CAPÍTULO 3: LA LOCA HISTORIA DE HERBERT MULLIN, EL ASESINO QUE MATABA PARA SALVAR AL MUNDO DE UNA CATÁSTROFE?
#abrohilo
Herbert Mullin es conocido como uno de los asesinos seriales más brutales en la historia de los Estados Unidos, matando a 13 personas en la década del 70. Pero antes de todo hablemos un poco sobre sus inicios.
Mullin nació en abril de 1947 en Carolina, Estados Unidos. Su infancia fue bastante disfuncional debido a los malos tratos sufridos a manos de sus padres, principalmente por parte de su papá, un héroe de la segunda guerra mundial y que enseñó a su hijo el amor por las
armas desde pequeño. A pesar de todo Herbert destacaba por su sensibilidad y brillantez, e incluso, en la escuela lo nombraron como la persona “con más probabilidades de tener éxito”. Sin embargo luego de graduarse en la secundaria su mente se desmoronó por
completo. La muerte de su mejor amigo en un accidente de tráfico fue la causante de estos extraños cambios en su personalidad. El joven construyó un santuario en su honor, se obsesionó con la reencarnación y los desastres naturales, como los terremotos en
California, lo que sumado a su adicción al cannabis, las anfetaminas y el LSD lo llevaron directamente a un psiquiátrico en 1969. Llegó un punto en el que aseguraba escuchar voces en su cabeza y comenzó a desarrollar distintas personalidades. En ocasiones, Herbert decía ser
un boxeador, otras un ciudadano mexicano, un yogui o un hippie. También tenía actitudes autolesivas y dañinas, como apagar cigarrillos en su piel o golpear la pared creyendo que era una persona. Después de múltiples entradas y salidas al
psiquiátrico, los médicos dictaminaron un claro diagnóstico sobre Herbert Mullin, sufría de esquizofrenia paranoide y era un individuo peligroso para la sociedad. Pero en ningún momento le recetaron medicación alguna para evitar futuras paranoias.
Esta falta de tratamiento iba a desencadenar en Herbert una total paranoia cuando se hizo una predicción sobre un devastador terremoto que iba a asolar el norte de California a comienzos de 1973. Según la creencia de Mullin el sacrificio humano era lo único que podría
impedir una catástrofe de esas características. Su ola de crímenes inició el 13 de octubre de 1972 y finalizó el 13 de febrero de 1973 dejando en su camino trece víctimas inocentes en apenas cuatro meses. La primera víctima fue una indigente, quien murió a batazos después
de que el criminal asegurarse que se lo había pedido una voz en su cabeza. Como nadie se percató de esta muerte entonces cometió su segundo crímen, se trataba de una muchacha que se dirigía a hacer una entrevista de trabajo. El asesino la apuñaló, diseccionó el cuerpo
y esparció los restos entre los matorrales de una carretera. El 2 de noviembre asesinó al padre de una iglesia cuando se disponía a confesarse. El sacerdote fue golpeado y acuchillado sin piedad muriendo desangrado.
Luego de esta muerte trató de alistarse en el ejército para poder acceder fácilmente a armamento. Sin embargo, lo rechazaron por su antigua adicción a las drogas, así que compró un revólver y siguió con su plan.
Sus siguiente víctimas fueron el traficante que le vendía drogas y su novia. Les disparó y los acuchilló de forma desmedida una vez muertos. Aunque antes ya había asesinado a una amiga de la pareja y sus dos hijos.
Dos semanas después Herbert llevó a cabo un cuádruple asesinato a unos campistas. Los ejecutó uno por uno y sus cuerpos fueron localizados una semana después en el mismo lugar del crimen. El 13 de febrero tuvo lugar el último asesinato cuando iba conduciendo
su auto y vió a un hombre cortando el césped y sin motivo alguno sacó su revólver y le disparó en el pecho. Justo cuando se disponía a huir, un vecino vió la escena, apuntó el número de la matrícula y avisó a la policía. Minutos después, una patrulla lo capturó sin
oponer resistencia alguna. El 30 de julio de 1973 se inició el juicio contra el asesino quien confesó que las voces que escuchaba en su cabeza “le decían que tenía que matar para evitar un trágico terremoto”. Incluso según él fueron las propias víctimas quienes se lo pidieron
telepáticamente. Nada de esto le sirvió ya que fue condenado a 2 sentencias simultáneas de cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional y 9 condenas de cinco años a cadena perpetua. Finalmente el asesino murió por causas naturales el 18 de agosto de 2022.
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