Thread by @Limoncitoacido

Les quiero contar algo muy importante para mí porque en su momento lo compartí con ustedes y muchos me ayudaron como nunca hubiera esperado, otros me apoyaron con comentarios polenta por DM y muchos otros ayudaron a difundir. Odio decir esto pero... ABRO HILO👇

Hace un año estaba al borde de un ACV enfrentando lo que en ese momento aún no sabía serían los últimos obstáculos para darle el alta hospitalaria a un nene de 11 años que tuvimos 6meses internado tras ser levantado xSAME de la villa 31 pasado de Paco, desnutrido, deshidratado.

Cuando lo conocí no nos hablaba, no nos miraba, solo insultaba, escupía y tiraba patadas y mordiscones a todos los que nos intentábamos acercar. Usaba pañales porque el deterioro neurologico era tan grande que se hací encima estando despierto y consciente.

Mi función en el equipo fue desintoxicarlo, una vez más, un nene paqueado para desintoxicar. Mientras tanto en la puerta de la habitación un policía velaba para que no se escapara y peleábamos con el sistema para que nos enviaran un acompañante terapéutico 24horas.

Pero al tratar este tipo de pacientes lo más simple de solucionar es “lo orgánico”. El baile empezó cuando nos dimos cuenta que no sabíamos nombre ni edad. Sin DNI, sin familia, un NN por el que nadie reclamaba, al que nadie extrañaba, carente de hogar, de familia, de Estado.

Así llegaron todos los “actores externos” al hospital: Defensoría de niños, DIRECCION de Niñez, DIRECCION de Salud Mental, Unidad de Letrados, Órgano de revisión, Umanar, Cenareso y un muuuy largo etc...

Después de 4 meses ya era el preferido de la sala. Se había recuperado, ya no tenía pañales ni se quería escapar. Descubrimos que no iba a la escuela desde sus 6 años y todavía no podíamos lograr hacernos de su partida de nacimiento y por lo tanto seguía sin DNI. #burocracia

Llegamos a conocer a una abuela que nos contó sobre los problemas de su hija y que nuestro paciente estaba en la calle DESDE LOS 6 AÑOS. Nos pidió además si podía traernos a un hermanito porque ella ya no sabía cómo cuidarlo.

Cuando ya estaba listo y hecho un pimpollo empezamos q pedirles a los “organismos” que le dieran un hogar porque la abuela no podía cuidarlo y el hospital no es un buen lugar para que viva un niño sano. Ahí empezó la peor odisea. Ahí EL SISTEMA nos demostró su fuerza.

La mejor manera de sacarse de encima un problema es mandarlo a hogares de donde es sabido se van a escapar. “Gracias” a la Ley de derechos del Niño un chico no está obligado a quedarse en un hogar. Ergo algunos hogares logran que se queden, otros solo les muestran la salida.

No iba a dejar que tanto laburo terminara en volver a la calle así nomás y junto a mi grupo de trabajo empezamos a molestar y molestar y molestar hasta que finalmente conseguimos un hogar que lo acepte y lo “pruebe” a ver si el nene “era para ese hogar”.

Sí sí, leen bien, a los chicos “se los prueba” y si en ese proceso de adaptación pasa algo malo, CHAUUUU OLVÍDATE. Aclaro: los hogares en su mayoría son tercerizados pagos por Gob de Ciudad. Los hogares propios (creo q solo son dos)mejor perderlos que encontrarlos.

Pero eso no es todo... faltaba algo. El hogar quedaba en provincia y el hospital en Buenos Aires, ¿COMO LO IBAN A LLEVAR? Ambulancia..., NO!!, eso solo pasa en países con recursos. Cómo se solucionó? UN REMIS y dos médicos que dejaban de atender 4horas por día para “adaptar”.

Cuantas veces le agradecimos a Dios que nuestro pacientito se portara bien. La tragedia que podría haber sido si alguna vez su delicada capacidad de autocontrol se descontrolaba arriba de ese bendito remís...

Y un día llegó ese día y nos dieron el OK para el ingreso. Seis meses después de ese primer día que llegó, 25 kgs por arriba de su peso inicial y después de horas y horas de discusiones inútiles con representantes ineptos de un sistema apestado de burócratas.

Ese día que se fue sentí que le habíamos torcido el destino...Ese día que se fue algo en mi cambió... Tapar fisuras de Chernobyl con poxiran deja secuelas.

Hace unas semanas me envían una foto... Era un niño sonriendo, alto, gordito, orgulloso con su guardapolvo blanco y su mochila en su primer día de escuela. Ahora tiene doce años. La última vez que tuvo su primer día de escuela tenía seis.