareas de administracion, el segundo tenía dos plantas que se dividían entre el pabellón de hombres (circular y con el sistema de panóptico), y el de mujeres, de planta rectangular.

Contaba con un tercer edificio para enfermería, cocina, etc.

Cómo hemos dicho, la novedad de esta prisión residía en su disposición de sistema panóptico, el panóptico de Betham.

Jeremy Betham, padre del utilitarismo, ideó el sistema llamado “panóptico”.

Consistía en una torre de vigilancia situada en el centro de la prisión desde la cual se podía vigilar cada celda sin ser visto.

Pan (todo) + Óptico (el ojo que todo lo ve)

Fue la respuesta a un concurso de Inglaterra para buscar un nuevo sistema para la cárcel de Middlesex que se iba a construir.

Corría el año 1786.

Es posible según diferentes estudios que la idea original se debiese a su hermano Samuel que ya la había experimentado en Rusia.

Efectivamente este sistema se aplicó a la cárcel de Lugo, aunque hoy no se conserva la torre.

Podemos ver el lugar que ocupaba en el centro del segundo edificio.

Como hemos explicado al principio, se construyó como cárcel Modelo, con muchas novedades que sobre todo, mejoraban la calidad de los presos y presas en cuanto a higiene, además de la separación entre celdas.

Pero todo cambió durante la Guerra Civil.
A partir de 1936 la cárcel se convierte en un centro de presos políticos.

Hasta el final de la dictadura pasaron por ella más de 6000, siendo durante los primeros años la antesala de los futuros fusilamientos.

Además de la dureza ya de por sí de estar preso por tus ideas, se sumaba a las terribles condiciones en que los detenidos se encontraban hacinados y con condiciones infrahumanas en su encierro.

También fueron maltratados.

En las celdas donde antes se alojaba a una persona se metían ahora desde 14 hasta 45 presos.

La cocina estaba pensada para 125 personas y a veces la cárcel superaba los 800 reclusos y reclusas.

En la foto una recreación.

Las mantas (como relata Gregorio Sanz, un preso del que luego hablaremos) estaban llenas de piojos y la gente perdía las ganas de vivir.
Tenían para asearse, un caldero de agua para todos.

Nos podemos imaginar las condiciones de higiene que sufrieron, así como el frío.

Se conservan en la exposición permanente del edificio decenas de cartas de los presos a sus familiares, encoge el corazón leerlas.

¿Cómo vivir con la angustia sin saber si el día siguiente volvería a ver la luz del sol?.

Muchos de los presos eran reconocidos intelectuales que también encontraron espacio para desarrollar la literatura y las charlas de diferentes temas culturales.
Era una manera de evadirse de la cruda realidad.

Las lecturas también les daban esperanza.

Vamos a recordar a algunos presos y presas, no podemos hablar de todos porque el hilo se haría eterno, pero vaya como homenaje.

Gregorio Sanz era maestro.
Sobrevivió a la cárcel y escribió un libro sobre sus vivencias: “Uno de tantos. Cinco años a la sombra”. Salió de la cárce en 1941 pero se le prohibió el ejercicio público. Dicen que Manuel Rivas se inspiró en él para escribir “A lingua das bolboretas”

Rafael de Vega Barrera, médico y gran cirujano, muy querido, ayudó a modernizar la sanidad lucense y salvó la vida de mucha gente con sus intervenciones. En julio 1936 es cesado de su puesto de director del hospital y detenido. Tras 3 meses en la cárcel, es juzgado y fusilado.

Lois Peña Novo, político y escritor, miembro de las Irmandades da Fala.

Pasó por varias cárceles además de la que nos atañe.

Sobrevivió y falleció en 1967.

José Ramos López, también maestro (sector muy perseguido) juzgado por traición y condenado a pena de muerte.

Ejecutado en 1936.

Escribió lo siguiente a un amigo:

“Tened la absoluta seguridad de que nosotros moriremos firmes en nuestras ideas y con toda serenidad, sólo nos amarga que el motivo del fusilamiento sean nuestras conductas políticas y no el que nos hayamos batido bien contra el enemigo”.

Emilio Timiraos, ejecutado en 1937, fue miembro y secretario de UGT.

Aunque en menor número, también estuvieron presas mujeres.

Destaca el caso de Consuelo Alonso González, única mujer condenada a muerte en Lugo, tras ser juzgada por un tribunal militar franquista que además la maltrató y la vejó cortándole el pelo.

Fue acusada de comunista y peligrosa y ejecutada en 1938 con 40 años

Enriqueta Otero, maestra y afiliada del PCE, también pasó por la cárcel, pero esquivo la muerte.
Primero estuvo encarcelada en Las Ventas, logró escaparse y se trasladó a Galicia donde luchó ayudando a los maquis.

Pasó por la cárcel de Lugo y por otras, con una condena a muerte a sus espaldas que nunca fue ejecutada pero que le persiguió hasta su liberacion en 1966.

Por la prisión llegaron a pasar más de 6000 presos por lo que es imposible nombrar a todos.

La cárcel ahora es un centro cultural en el que se puede visitar y dar homenaje a todas estas víctimas, así como disfrutar de exposiciones temporales y actividades culturales diversas.

Una de las celdas recuerda en las paredes los nombres de cada uno de los presos y presas que por allí pasaron.

Termino con el extracto de una carta de un preso (Antonio Reboiro) poco antes de ser fusilado:

“Como no hice daño a nadie y procuré siempre cumplir con todos tengo la conciencia tranquila por eso estoy tranquilo y no suframos, sufra las personas que me han acusado falsamente

... porque creyeron que el crimen se iba a cometer y como esto no lo consiguieron porque ahora se hace justicia y las autoridades no hacen caso de acusaciones falsas, es por lo que me acusaron sufren, así que repito que vosotros cumplir bien con todos, hacer bien siempre”.

Para saber más, os recomiendo el libro de Gregorio Sanz, pues aporta documentación de primera mano, así como el libro de Cristina Fiaño "O vello cárcere de Lugo" que ofrece un minucioso estudio sobre el tema, así como documentación gráfica muy interesante.

Si has llegado hasta aquí, gracias por leer.

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