Santiago Cantillo Profile picture
Comunicador Organizacional y Periodista Deportivo | No alcanza con tener plata. Hay que jugar bien al fútbol.

Aug 4, 2023, 23 tweets

Con la reciente llegada de José Enamorado a Junior se viralizó esta foto en redes. La imagen no sólo comprueba que el flamante refuerzo es un hincha más sino que también esconde una historia muy especial y poco conocida.

Hablemos del personaje que está a su lado: Ronny Toledo.

Para quienes más o menos conocemos el fútbol infanto-juvenil de la Región Caribe el nombre de Ronny Toledo no es extraño. Muchos vieron la foto y lo reconocieron enseguida.

Estamos hablando de uno de los jugadores más talentosos surgidos en la Costa durante los últimos años.

Claro, ya sé lo que muchos están pensando ahora: «¿Y si era tan bueno por qué no llegó?». Hombre, porque el fútbol no escapa a las vicisitudes normales de la vida.

A veces tendemos a pensar que las buenas historias están sólo relacionadas con el éxito.

Yo no creo que sea así.

Al menos no en el deporte. El fútbol es un juego practicado por millones de chicos y chicas, creer que el ser bueno depende sólo de llegar o no llegar es subestimar al juego mismo, a las personas y a sus circunstancias.

Ahora sí: hablemos un poquito de Toledo y de Enamorado.

Ambos son del mismo sector de Soledad. Crecieron gambeteando peñones y corriendo en la arena de canchas populares como ‘La Monumental’ o ‘La Carbonera’. Ronny jugaba de 10, José de delantero. Eran una dupla temible para cualquier equipo. Uno era un mago, el otro una culebra.

El tío de Ronny se casó con la mamá de José, así que ahí pasaron a ser casi que familia. Compartían mucho tiempo (o sea, muchos partidos, que es como se contabiliza el tiempo en la infancia). Las calles eran difíciles pero a los 10-11 años ellos sabían que su vida era la pelota.

A los 12 Ronny entró en la escuela Semillas de Curramba. Ahí estuvo durante un buen tiempo rompiéndola, tanto así que a los 14-15 ya era el enganche de la Selección Atlántico Juvenil. Acaparó portadas desde muy temprana edad por sus condiciones y por salir de un ambiente difícil.

Mientras tanto, José David hacía también su camino. Costa Hermosa, Escuela Barranquillera, galardones en Torneo Asefal, Orsomarso… y todo lo que ya conocemos de él. En todo ese proceso obvio siguió siendo amigo de Ronny, con quien asistía muchísimo al estadio para ver a Junior.

De hecho, según pude corroborar con el mismo Ronny, la famosa
postal es de un día en el que Junior enfrentaba a Nacional. Aunque no eran propiamente de la barrabrava, sí se vestían de determinada manera para ‘meter los monos’. Eso explica el gesto del puño. Foto pa’ Facebook.

Lo de ellos siempre fue el fútbol. Esta nota escrita por @ranaya85 para @DeportesEH salió cuando Toledo lideró a la Selección Atlántico campeona de Torneo Nacional. El chico caminaba dos horas para llegar al entrenamiento. El espíritu amateur lo era todo.
elheraldo.co/deportes/rony-…

Estamos hablando de un volante exquisito. Gambeteaba cuál brasilero, inventaba pases de todo tipo, le encantaba tirar tacos, si pateaba penales los cobraba a lo panenka, agarraba el balón y se hacía cargo a pesar de no ser demasiado fuerte.

Así jugaba Ronny:

La oferta llegó. El Red Bull Bragantino se fijó en él y con 18 años recién cumplidos le pusieron sobre la mesa un contrato por tres temporadas. Su familia, su agente y él no lo dudaron. El muchacho se fue a vivir sólo a Brasil, tierra de su ídolo Neymar. Parecía un sueño.

A veces perdemos de vista el montón de cosas que inciden en la formación de un futbolista. Buenos y malos técnicos, nobles y perversos empresarios. Familia, pareja, idioma, convivencia con compañeros, estados de ánimo, lesiones… no basta con talento pero tampoco con dedicación.

En el caso de Ronny, al principio jugó y destacó en varios torneos nacionales e internacionales como la Copa Mitad del Mundo en Ecuador. Aprendió portugués en 5 meses. Todo iba sobre ruedas. Era un proceso tranquilo.

Hasta que una lesión en la mano trastocó todo.

Toledo se rompió el hueso de un dedo y eso no le permitía trotar ni hacer gimnasio, lo cual claramente lo puso en desventaja durante un par de meses. No lo dejaron ir a Colombia a recuperarse en compañía de su familia. Luego entró un DT nuevo que no gustaba mucho de su fútbol…

Estuvo más de 4 meses parado. Aunque volvió a entrenar normalmente no lo llevaban a los partidos.

Ronny entró en depresión. Sí, en depresión. Algo que le puede pasar a un profesional o a un juvenil. Que le puede llegar a usted que está leyendo o a mí que escribo este hilo.

Rescindió su contrato con el RB y regresó a Colombia el 21 de noviembre de 2019. Enseguida tuvo una prueba en el Real Cartagena y quedó. Parecía que iba a reencontrarse con su fútbol… y llegó la pandemia. Todo el mundo para su casa, parado otra vez. Así hasta diciembre del 20.

Volvió al Real y ahí sí pudo firmar un contrato por dos años.

¿Con quién se reencontró en ese momento? Exacto, con su amigo José David. Ambos hicieron parte de la lista de refuerzos y jugaron juntos otra vez. Ronny alcanzó a debutar en el fútbol profesional (Torneo y Copa).

¿Qué pasó entonces? Pues nada, lo normal en el balompié: Enamorado pudo rendir y Toledo no tanto. Cuando le pregunté a este último la razón por la que no se pudo consolidar me sorprendió su respuesta: «Ahí no tuve tanto amor por el fútbol como cuando jugaba por la gaseosa».

A falta de un año para terminar su vínculo en el Real, Ronny rescindió y se fue para los Estados Unidos. Siempre le gustó mucho el comercio, sobretodo el negocio de los restaurantes. Hoy está construyendo otro proyecto de vida en Miami y vive bastante bien. A veces extraña jugar.

Si consigue algún equipo aficionado allá, está dispuesto a volver al fútbol siempre y cuando también pueda superarse en el terreno de los negocios. Son decisiones de vida. Mientras tanto, está muy feliz de que su amigo José haya logrado cumplir el sueño de ambos: Junior.

Capaz en otra época del fútbol más jugadores como Toledo podrían hacer carrera. Capaz no debía irse tan rápido al extranjero, capaz podía quedarse peleando en Cartagena. Nadie puede juzgar. La vida tiene estos vaivenes y él está contento con su presente. Eso también vale.

Este hilo no tuvo como objetivo plantear una moraleja o mensaje solemne. Sólo me interesó conocer y contar la historia de la amistad entre uno que «llegó» y otro que «no llegó». Veo algo muy humano ahí. El fútbol son los amigos.

Si llegaste hasta acá, muchas gracias por leer :)

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