Thread by @Jrodriguezmor

Es la primera vez que hago algo así, espero que os guste mi #veranoderelatos me he inspirado en las imágenes 2, 4, 5 y 10. Se titula: “EL SELLO DE LA LUNA”.

https://twitter.com/enlarocadeguia/status/1156608635587452929

De pie, apuntando con su arco a la Luna se encontraba Soida, la mejor guerrera que recuerdan desde los antiguos y nuevos dioses. Era la única oportunidad que tenía, todo se resumía en ese momento.

De fondo, se escuchaba la carrera desesperada de aquella manada de lobos, querían impedir que lo hiciera, sus pasos y aullidos cada vez estaban más cerca y el tiempo se agotaba, no podía esperar mucho más.

Sabía que la vida de su hermana Morana dependía de ese lanzamiento, de aquella flecha que estaba ya tensa en su arco, así que tomó aire, dejó la mente en blanco, levantó la vista y guiñó el ojo izquierdo para calibrar el lanzamiento.

Antes de soltar la flecha, le vino a la mente aquella noche, con la luna llena en esa maldita cabaña…
– Vamos más rápido, antes de que se den cuenta, que no estamos en casa – Decía Morana entre risas y tirones del brazo.

– Tranquila, que llegamos a tiempo – Soida frenó el ímpetu de la pequeña. Más rezagada andaba Tiara, como no queriendo ir.
- Vamos Tiara no te retrases – Añadió Soida, queriendo cuidar de sus dos hermanas.

Al llegar a la cabaña se sentaron a observar el cielo, entonces lo escucharon.
El aullido de un lobo que las estremeció, ese aullido asustaría hasta a cualquier guerrero, un lobo estaba a 50 metros. Soida no llevaba su arco, sólo en pequeño cuchillo atado a su tobillo.

Lo empuñó con la misma fuerza que miedo, la luna iluminaba aquella cabaña y sus alrededores, cuando pudieron comprobar que estaban rodeadas por una gran manada de lobos, todos mirabas expectantes, sin dar un paso.

– Mira qué bonito – exclamó Morana con sorpresa mientras señalaba con sus pequeños deditos a la cabaña.
Una especie de inscripción en la misma comenzó a brillar con el tono azul de la luna. Morana a su vez la leyó en voz alta, con una voz dulce como la miel.

Aquel que lea esta inscripción
A la manada se unirá
Y para romper el hechizo
El eclipse ha de estallar.

En el mismo instante que pronunció las últimas sílabas, un estruendo sonó en el cielo provocando una gran tormenta, las palabras cobraron vida, como si fuesen pequeñas luciérnagas revoloteando alrededor de Morana.

Un rayo cayó entre las tres hermanas, tanto Soida como Tiara salieron disparada como una piedra tras la patada de un niño travieso, mientras que Morana seguía envuelta por el aleteo azulado de las letras.

La tormenta cesó, todo era tranquilidad, pero Morana, ya no era la niña dulce y risueña que había llegado allí esa noche, se había convertido en una gran loba, así que para sobrevivir sólo tenía la opción de unirse a la manada.

Miró a Soida, a Tiara, luego cerró los ojos, asintió con la cabeza y emitió un fuerte aullido, en ese mismo instante la manada, que permanecía a la espera, recibió al nuevo miembro de la manada.

– Tiara debes quedarte aquí – dijo Soida.
- ¿Tú dónde irás?
- Volveré a casa, cogeré mi arco y perseguiré a la manada. No estoy dispuesta a perder a Morana. Tú debes quedarte aquí por si vuelve con la manada.
- De acuerdo, pero date prisa, no quiero estar sola mucho tiempo.

Soida cogió el arco, le llevó comida a Tiara y mientras perseguía a la manada intentó recordar las palabras que dijo Morana antes de convertirse en lobo.
“El eclipse ha de estallar” El corazón le dio un vuelco.

Supo que no estaba todo perdido, que había una pequeña posibilidad, que dentro de muy poco habría un eclipse, lo había leído en las estrellas y ellas nunca se equivocaban.

Después de varios días caminando por el bosque sus pies estaban dañados y sus músculos entumecidos, pero sólo tenía un objetivo en mente. Llegar al monte Murgo.
Era el monte más alto de la región, por lo tanto, era el mejor lugar para lanzar la flecha que rompería el hechizo.

Mientras caminaba escuchó a lo lejos la manada de lobos, era una carrera a contrarreloj, el eclipse, los lobos y las flechas. Parecía imposible que saliese bien, pero no tenía tiempo para lamentos, ni para descansar. Ya lo haría cuando acabase todo (si alguna vez acababa).

Al llegar al monte, se agachó y rezó a los antiguos y nuevos dioses, la luna tenía que eclipsar al sol, los lobos no debían llegar a ella y su flecha alcanzar su objetivo.

Se puso en pie y apuntando con su arco a la luna volvió en sí. Los aullidos y la respiración de la carrera de los lobos a la desesperada la hicieron volver al lugar donde estaba. La manada se encontraba justo detrás de ella.

Un gran gruñido sonó por encima de todos, era Morana de espaldas a Soida, mostrando sus prominentes encías, dispuesta a dar su vida por defender a su hermana.
La luna eclipsó el sol, Soida vació sus pulmones, apuntó, lanzó la flecha atravesando el cielo y cortando el aire.

Cuando la flecha impactó con la luna una serie de hondas azules se desprendieron de la misma, volviendo a convertirse en pequeñas letras como luciérnagas. Rodearon a Morana, desprendieron una luz cegadora. Todos los presentes tuvieron que protegerse. Tanto los lobos como Soida.

Para cuando cesó la luz, se encontraba Morana en el suelo, nuevamente como una inocente e indefensa niña pequeña. La manada se alejó de aquel lugar, ya no había nada que le interesara allí. Volvieron a los alrededores de la cabaña.

El aleteo de las letras con forma de luciérnagas se colocó como una inscripción nuevamente en la cabaña. Allí casi sin esperarlo estaba Tiara, vio como aquel aleteo volvía, lo miró fijamente, tenían un poder hipnótico, similar al de un fuego encendido.

Para cuando se posaron sobre la cabaña Tiara comenzó a leerlo casi sin querer. Cuando un estruendo resonó en el cielo e hizo temblar toda la región. La manada había llegado para recibir a su nuevo miembro: Tiara
FIN.