Emilio Tejera (emilio-tejera.blogspot.com) Profile picture
Escritor por amor a primera vista, siempre con una historia en marcha. Científico apasionado por la divulgación. Hallaréis textos míos en https://t.co/xJS3Y5topL

Jun 25, 2023, 50 tweets

Una reina mandó una carta a un rey extranjero. Pedía que le mandara a su hijo para desposarse con él. Decía que ella corría peligro.

Al cabo de poco tiempo, los 3 protagonistas de esta historia estaban muertos.

Bienvenidos a EL CASO DAHAMUNZU. Un misterio a través de los siglos

(Como no le puedo poner banda sonora a la historia, podéis utilizar ésta, reproducida a partir de las inscripciones que se encontraron en un papiro egipcio: . Escuchar música de varios miles de años tiene su aquel, ¿verdad?)

Todo empieza cuando el rey hitita Suppiluliuma I recibe una carta. El reino hitita, como véis en la imagen, dominaba un amplio territorio alrededor del año 1320 antes de Cristo, y Suppiluliuma I había ampliado militarmente sus fronteras. Con eso nos basta, de momento, para seguir

Pues resulta que a Suppiluliuma I le llegó una carta de Dahamunzu, reina de Egipto. La carta dice: “Mi marido ha muerto. No tengo hijo. Pero tú dice que tienes muchos hijos. Si tú me das a uno de tus hijos, se convertirá en mi esposo”.

Esto era sorprendente, porque los príncipes egipcios no solían casarse con gente de otros países sino entre sí, para evitar ser dominados por gobernantes extranjeros. En cambio, con un pacto como éste, el hijo de Suppiluliuma I podría ser rey de una buena parte del mundo conocido

Como Suppiluliuma I no se lo acababa de creer, mandó un mensajero a preguntar a Egipto si de verdad la carta era de la reina, y si lo decía en serio. Un equivalente a: “¿Seguro?¿Pero seguro-seguro?”

El mensajero retornó con una respuesta de Dahamunzu donde la reina se mostraba ofendida: “¿Acaso si tuviera un hijo, habría escrito sobre mi propia vergüenza y la de mi país a un país extranjero?¡No me habéis creído, e incluso me lo habéis dicho así!”.

A pesar de todo esto, el rey hitita seguía sin creérselo, así que el propio enviado egipcio (el hombre que había traído en persona la carta) tuvo que insistirle en que era verdad.

Había algo apremiante en aquellas misivas. Entre otras cosas, porque, en algún pasaje, por lo visto, Dahamunzu insinuaba que tenía miedo.

Antes de seguir con lo que pasó, tendríamos que explicar quién era esa Dahamunzu. Pero aquí viene uno de los grandes enigmas: no se sabe.

Dahamunzu, para los hititas, era el término que se le daba a todas las reinas egipcias. A la que hubiera en ese momento. Así que ha habido que ponerse a mirar en qué año transcurrió todo esto para adivinar qué reina era. Pero como la historia de ese período es atormentada...

... y no se sabe exactamente en qué año pasaron ciertas cosas, resulta que no se conoce a ciencia cierta quién es. Hay dos grandes apuestas: una es la reina Nefertiti, y otra es Anjesenamón, la mujer y hermanastra de Tutankamón.

Ahora es cuando tengo que explicaros el culebrón de la familia de Tutankamón. Agarraos, que al lado de esto “Succession” os va a parecer Heidi.

El padre de Tutankamón era Amenofis IV. O así se llamaba al principio, cuando veneraba a múltiples dioses, el más importante de los cuales era Amón. Pero entonces el faraón hizo lo impensable: decidió cambiar de religión.

A partir de entonces, sólo se adoraría a un dios único, Atón. Y él sería su sumo sacerdote, por eso se hizo llamar Akenatón. Toda la adoración al nuevo dios debía hacerse a través de la familia real (sobre todo él y la Gran Esposa Real, Nefertiti), que intercedería por su pueblo

Nadie sabe muy bien por qué Amenofis IV hizo eso. Hay quien dice que tenía una enfermedad especial que le hacía sentirse único (por cierto, el síndrome de Marfan, que quizás lo tuvo también Abraham Lincoln), y que creó una religión que le iba como anillo al dedo.

Otros dicen que las razones del artista antes conocida como Prin... digo, Akenatón, eran más prosaicas: estaba harto de los sacerdotes de Amón y de que mandaran tanto, y pensó que así les arrebataba el poder de golpe.

No contento con esto, Akenatón fundó una nueva capital, adonde desplazó a la corte y a miles de personas. Hay quien ha comparado esta migración con los viajes de los futuros hippies para crear sus comunas, una nueva religión y una nueva vida. Probablemente no andan desencaminados

La esposa de Akenatón era Nefertiti, con quien tenía descendencia, entre otras su hija Anjesenamón. Akenatón, por otro lado, tenía otros hijos de otras mujeres, incluyendo el que más tarde sería conocido como Tutankamón.

(Inciso: sabemos de Nefertiti, entre otras cosas, porque se la representó con frecuencia casi en igualdad de condiciones con su marido. Se ha hecho popular por su famoso busto, que llegó al Museo Egipcio de Berlín porque, rodeada de tierra, se pasó por alto en la aduana egipcia)

Pero un día, Akenatón murió, y con ello terminó todo lo relacionado con su nueva religión. Su hijo (aún entonces conocido como Tutankatón) mantuvo la idea unos pocos años más, pero después cedió ante la antigua casta sacerdotal, y abandonó Amarna, que quedó vacía durante siglos.

Por lo visto, Tutankamón se casó (como era costumbre) con su media hermana Anjesenamón. Pero Tutankamón tampoco vivió mucho: no se sabe muy bien la causa de su muerte, y se han rumoreado toda clase de cosas, desde una infección hasta el asesinato.

En esas circunstancias, hay 2 claras posibilidades para Dahamunzu: una es Nefertiti, pero no está claro que corresponda por fechas, y se supone que sí tenía un heredero. Por otra parte, la figura de Nefertiti es misteriosa: algunos dicen que desaparece de los registros porque...

... fallece, y otros, que lo hace porque adopta la personalidad de faraón masculino (Semenejkara) para poder reinar. Incluso hay quien argumenta que muere víctima de las conspiraciones que surgieron a partir de la carta de Dahamunzu.

Pero para explicarlo mejor, tenemos que irnos a la otra gran opción sobre quién mandó la carta: es decir, Anjesenamón.

Pensemos en la pobre Anjesenamón: cuando se casa con su medio hermano Tutankamón, son ambos unos niños, rodeados por la casta sacerdotal de Amón que ha vuelto a asumir el control. Es decir, los viejos enemigos de su padre.

Les hacen trasladarse a una nueva ciudad y, allí, su marido muere, quizás en circunstancias misteriosas. Es normal que se sienta perdida. Es probable, además, que pretendan casarla con un individuo con el que ella no quiere, para así legitimar que esa persona acceda al trono.

Imaginamos lo desesperada que tenía que estar (si fue ella la autora de la famosa carta) para pedirle ayuda a los hititas, ancestral enemigo egipcio. Quizá temía que, como heredera legítima del trono egipcio, su vida corría peligro por culpa de alguien que deseaba ocupar su lugar

Pero ahora, volvamos a nuestra historia y a Suppiluliuma I. ¿Qué hizo este hombre frente a lo que parecía una oportunidad única?¿Era tal, o era una trampa tan chunga como la del príncipe nigeriano que te pide dinero?¿Había alguna treta escondida?

Suppiluliuma tiró por la calle de en medio. Mandaría a Zannanza, su 4º hijo; de ese modo, los 3 primeros (a los que ya tenía ocupados con tareas de gobierno) estarían a salvo si la cosa salía mal. Y si salía bien, su familia sería dueña y señora tanto de hititas como de egipcios.

En este caso las cosas NO salieron bien.

Y no fue así porque el príncipe Zannanza cayó víctima de una emboscada. Hoy en día, no sabemos muy bien quién la montó: si los propios egipcios, o quizá algún hitita (¿puede que uno de sus hermanos, celoso?) a quien le convenía que el príncipe muriera.

Pero, por supuesto, Suppiluliuma I optó por la teoría de “esto fue desde el principio una trampa de los egipcios”.

Quizá tenía razón, al menos en parte. Hay que tener en cuenta que, como el príncipe Zannanza nunca se casó con la reina egipcia Anjesenamón, el que acabó desposándose con ella fue Ay, el gran visir.

De este gran visir sabemos poco: hay quien dice que probablemente estaba ligado a la casta sacerdotal que mandaba antes de Akenatón, o sea, que sería volver al esquema anterior al faraón-hereje.

Otros, que era un alto cortesano y seguramente el padre de Nefertiti, con lo cual, al casarse con Anjesenamón, lo estaría haciendo con su propia nieta.

Poco después, Anjesenamón desaparece de la historia: ¿asesinada por el propio Ay, porque recordaba demasiado a los antiguos reyes y a la herejía?¿Se cumplieron los malos presagios de Anjesenamón?

Nunca sabremos si fue Ay el que ordenó matar a Zannanza, quizás tras interceptar las cartas de Anjesenamón. En todo caso, Suppiluliuma se vengó con un ataque sobre posesiones egipcias en Siria: saqueó numerosas ciudades e hizo millares de prisioneros, incluyendo soldados egipcios

El problema: en Egipto había empezado una epidemia de peste, de tal manera que soldados egipcios capturados la transmitieron. La epidemia se propagó por tierras hititas, diezmando a la población; tanto, que acabó matando a Suppiluliuma I, y también a su sucesor, otro de sus hijos

Anjesenamón, Zannanza, Suppiluliuma I: tres protagonistas de una carta maldita que acabó llevándoselos a los tres, arrastrados por la arena y el viento de la historia.

De ellos queda poco recuerdo, aparte de para unos pocos estudiosos en sus libros de historia. El nombre de Anjesenamón ha sido utilizado para numerosas películas, aunque con escaso rigor histórico.

Y en cuanto a Tutankamón… no hace falta que os lo explique, ¿no?

De hecho, ya comenté un poco en este hilo, donde os conté por encima la historia de la famosa carta a los hititas. Pero como pasó un poco desapercibido, y tenía información adicional bastante jugosa, he creído que era importante darle un repaso:

Por lo demás, espero que el hilo os haya gustado. Si os ha gustado, ya sabéis, retuitead, corazoncitos, seguidme o mandadme una maldición. Una de tuti-frutti, porfiplis.

Fuentes: “1177 a.C. El año en que la civilización se derrumbó”, de Cline, “El asesinato de Tutankamón” de Brier (un poco desactualizado), y otras. He intentado recurrir a fotografías CC e indicar la autoría (y detalles curiosos) en la descripción. Si se me ha pasado alguna, sorry

Ya sabéis que en esta cuenta hacemos temas sobre muy variados hilos (historia, ciencia, arte). Si os interesa el tema, aquí tenéis por ejemplo del de otro grupo de hippies a quien su proyecto de vida no le salió del todo bien:

Pasad buen domingo, protegeos del sol del desierto, y no os quedéis encerrados en una tumba milenaria. Al menos, no sin aire acondicionado

BONUS 1: alguno se preguntará por qué sabemos tan poco de aquella época. Porque aparte de los avatares habituales de la historia (saqueos, peste, guerras, etc), no es sólo que luego le siga una Edad Oscura que afecta también a los egipcios, es que todo lo que tenía que ver...

... con Akenatón se intentó borrar del mapa para hacer como si el faraón-hereje nunca hubiera existido. De hecho, se cree haber localizado su cadáver, pero, como de toda su familia, nunca estaremos seguros. De hecho, cada cierto tiempo aparece un detalle nuevo. Y que siga así

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