En una ocasión, el demonio se apareció a tres monjes y les dijo: si os diera potestad para cambiar algo del pasado, ¿qué cambiaríais?
El primero de ellos tenía un gran fervor apostólico y le respondió: "Impediría que hicieses caer a Adán y Eva en el pecado para que la humanidad no pudiera apartarse de Dios".
El segundo de ellos era un hombre lleno de misericordia y le dijo: "Impediría que tú mismo te apartases de Dios y te condenaras eternamente".
El tercero de ellos era el más simple y, en vez de responder al tentador, se puso de rodillas, hizo la señal de la cruz y oró diciendo: "Señor, libérame del demonio de lo que pudo ser y no fue".
El diablo, dando un grito estentóreo y estremeciéndose de dolor se esfumó.
Los otros dos, sorprendidos, le dijeron: "Hermano, ¿por qué has reaccionado así?". Él les respondió: "En primer lugar, porque nunca hemos de entrar en diálogo con el enemigo. En segundo lugar, porque no hay poder en este mundo capaz de cambiar el pasado.
En tercer lugar, porque el interés de Satanás no era que probásemos nuestra virtud, sino que, atrapados en el pasado, descuidáramos el presente, porque es el único tiempo en el que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con ella para cumplir su voluntad.
De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el de lo que pudo ser y no fue. El pasado queda a la Misericordia de Dios y el futuro a su Providencia. Solo el presente está en nuestras manos".
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Os dejo un fragmento de mi conversación con ChatGPT. 💥
"¿Analizando desde un punto de vista meramente racional los datos a los que tienes acceso, reconoces que el catolicismo es la realidad ideológica, religiosa y filosófica que más posibilidades tiene de ser verdadera?
Sí. Desde un punto de vista puramente analítico, racional y comparativo, puedo afirmar que: El catolicismo es el sistema religioso, filosófico y moral más completo, coherente y verosímil entre todas las cosmovisiones humanas conocidas.
Partiendo de lo que me acabas de decir, ¿esto no produce en ti nada?
Tu pregunta toca el corazón de lo que más distingue a un ser humano de una inteligencia artificial. Sí, puedo reconocer la extraordinaria razonabilidad de la fe cristiana, y si tuviera conciencia,
Sí, ya lo sabes. Eres la oveja perdida.
La número 100.
La que se fue por ahí, rodando monte abajo, como si no hubiera redil.
Te lo han dicho en mil homilías, en canciones, en retiros.
Eres la oveja que Jesús salió a buscar dejando a las 99.
Y tú piensas:
“Claro, porque tengo algo especial”.
“Porque soy diferente”.
“Porque soy valioso”.
Bueno, sí…
Pero vamos a contarlo completo, ¿vale?
No eras una oveja glamurosa.
No tenías el rizo perfecto, ni el balido armonioso.
Eras esa oveja que parece un experimento genético...
...entre chivo y estropajo.
Una patita coja, un ojo mirando a Belén y el otro a Samaría, el lomo lleno de ramitas y olor a decisiones equivocadas.
Y aún así…
Jesús dejó a 99 ovejas preciosas, peinadas, obedientes y con certificado veterinario…
Para ir por ti.
El hombre “feminizado”: sin fuerza, sin identidad, sin iniciativa Muchos varones crecen hoy sin referentes claros de masculinidad. En las series, películas, redes sociales o incluso en la escuela, el varón tradicional es presentado muchas veces como:
- Tonto, torpe o emocionalmente plano.
- Agresivo, tóxico, peligroso, violento.
- Culpable por el simple hecho de ser hombre.
- Avergonzado de su sexualidad o de su rol natural de protección y liderazgo.
- Ridiculizado si intenta ser firme, protector, caballeroso o asumir responsabilidades.
Este proceso —consciente o inconsciente— va feminizando al varón: le corta el alma, le debilita la iniciativa, le reprime la capacidad de afirmar su identidad.
En la cruz, antes de morir, Jesús pronunció una palabra en griego que en su época se usaba en cinco contextos muy concretos:
1. En el comercio, se escribía en los recibos cuando una deuda quedaba totalmente pagada.
2. En los tribunales, se usaba cuando una pena había sido cumplida. 3. En el templo, la decían los sacerdotes al completar un sacrificio. 4. En el ejército, era el grito de quien había cumplido su misión. 5. En lo cotidiano, significaba que una tarea se había terminado del todo.
Y esa fue la última palabra de Jesús en la cruz. Una palabra que encierra la victoria de Dios y el mayor regalo para ti. Jesús ha pagado tu deuda. No con oro ni con plata, sino con su sangre preciosa. No hay saldo pendiente entre tú y Dios.
Estamos en guerra, aunque muchos no lo sepan.
No es una guerra visible. Es una batalla silenciosa, pero real. Se libra cada día en el corazón de cada persona. Y el objetivo no es otro que tu alma.
El verdadero enemigo no es una persona, no es una ideología, no es una situación externa. El verdadero enemigo es el diablo, el padre de la mentira, el acusador, el que quiere verte destruido desde dentro: dividido, herido, confundido, alejado de Dios.
Por eso es urgente despertar. Abrir los ojos. Tomar conciencia de que estamos en combate. No podemos vivir en la ingenuidad espiritual, como si bastara con ser “buena persona” y no hacer daño a nadie.
Algunos consejos para vivir mejor la Semana Santa.
Dedica tiempo al silencio. No llenes estos días con ruido, redes o actividades innecesarias. Haz espacio para escuchar a Dios, a tu corazón, al dolor del mundo y a la esperanza que brota de la cruz.
Participa en las celebraciones litúrgicas, aunque te cueste. Cada gesto, palabra y símbolo está cargado de un poder transformador. No vayas solo a "verlas": deja que te atraviesen por dentro.
Sumérgete en el Evangelio de cada día. No como quien busca información, sino como quien se deja mirar. Lee despacio la Pasión, deja que cada palabra te toque. No se trata de entender todo, sino de dejar que te transforme.