Thread by @laboladecris

“ERA RUSA Y SE LLAMABA LAIKA…”

Así empieza la canción de Mecano sobre la perra que viajó al espacio convirtiéndose en leyenda... o en “una estrella más”.

¿Sabías que se nos mintió sobre su muerte durante años?

Te lo cuento en el 1er HILO de #CancionesQueCuentanHistorias

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Para los pocos que no conozcáis LA CANCIÓN, os dejo el link del 1er tema elegido para contar el suceso real del que nos habla:

- LAIKA, del grupo de pop español Mecano dentro del álbum Descanso Dominical (1988):



Pasemos a desarrollar LOS HECHOS:

(2) https://t.co/sAc5WdtMSb

En 1957, en plena Guerra Fría, la Unión Soviética y EEUU competían también por la conquista del espacio.

Aunque ahora sabemos que así se justificaba el espionaje entre ambos, entonces solo se difundía la idea de que “dominar el espacio” equivalía a “dominar el mundo entero”

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La URSS llevaba ventaja en esta Carrera Espacial tras su lanzamiento del 1er vuelo espacial sin tripulación con la nave Sputnik en ese mismo año.

Un científico americano llegó a bromear en una entrevista: "si EEUU llega a la Luna, solo esperamos encontrar allí rusos”.

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Y Nikita Khrushev, el entonces líder soviético sucesor de Stalin, ahora quería sorprender con algo “espectacular” para celebrar el 40 aniversario de la Revolución Bolchevique.
Y así se decidió diseñar y construir un 2º modelo de Sputnik y que, por 1ª vez, fuera tripulado.

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De esta forma, se probaría la supervivencia de un mortal en el espacio consiguiendo al mismo tiempo el logro de enviar al primer ser vivo a orbitar la Tierra.

Pero ¡apenas disponían de un mes para lograrlo y demostrar de nuevo la supremacía rusa en este campo frente a EEUU!

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¿El problema? Los científicos responsables del proyecto temían los efectos de la ingravidez y la radiación en el organismo.
Por ello Sergéi Korolev, cerebro de la carrera espacial rusa, propuso enviar un perro en lugar de un ser humano. No era la primera vez que se hacía:

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Desde 1951 ya se había mandado a distintos animales a otras misiones, pero solo en vuelos suborbitales.

La diferencia era que, como aún no existía la tecnología para diseñar el regreso del satélite a la Tierra, POR 1ª VEZ ESTE ANIMAL SERÍA ENVIADO A UNA MUERTE SEGURA.

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Kruschev aceptó la propuesta. Años después, el investigador Alexander Nikonov afirmaría que fue así porque “nunca había tenido un cachorro”.

Y esta decisión marcó el destino de Laika: moriría en el espacio para demostrar la superioridad tecnológica de la Unión Soviética.

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A contrareloj, se comenzó a diseñar y construir la nave: sería la Sputnik 2: un cilindro de unos 4 m de altura y 2 m de diámetro.

Pesaría unos 500 kg, con instrumentos para medir la radiación solar y un sistema de generación de oxígeno y absorción de dióxido de carbono.

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Y en ella, un pequeño cubículo hermético de 80 cm de largo donde iría el perro. Tardaron 4 semanas en terminarla, casi en la fecha límite del evento de celebración.

Simultáneamente, también habían empezado con el proceso de selección del perro adecuado para la misión.

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El perro tendría que pesar menos de 6 kgs y medir menos de 40 cms de altura dado el tamaño del cohete. Y debía ser callejero para estar acostumbrado a luchar por la supervivencia, tener gran capacidad de aprendizaje y soportar mejor los entrenamientos que un can doméstico.

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Cientos de perros habían sido recogidos de las calles de Moscú, entre ellos una perrita vagabunda y raza mestiza (se cree que mezcla de husky o samoyedo y terrier) de unos 3 años y unos 6 kgs de peso:

NUESTRA HEROÍNA LAIKA ❤️❤️❤️

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Según Kruschev, era “tranquila y encantadora”.

Primero, la nombraron Kudryavka (ricitos), luego Zhuchka (bichito), y después Limonchik (limoncito) para finalmente llamarla Laika, que significa “ladradora” quizás por su posible aporte de la raza Laika, típica de Siberia.

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Laika y los demás candidatos se enfrentaron a un cruel proceso de selección en el que encerraban a los animales en espacios cada vez más pequeños durante días, alterando radicalmente sus condiciones termo-atmosféricas y sometiéndoles a auténticas torturas sensoriales.

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Y finalmente Laika fue seleccionada para el programa espacial.

Pero no fue la única: también otros 9 perros empezaron a entrenar aún más intensivamente junto a ella para soportar las condiciones extremas del viaje.

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Continuaron sufriendo más pruebas durísimas de gravedad y adaptación a estrés provocado por fuertes ruidos, aceleración forzada, aislamiento y vibraciones extremas.

Hasta que tuvieron a las 3 perras finalistas para la misión: Albina, Mushka y Laika.

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De ellas, fue Laika la elegida para viajar al espacio en el Sputnik2, principalmente por su carácter extremadamente calmado y su capacidad de resistencia. Albina (que había sido madre) y Mushka quedaron como perras de reserva y realizaron pruebas antes y después del vuelo.

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Cerca del día del lanzamiento, la agencia de noticias soviética comunicó que Laika regresaría a la Tierra en paracaídas. Se sabía que nunca volvería, pero la propaganda nacional temía la reacción de los ciudadanos. Para el mundo entero, Laika ya era mucho más que un perro.

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La triste realidad que se ocultaba era que su última ración de comida preparada en la nave contendría veneno para que muriera al 7º día y no abrasada en su reentrada en la atmósfera terrestre, al no haber tecnología para garantizar su retorno.

SU MUERTE SERÍA SEGURA.

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Un día antes del despegue, Vladimir Yazdovsky (científico y médico del programa espacial) se llevó a Laika a casa para regalarle unas últimas horas de paz antes de despedirse de ella para siempre:

“Quería hacer algo bueno por ella. Le quedaba tan poco tiempo de vida...”

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Al día siguiente, Laika fue colocada en su cápsula espacial del tamaño de una lavadora, con un pequeño ventilador, un dispositivo de soporte vital que le proporcionaba oxígeno y un alimentador automático que 2 veces/día le suministraba una mezcla de nutrientes gelatinosos.

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Le habían puesto un traje espacial que recogía sus desechos y un arnés que limitaba sus movimientos a sentarse y tumbarse (tampoco tenía espacio para más). El traje también monitorizaba sus constantes vitales a través de sensores implantados en el cuerpo y otros mecanismos.

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Uno de los técnicos que preparó la cápsula antes del despegue, declaró mucho tiempo más tarde que “después de la colocación de Laika en el contenedor y antes de cerrar la escotilla, le besamos la nariz y le deseamos buen viaje, sabiendo que no iba a sobrevivir al vuelo.”

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Finalmente, El 3 de noviembre de 1957 a las 22.28 h (hora local de Moscú) la agencia de noticias soviética (haciéndose eco todos los países) anunció al mundo que el lanzamiento del Sputnik2 había sido un éxito y que por 1ª vez en la historia un ser vivo entraría en órbita.

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Desde el control en Tierra, poco después del lanzamiento, se escuchó a Laika ladrar y se observó que el ritmo de sus pulsaciones aumentaba considerablemente.

Su latido tardó en volver a los niveles de reposo 3 veces más de lo que había tardado en las pruebas previas.

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A pesar de que los datos mostraron que en un momento dado había llegado a conseguir comer, sus constantes vitales dejaban claro que estaba sufriendo un estrés y un pánico horribles.

Los científicos intentaron incluso tranquilizarla por radio, pero no tuvieron éxito.

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Y aunque la intención era mantener a Laika con vida hasta el 7º día del viaje, un fallo en el escudo térmico cambió todos los planes.

Los sensores empezaron a señalar que la humedad y la temperatura aumentaban poco después del despegue llegando a alcanzar incluso los 40º.

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6 h tras el despegue, sus constantes se perdieron y se registró una parada cardíaca.

Laika sufrió hiperventilación y taquicardia hasta que murió, aterrorizada, como consecuencia del sobrecalentamiento de la cabina junto al estrés brutal al que había sido sometida.

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Se comunicó oficialmente al mundo que Laika había fallecido sin dolor por eutanasia inducida al 6º día para evitar su sufrimiento por la falta de oxígeno.

También se mintió afirmando que habían escuchado sus constantes vitales durante todos esos días de la misión.

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Su muerte causó una gran conmoción y polémica en todo el planeta: por un lado, se le alabó como una heroína y una pionera de la exploración espacial. Por otro, se generaron protestas y manifestaciones, así como el debate sobre el maltrato animal en nombre de la ciencia.

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El satélite con el cuerpo de Laika continuaría su viaje durante 163 días, dando 2.570 vueltas en órbita para acabar desintegrándose al entrar en la atmósfera el 14 de abril de 1958.

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En los siguientes años, la URSS enviaría a 8 perros más al espacio, de los cuales 6 regresarían con vida.

Pero no fue hasta 3 años y medio después de que Laika muriese que por 1ª vez se enviase a un ser humano, ya seguros de que podría sobrevivir a la microgravedad:

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Fue el piloto Yuri Gagarin, que el 12 de abril de 1961 despegó en la cápsula espacial Vostok y, cuando volvió sano y salvo tras haber dado una vuelta a la Tierra, declaró:

“Aun hoy en día no sé si soy el primer hombre o el último perro en volar al espacio”.

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Durante años, el gobierno soviético ocultó la verdad y mantuvo su versión de que Laika había muerto después de una semana y que había sido sometida a eutanasia antes del agotamiento del oxígeno.

FUE UN ENGAÑO AL PÚBLICO QUE DURÓ DÉCADAS (exactamente 45 años).

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En octubre de 2002, la BBC de Londres publicó la verdad sobre Laika, por lo que Dimitri Maláshenkov del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú, se pronunció confirmando que Laika había muerto el 1er día debido al calor y al pánico y no el último por eutanasia inducida.

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En años posteriores, muchas figuras relevantes (incluyendo participantes en el proyecto Sputnik) mostraron abiertamente su arrepentimiento y lamentaron lo que había supuesto el sacrificio de Laika al haberla enviado a una muerte segura.

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Uno de ellos fue Oleg Gazenko, que en 1998 declaró:

"Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho… lo que aprendimos de esa misión no fue suficiente como para justificar la muerte de la perra".

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A lo largo de las décadas, muchos han sido los homenajes a Laika: música, libros, tv, cine y otros inspirados en ella. Sellos de varios países, medallas y hasta tabaco con su imagen. Y monumentos como la escultura que está en el centro de investigación donde fue entrenada.

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Además de Mecano, otros grupos musicales han contado también su historia: The Cardigans, Arcade Fire, Antonio Arias, Massacre, Akino Arai o el grupo alemán C.C.C.P., entre otros muchos, han homenajeado y recordado a Laika a través de la música.

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Y aquí el FIN del 1er hilo de #CancionesQueCuentanHistorias.

¿Conocías la canción y la historia de Laika? ¿Te gustaría que hiciera más hilos como este?

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¡Gracias!

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