Batallitas Profile picture
Strategos de chichinabo que escribe hilos sobre arte e historia (y sobre Australia) para personas curiosas. A veces cambio de casco #batallitas

Feb 21, 23 tweets

🚨HILO🚨

Detrás de esta pared yacen los cuerpos de 679 soldados que murieron de la forma más absurda que te puedas imaginar, incluso en medio de la carnicería sin sentido que fue la I Guerra Mundial.

Todo empezó con unos soldados haciendo café... 👇

En 1916 al alto mando alemán se le ocurrió que lanzar una ofensiva en Verdún, la zona más fortificada del mundo, era una buena idea para abrir brecha en las líneas francesas, tomar París y poner fin a la I Guerra Mundial.

SPOILER: salió mal.

El alto mando francés tampoco las tenía todas consigo: siguiendo la tradición francesa de gastarse un pastizal en fortificaciones inútiles (iniciada por Vauban y culminada por la Línea Maginot), consideraba que los fuertes de Verdún no serían rival para la artillería alemana.

Y es que los boches tenían un juguetito nuevo: el cañón Gamma de 42 cm, una bestia de 150 toneladas capaz de enviar proyectiles de más de 1000 kg a 14 km de distancia y hacer saltar por los aires cualquier fuerte de hormigón, por gruesos que fueran sus muros.

Cuando la ofensiva alemana empezó en Verdún el 21 de febrero de 1916, tal día como hoy hace 108 años, estas fortificaciones (levantadas con grandes gastos durante 30 años para detener una posible ofensiva alemana) habían sido parcialmente evacuadas y estaban semivacías.

Y la ofensiva alemana empezó con un increíble golpe de buena suerte: el 25 de febrero de 1916, una patrulla teutona consiguió infiltrarse en una de las fortificaciones de Verdún, el Fuerte Douaumont, y hacer prisionera a la guarnición francesa sin disparar un tiro.

La caída del Fuerte Douaumont fue un duro golpe para la moral francesa: aquella fortificación era la más grande y elevada de todo el cinturón que protegía Verdún, y los alemanes la habían tomado sin ningún esfuerzo y ahora podían usarla para su ofensiva.

El alto mando francés calculó más tarde que la caída del Fuerte Douaumont, la estructura de hormigón más grande del mundo en 1916, causó a su ejército unas 100 000 bajas durante la Batalla de Verdún.

Pocos meses después los alemanes ya se sentían como en casa en el Fuerte Douaumont.

La noche del 8 de mayo de 1916, a unos soldados no se les ocurrió otra cosa que usar combustible de lanzallamas para calentar café en el interior del fuerte.

El líquido resultó ser demasiado inflamable e inestable, y pronto se extendió por la estancia hasta alcanzar unas cajas de munición que alguna mente brillante había dejado allí, junto al lugar donde se hacía fuego.

El resultado fue una enorme explosión y una bola de fuego que empezó a arrasar todo lo que encontró a su paso por los estrechos pasadizos del Fuerte Douaumont. muriendo muchos soldados alemanes como resultados de la propia explosión, las quemaduras y la asfixia.

A los pobres desgraciados que lograron huir de aquel infierno sus propios camaradas los recibieron con granadas y fuego de ametralladora: el humo había tiznado sus caras/manos, y en la oscuridad los confundieron con los soldados africanos de la temida Legión Extranjera Francesa

Una vez extinguido el fuego, el balance de bajas fue desolador: 679 soldados habían muerto en aquel absurdo accidente.

Los cadáveres se apilaron en el extremo de un túnel del fuerte que fue cegado con un muro.

Hoy es un cementerio de guerra.

Los franceses lograron reconquistar el Fuerte Douaumont meses más tarde, el 24 de octubre de 1916, tras varios intentos intentos infructuosos.

Para entonces, Douaumont presentaba este aspecto apocalíptico entre queso gruyere y paisaje lunar después de recibir millones de impactos con obuses de diferentes calibre.

La Batalla de Verdún continuó hasta diciembre de 1916 y fue una enorme carnicería sin sentido: más de 700 000 bajas en los dos bandos sin que los alemanes lograran ganancias territoriales dignas de mención.

Atrás quedaron los restos de decenas de miles de hombres sin posibilidad de identificación, que a menudo formaban enormes pilas de huesos como los de la fotografía.

Por iniciativa del obispo de Verdún, en 1932 se inauguró esta espectacular estructura, el Osario de Douaumont, al suroeste del fuerte homónimo.

En él se custodian los huesos de más de 130 000 soldados desconocidos, alemanes y franceses, caídos en la batalla.

A su alrededor hay un camposanto con otras 16 000 tumbas de soldados que sí pudieron ser identificados.

Hoy, tanto en el osario como en el propio Fuerte Douaumont ondean juntas las banderas de Francia y Alemania como símbolo de reconciliación y hermanamiento tras los horrores del infierno de Verdún para aquellos aficionados a la historia que se acercan a conocer sus secretos.

Si eres uno de estos aficionados y te interesa el tema, @Ismael_Historia acaba de publicar “La guerra delas trincheras”, una fascinante crónica del frente occidental entre 1914 y 1918. Puedes echarle un vistazo aquí:

➡️ ⬅️ (enlace de afiliado) amzn.to/42AaNpo

En el próximo hilo, veremos como los zares rusos se enriquecieron a costa de la salud de sus súbditos... con vodka.

Sígueme para no perdértelo.

Si te ha gustado este hilo y/o has aprendido algo nuevo, puedes volver arriba y darle un ♥️ y un 🔃 al primer tuit y guárdalo en marcadores para leerlo más tarde.

Y sígueme si quieres para más historias como esta y otras diferentes.

Share this Scrolly Tale with your friends.

A Scrolly Tale is a new way to read Twitter threads with a more visually immersive experience.
Discover more beautiful Scrolly Tales like this.

Keep scrolling