Emilio Tejera (emiliotejera.bsky.social) Profile picture
Escritor por amor a 1ª vista, siempre con una historia en marcha. Científico apasionado por divulgar. Hallaréis textos míos en https://t.co/xJS3Y5topL

Jul 13, 2024, 43 tweets

En Islandia hay una tumba cuya lápida está elevada decenas de metros encima del cuerpo que aloja.
Esto se debe a algo que, de golpe, estuvo a punto de cargarse una isla y la economía del país. Pero que creó un beneficio.
Con vosotros, EL VOLCÁN QUE SURGIÓ DE LA IGLESIA. Dentro🧵

Hoy, nos vamos a un archipiélago situado al sudoeste de Islandia y que tiene el poco original nombre de islas Vestmann (o sea, Islas del Oeste: los islandeses no son muy originales poniendo nombres).

A pesar de algunas bellezas naturales como la Roca Elefante, la isla sólo fue conocida hasta hace poco por ser un refugio para protegerse de los piratas.

Que hoy es una isla turística, y hasta con centro de rescate para frailecillos y ballenas beluga, pero en su día no era mucho


De hecho, en el año 1627 llegan unos piratas procedentes del Magreb en lo que se conoce como “el ataque turco”. El procedimiento es sencillo: llegan, secuestran a quien pueden, los llevan como esclavos, y si sus seres queridos se empeñan en pagar un rescate, beneficio que sacan.

En aquella ocasión secuestraron -según qué fuentes consultes- a 400 islandeses, de los que sólo retornaron 50. Como os podéis imaginar, muchos se adaptaron a su nueva vida y otros sufrieron indecibles penalidades para volver a casa, pero de esas historias no nos ocuparemos hoy

Obvio, los piratas hicieron de las suyas en Heimaey (“isla grande”, la mayor y la única poblada en las Vestmann: lo dicho, nada originales). Allí, el párroco de la iglesia de Kirkjubaer (o sea, “iglesia de la granja”: os imagináis el motivo. Quedaos con el nombre) decidió actuar.

Jón Thorsteinsson, que así se llamaba el hombre, se refugió con familia y feligreses en una cueva cercana, y les dijo a sus allegados que no salieran, no fueran a encontrarse con los piratas. Sin embargo, uno de ellos desobedeció y se marchó. Spoiler: obviamente, acabó sin cabeza

Entonces, nuestro buen pastor se decidió a salir, pero parece que los piratas también se lo cargaron. A la mujer y a los hijos de Jón los secuestraron, y al pobre sacerdote sólo le quedó como consuelo que sus compatriotas le plantaran una tumba no muy lejos de su parroquia.

Ahora, nos vamos a 1973. Las Vestmann siguen sin ser el centro del universo, pero ha adquirido mucha más importancia. ¿Por qué? Gracias al pescado. Esperad, que esto requiere una explicación más detallada.

Hay que decir que Islandia es una gran potencia pesquera, que llegó a tener varias “guerras del bacalao” con el Reino Unido con el objetivo de ampliar sus aguas territoriales y hacerse con el control de la pesca del bacalao que luego exporta a toda Europa.

Tras triunfar en esas guerras (que sobre todo consistían en actos de sabotaje y capturas de barcos), Islandia es literalmente "la que parte el bacalao", y un tercio de esas capturas (o sea, un 3% de la economía del país) se procesan a través del puerto de Heimaey en las Vestman.

Pues bien, resulta que en la madrugada del 23 de enero de ese año, después de una serie de temblores, se abrió una fisura de 200 metros -que llegó a extenderse hasta a 2 km- muy cerca de la Kirkjubaer, de donde empezó a salir lava.

¿Era raro esto? Realmente no. Todo el territorio de Islandia se asienta sobre una pluma del manto, es decir, una columna por donde el material líquido del manto trata de salir al exterior para crear nueva corteza terrestre.

Es decir: literalmente, todo el territorio de Islandia es material que ha surgido a raíz de erupciones. De ahí que sea una tierra de volcanes, terremotos, e incluso una falla donde contactan la placa Euroasiática y la Americana, que van separándose al ritmo de 2,3 cm por año.

Y las Vestman no son una excepción: de hecho, hasta alguna de las islas que poseen ha nacido de una erupción submarina reciente, y el monte más alto de Heimaey (entonces y aún hoy) es la cumbre de un extinto volcán.

Eso sí, a los 5300 habitantes de la isla probablemente les importaba poco aquella noche que el lugar donde vivían se asentara allí gracias a la tectónica de placas. Entonces lo que necesitaban era escapar antes de que el fenómeno geológico se comiera a sus casas, o a ellos mismos

Se organizó la evacuación en tiempo récord. Por suerte, hubo tormenta el día antes y la mayor parte de los barcos estaban en puerto, así que metieron en barcos (y algún avión) a toda la población y los llevaron a Islandia continental, donde familiares y autoridades les acogieron.

En la isla se quedó únicamente gente imprescindible para ciertas labores, hasta 500 personas. De hecho, la erupción sólo produjo un muerto: una persona que se metió en una farmacia para buscar medicamentos y se ahogó con los gases tóxicos. Eso sí, al ganado hubo que sacrificarlo

Porque la historia aún no había acabado. La fisura liberaba lava que, sin prisa pero sin pausa, se iba comiendo la isla. Los que hemos visto imágenes del volcán de La Palma nos imaginamos la circunstancia. Pero algunos la han vivido.

Sin embargo, el peligro no era sólo la gente que estaba perdiendo sus casas (un tercio de las viviendas de la población desaparecieron), sino que la lava se aproximaba a una parte de la isla tan esencial que podía volverla inhabitable.

Ese lugar era el puerto.

Porque claro, si el volcán se tragaba el puerto (no sólo las estructuras, sino el propio acceso natural al mismo), la isla perdería su medio básico de subsistencia, y además afectaría gravemente a la economía del país. Había que salvar la instalación como fuera.

Toda la nación se movilizó para lograrlo. Se trasladaron hombres, se compraron máquinas procedentes del extranjero -hasta 32 bombas de agua desde EEUU-, y varios países (que seguían desde la prensa los aventurados avatares de los habitantes de Heimaey) ofrecieron su ayuda.

¿Pero cómo detienes una masa de lava caliente que avanza hacia ti? De la única forma posible que se conocía: enfriándola con agua a baja temperatura. Así que, mediante mangueras (muchas de ellas alojadas en barcos), bombas, y un sistema de tuberías elaborado a toda velocidad...

... para introducir líquido dentro de la masa de lava que fluía, trataron de ganar tiempo mientras la erupción continuaba, en una titánica labor que prosiguió durante meses.


Los números acogotan: se arrojaban hasta 1000 litros de agua al seg que se convertía casi de golpe en vapor, con el que había que tener cuidado por los gases tóxicos; por ello, los trabajadores que instalaban tuberías de hasta 130m se llamaban a sí mismos "escuadrones suicidas".

Se llegaron a enfriar 12000 m³ de lava cada vez. Un quinto del pueblo (sobre todo la parte este) se cubrió de lava, y como para las operaciones se utilizaba agua de mar, se llegaron a echar hasta 220000 toneladas de sal sobre la isla (porque se arrojaron 7 millones de m³ de agua)


No sólo se preocuparon de la lava: un trozo del cráter (al que denominaron el Errante) se desgajó y empezó a rodar, aproximándose al puerto y amenazando con bloquearlo. Los equipos se aplicaron con ímpetu. En marzo, el Errante se partió en dos y se detuvo a unos 100 m de la costa

Las operaciones duraron hasta julio, fecha en que se consideró extinguida la erupción. El volcán surgió a un 1 km de los muelles, y llegó a invadir parte de ellos, e incluso a generar nueva costa. Sin embargo, el objetivo se cumplió: no se cerró el puerto

De hecho, la ensenada modificada hasta quedó más protegido con su nueva forma, y se convirtió en una mejor que la anterior. 100 m más, y el puerto hubiera desaparecido, en lo que hubiera supuesto una estocada mortal para la isla. La operación había dado resultado.

¿Qué pasó después, en esta nueva isla que ahora era 2.5 km2 mayor que la original -tras una liberación de 250 millones de metros cúbicos de material volcánico-?

La mayor parte de la gente (pero no toda) y los negocios volvieron. Y los islandeses, gente acostumbrada a una existencia cargada de penalidades (al fin, son descendientes de vikingos, y moran en una isla con volcanes) decidieron que quizá pudieran sacarle algo bueno al asunto

Porque el calor de una erupción puede permanecer activo años después de una erupción. Eso lo aprovecharon los habitantes de Heimaey para instalar un sistema de energía por geotermia. El calor residual del volcán estuvo proveyendo de calefacción gratuita a la isla durante 16 años

Hoy, la isla permanece en paz. La cumbre del volcán (que no se llamó “montaña de la iglesia”, como querían los habitantes de las Vestman, sino finalmente un anodino Eldfell, “montaña de fuego”), que de sus 220m iniciales ha bajado unos pocos metros, permite contemplar una isla...

... a la cual las cosas le van bien. Existen varios hitos (también un museo) dedicado a las consecuencias del volcán, incluyendo algunas de las 400 casas que fueron devoradas por éste y más tarde rescatadas de debajo de la ceniza y las rocas.


Estas viviendas se exhiben para solaz de los turistas, quienes con frecuencia denominan a la isla “la Pompeya del Norte”. En cierta medida, muchos consideran que la erupción fue positiva para la isla, aunque es difícil de valorar: no daba esa sensación aquella madrugada de 1973.


¿Y qué pasó con la tumba de nuestro buen amigo el párroco Jón? Como os podéis figurar, tanto la iglesia como el cementerio anexo fueron las primeras afectadas por el volcán. Pero en medio del desbarajuste, a pesar del drama, alguien tuvo la buena idea de rescatar su lápida...

... antes de que fuera engullida por el magma, y volvieron a colocarla, después de la erupción, más o menos en su posición original.

Eso sí, como el nivel del terreno había ascendido varias decenas de metros (entre 40 y 100 de cobertura de lava según la parte de la isla)...

... es probablemente la tumba en la que cuerpo y piedra que la cubre están situados más lejos una de otra: un récord que seguramente sólo esté al alcance de enterramientos ciclópeos como las pirámides de Egipto, aunque por razones bastante menos originales.

Como os imagináis, se han establecido similitudes entre el volcán de Cumbrevieja (ahora denominado Tajogaite) en La Palma, y el de Heimaey, como lugares de los que aprender lecciones para solventar mejor futuros desastres naturales.

Porque nunca lograremos doblegar a la naturaleza, pero podemos tratar de minimizar sus daños para vivir de manera armónica con ella (al menos, intentarlo). Es la única manera que tenemos de sobrevivir: aceptar que somos hormigas, y respetar a un planeta que nos deja habitar en él

Éste ha sido el🧵. @FalqueMonica me ha dicho que quería leerlo: aquí lo tienes. Espero que os guste también al resto. Aquí tenéis más imágenes para entender la geología que hay debajo de un fenómeno tan alucinante como los volcanes, al que he dedicado 🧵🧵antes, y le dedicaré más

Me despido con alguna foto más de las islas Vestmann y, ya que habréis pasado calor con tanta lava, unas imágenes un poco más fresquitas de Islandia, que contribuyan a relajar el calor de la temporada estival.

Nos leemos. Pasad un finde, y un verano, volcánico.


@threadreaderapp As gently as usual, plase unroll

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