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Familia y cultura católica para alumbrar la vida. Javier R., Juan S., David G., Nacho P., Ana M. y Santiago H. https://t.co/GHbx9h5Dy0

Jun 1, 2023, 19 tweets

#Miyazaki es un director/creador de grandísimas películas. Desborda imaginación, delicadeza y belleza. Pero es también un magnífico observador del hombre y sus relaciones, un filósofo del Encuentro. Una pequeña muestra en este hilo:

El castillo ambulante (Howlno Ugoku Shiro) no es una película de fantasía sin más, por muchos magos, espíritus, y hechizos que haya. Se trata de una delicada alegoría sobre personas rotas y profundamente heridas que son redimidas porque son amadas. Veamos:

Sophie trabaja en una casa de moda, de glamour, rodeada de chicas jóvenes que están al día de fiestas, pretendientes. Sin embargo ella asume un perfil bajo. Laboriosa, parece que siempre busca ser útil antes que otra cosa

Howl es al comienzo de la historia un rumor, un deseo. Es el prototipo del seductor, de alguien con fama de “devorar los corazones”, un Don Juan en definitiva. Eso sí, está velado , oculto para Sophie, que parece ajena a todo lo que tenga que ver con el corazón

Entonces ocurre: un suceso fortuito hace que se conozcan y se enamoren. Una imagen alegórica del enamoramiento: los amantes se elevan del trajinar mundano (el mercado debajo contrasta con ese paseo por el cielo) y el mundo se vuelve mágico.

Pero no todo es color de rosas. No son dos almas impolutas las que se encuentran, sino dos personas heridas y rotas por dentro. Algo persigue a Howl, intuye Sophie, algo oscuro. Y Howllo confirma: “Perdón, me temo que te he involucrado”

Es precisamente después de esta escena cuando se revela la herida de la propia Sophie. Aparece en la tienda la Bruja del Páramo, el pasado de Howl. Bruja, sin que comprendamos del todo porqué, lanza un hechizo sobre la protagonista.

Visualmente, la acción del hechizo es indicativa: la Bruja atraviesa físicamente –como un espectro –el cuerpo de Sophie. Sophie resulta maldita porque se mira a sí misma DESDE la imagen de la poderosa bruja.

La apariencia de la Bruja en contraste con ella es abrumadora: tres o cuatro veces más grande que la frágil Sophie, su imagen es toda ella exceso, exuberancia, inmenso poder mágico de seducción (hechizar es un sinónimo de seducir), terrible sex appeal..

En comparación, Sophie es una empequeñecida y encorvada anciana, sin atractivo ni poder. Algo hay en la forma de mirarse a sí misma de Sophie que la hace verse fea, sin atractivo.

En el transcurso de la historia, se nos revelará que la Bruja fue amante de Howl, “Una vez fue hermosa, y decidí perseguirla. Entonces me di cuenta de que en realidad no lo era, y la dejé”..

En esta breve confesión, se nos revela por su parte, la herida de Howl, que consiste en haber usado a una persona en el pasado, haber satisfecho con ella su curiosidad para dejarla después, desecharla por aquello que reconoció como defectuoso o no atractivo. Vamos, un narcicista

Esta herida es una consecuencia grave de su inmadurez vital, de su FALTA DE NOMBRE (Pendragon, Jenkins, Howl). El drama del seductor es que al no comprometerse, al no arraigarse en una trama de relaciones, flota en una nada, no tiene un tú delante capaz de revelarle quién es él

Y entonces aquí viene la sabia mirada de Miyazaki: el hombre es un ser de encuentro, y es en el encuentro donde es llevado a su plenitud. Para que este se dé no basta con un paseo por el cielo de los enamorados, sino una repetición de actos cotidianos llenos de amor.

Es en esta cotidianidad donde empiezan a mirarse, a darse mutuamente, a descubrirse. No hay atajos, ni grandes acontecimientos, ni paseos por París, sino una cadena de pequeños detalles, de tiempo compartido, de coladas y desayunos hechos con amor

Sophie lucha contra su propia herida, y es cuando baja la guardia (cuando deja de mirarse a sí misma convencida de que no merece ser amada), cuando se muestra en toda su belleza. Esto se hace patente en el sueño, cuando dormida, desaparece la anciana y contemplamos su hermosura.

Y Howl, cada vez más conmovido ante Sophie, cada vez más sorprendido ante la belleza que descubre en ella, más indigno de su amor se sabe, y la transformación monstruosa del personaje va in crescendo hasta el límite del no retorno.

Entonces cuando parece que ya no hay vuelta atrás para él, Howl experimenta algo que lo devuelve a sí mismo, que lo hace nacer de nuevo: Sophie lo abraza en su fealdad, en su total vulnerabilidad, en su desnudez originaria.

Y aquí lo dejo. Para que os animéis a acercaros a Studio Ghibli y la obra de Miyazaki @ghiblipicture
@sghibliweblog
Una reseña más amplia de este hilo, en democresia.es/democultura/am…

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