Emilio Tejera (emilio-tejera.blogspot.com) Profile picture
Escritor por amor a primera vista, siempre con una historia en marcha. Científico apasionado por la divulgación. Hallaréis textos míos en https://t.co/xJS3Y5topL

Jun 11, 2023, 34 tweets

Hay algo en común para gorilas, chimpancés y humanos: metabolizamos el alcohol 40 veces más rápido que otros primates.

Tenemos una relación compleja con el alcohol. Hasta hay teorías que apuntan a que éste sería la base del inicio de la civilización.

Venga🍺 digo, dentro 🧵

Pues sí, compañeros de farra, resulta que quizá la diferencia más importante entre humanos y otros primates quizá no sea el cerebro, el pulgar oponible o la bipedestación, sino poseer una enzima en el hígado, la alcohol deshidrogenasa, cuya variante, en el caso humano, permite...

... convertir el alcohol en otros productos menos tóxicos a mucha mayor velocidad. Esto nos hace más tolerantes al alcohol, y nos provoca menos efectos secundarios (aunque de una cierta resaca no nos libramos).

Pero, ¿qué consecuencias adaptativas tiene eso?¿Por qué le resulta a los seres humanos beneficioso, a nivel evolutivo, beber alcohol?

Hay científicos que se lo han preguntado. En el libro “Delicioso”, R. Dunn y M. Sánchez analizan datos y se inquieren por qué los seres humanos y otros primates han desarrollado tolerancia no sólo al alcohol, sino a los sabores ácidos (que repelen a buena parte de los animales).

Estos autores defienden una teoría: algunos primates nos hemos acostumbrado a comer frutas podridas.

Pensemos en lo siguiente: los antecesores de los humanos bajamos de los árboles hace millones de años, por razones desconocidas (hay quien dice que un exceso de tormentas eléctricas en cierta época en África, por un cambio climático, hizo más inseguro quedarse en las alturas).

En esas circunstancias, había que buscar fuentes de comida alternativa a la fruta colgada de los árboles.

Una opción es recurrir a la fruta caída. Pero ésta tiene riesgo de estar podridas. Una forma de decir podrida de manera suave es "fermentada". La fermentación es un proceso llevado a cabo por microorganismos que interviene tanto en la producción del pan como del vino y la cerveza

Pues bien, algunas de esas frutas caídas de árbol podían sufrir, por el tiempo y acción de los microbios, fermentación láctica (creaban ácidos) o alcohólica (creaban alcohol).

Si un animal era capaz de desarrollar tolerancia a ambos componentes químicos, entonces sería capaz de tomar esas frutas que, después de todo, contienen una buena cantidad de nutrientes (el alcohol aporta muchas calorías).

Además, las frutas podridas tenían ventajas: estaban menos duras (no necesitábamos de mandíbulas y dentaduras tan robustas); como ya estaban fermentadas, eran más fáciles de digerir… Así que, si no se habían podrido demasiado, a los monos podrían gustarles. Reconocerlo ya...

Sí, las frutas pochas tienen sus problemas, pero los organismos, a través de la evolución, son capaces de adaptarse a circunstancias similares. Si los buitres o las hienas pueden consumir carne muerta, ¿cómo no vamos a aprovechar a una fruta un poquito pasada?

Así pues, aquellos primates que eran capaces de tolerar el alcohol (o que tomarlo les resultara más placentero) podían encontrar una fuente de alimento que no estaba disponible para animales a los cuales les disgustara este producto.

En una palabra, evolutivamente, a la naturaleza le venía bien convertirnos en unos borrachuzos.

Quizá esta estrategia funcionó; y quizá funcionó demasiado bien. Hay evidencias que indican que el ser humano pudo favorecer la fermentación de ciertos alimentos (por ejemplo, poniendo frutas en un agujero y dejando que se pudrieran) mucho tiempo antes de otras tecnologías

De hecho, existen teorías que dicen que el cultivo de los cereales (hoy en día la base de nuestra alimentación, y uno de los componentes fundamentales de la Revolución Neolítica) resulta muy trabajoso para obtener alimento, pero tendría más sentido para la fermentación alcohólica

R. Dunn y M. Sánchez llegan incluso a hipotetizar que fueron las calorías extras que suministró el alcohol las que permitieron al cerebro crecer de manera significativa; sin embargo, esa teoría (también se ha responsabilizado al consumo de carne) está aún muy lejos de demostrarse

Lo indudable es que el alcohol ha formado parte indisoluble de la vida del hombre desde que se convirtió en un ser civilizado. Ya en la antigua Mesopotamia se bebía cerveza, aunque ésta era muy diferente de la que conocemos en la actualidad

La cerveza mesopotámica era una especie de sopa espesa, con tropezones, y con un contenido de alcohol muy bajo. Pero alimentaba, y a su vez embriagaba: dos por el precio de uno.

De hecho, tanto en la mitología griega como en la egipcia existe una historia donde Osiris (versión egipcia) y Baco (griega), dioses ambos del vino, viajan por el mundo enseñando a hacer vino, que, según la leyenda, equivale a expandir la civilización. Ellos sí veían la relación

Lo cierto es que una vida más civilizada no ha traído menos dependencia del alcohol, sino más. Conforme la humanidad se habituó a vivir en ciudades y se dedicó a la industria, encontrar agua potable, sin contaminar -y sin enfermedades- se hizo más difícil.

Una de las ventajas del alcohol (que ya beneficiaría a nuestros ancestros aún primates) era que eliminaba las bacterias. Hasta el siglo XIX, en muchos lugares era más seguro tomar bebidas alcohólicas que un vaso de agua: por eso se generalizó tanto el consumo de cerveza o vino.

(En este punto, me acuerdo de un capítulo de “Germinal”, de Zola, donde describe la constante sed de mineros, cuya garganta está tapizada de partículas de carbón de las profundidades de la tierra. No es extraño que tuvieran una sed infinita, que solo se podía calmar con alcohol)

Hasta John Snow (el padre de la epidemiología, no el otro), cuando hizo aquel estudio sobre el cólera en los pozos de Londres, descubrió que madres y niños pequeños -que bebían agua- sufrían la enfermedad, mientras que los ebrios padres de familia la sorteaban a base de cerveza

Otro caso similar, y muy divertido, es el rodaje de “La reina de África”: mientras Katherine Hepburn y la mayor parte de los miembros del equipo sufrían gastroenteritis por el agua, el director John Ford y Humphrey Bogart permanecían inmunes dado que pasaban todo el día borrachos

Aunque eso no hacía que Hepburn sintiera más simpatía por un achispado Bogart, más bien al contrario. Contaba una muy divertida anécdota al respecto @CsarBards: https://t.co/LCgrfMCN5i

@CsarBards Hoy en día, por fortuna, no tenemos estos inconvenientes: poseemos sistemas tecnológicos que nos permiten disponer de agua potable, y podemos comer variedad de alimentos sin recurrir a la fruta podrida. Así que no tenemos necesidad real de introducir el alcohol en nuestras vidas.

Sin embargo, no os preocupéis, fans del vino, la cerveza o el kombucha: todas estas bebidas han venido para quedarse porque a buena parte de la población le encantan. Eso sí, siempre con moderación, para evitar los efectos indeseados.

Porque creo que no es necesario recordar las consecuencias negativas que tiene el exceso de bebida, a nivel social, personal y sanitario. Recordad que la mejor cantidad de alcohol siempre es menos que la que estáis tomando.

Ésta es la historia que os quería contar. Si os ha gustado, ya sabéis, retuiteadla, ponedle corazoncitos, seguidme o invitadme a un trago. Aunque para mí puede ser de horchata bien fresca...

Ya sabéis que en esta cuenta solemos publicar con cierta frecuencia hilos sobre una amplia variedad de temas entrelazados: historia, arte, literatura medicina y otras ciencias... Como éste acerca de otro de los grandes vicios del hombre:

Pasad buen día. Y los que estéis de resaca... Ánimo, reponeos, y bueno, ya sabéis, está la promesa esa que nos hacemos siempre.

@threadreaderapp unroll please

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