Pero vamos, de Vulcano y la #Vulcanalia ya habla mucha gente. Yo prefiero recordarlo como el viejo verde que se casó con la más bella de las diosas y que ésta, logicamente, buscó a un jovencito que "la entendiese".
Y ese jovencito no será otro que Marte, el aguerrido dios viril. Una especie de Chuck Norris mitológico.
Venus y Marte tenían muchos encuentros.
La relación Marte - Venus está tan presente en la mitología que en muchos autores parece que era la relación legítima.
La cuestión es que el triángulo amoroso entre Marte-Venus-Vulcano será un tema bastante tratado en el arte, como vemos en este cuadro de Tintoretto en el que se observa a Vulcano mirando el pubis de su mujer mientras Marte está escondido bajo la cama
Y sí, digo pubis, porque estamos en horario infantil.
Pero vamos, que Vulcano se olía la tostada. Era lógico, el estaba todo el día en la forja, llegaba reventado y su mujer, joven y sensual, quería una marcha que él ni en sus años de zagal iba a darsela. Pero tenía su orgullo, así que se planteó pillar a los amantes durante el acto
Fue Apolo quien, una mañana cuando salió con su carro arrastrando al sol por el cielo, encontró a los amantes aún en la cama. Apolo se chivó a Vulcano, quien sabiendo donde era el escenario amoroso, tejió una finisima cadena de hierro que atraparía a los amantes justo en el acto
Y efectivamente, los amantes no pudieron reprimir sus ganas y volvieron a la cama para uno de sus encuentros nocturnos. El plan de Vulcano funcionó (porque era cornudo, pero no tonto) y los atrapó en una posición muy comprometida.
La idea de Vulcano era capturarlos y mostrar publicamente a los dos amantes, a su mujer casquivana y al niñato lujurioso, y así hizo para delirio del resto de dioses que se rieron de la pareja.
Por eso recordamos a Vulcano; porque era feo, cojo, cornudo y más viejo que un bosque, pero te echabas unas risas con él muy buenas.
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